6 de enero de 1991

(Epifanía)

(Mientras me encontraba en la iglesia ortodoxa, dije a Jesús: “Me hubiera gustado tener buena voz para poder cantarte en el coro de la Iglesia”. Jesús respondió: “Cántame con tu corazón. Me alegra mucho más oír a tu corazón cantar para Mí”.)

(Más tarde, mis ojos se paseaban por todos los iconos y los frescos de las paredes. Estaba pensando: “¡Fantástico! Fíjate en toda esa grandiosa Santa Familia de la que un día formaremos parte: ángeles, santos, nuestra Santa Madre y la Santísima Trinidad. ¡Qué Santa Familia tan maravillosa!”. Y mi alma anhelaba estar ya con ellos, formar parte de la familia y estar en constante adoración a la Santísima Trinidad.)

¡Oh, Dios!
¡Déjame formar parte de esa Familia Celestial!
Orad por mí, Santos Ángeles, orad para que un día
pueda estar yo con vosotros en el Cielo
y unirme a vosotros y a los santos,
en una constante adoración al Santísimo.
Orad por mí, santos del Altísimo,
para que aprenda a amar a Dios hasta la perfección.

¡Oh, dulce Madre Santa! Intercede por mí
y enséñame a ser sumisa y obediente a mi Padre,
a fin de que pueda hacer Su Voluntad.

¡Oh, Santísima Trinidad! Fuente de Amor Sublime,
Fuente de Ternura Inagotable,
ven y enséñame a tener intimidad Contigo,
uniéndote a mí en Tu Espíritu de Amor.
Prepárame para esa Hora,
porque la noche ya casi ha acabado
y la verdadera Luz está a punto de llegar.

Padre Santo, no ruego sólo por mí,
sino también por toda la humanidad.
Puesto que todos somos Tus hijos,
Te ruego que nos mires con Misericordia.
Padre Eterno, enséñanos a amarnos los unos a los otros,
para que podamos hacer Tu Santa Voluntad,
y ser legítimamente llamados hijos Tuyos.
Amén.

Amadísima hija, Yo Soy el que Soy. Con total Compasión y con gran Fuerza, Mi Bondad y Mi Amor os están siendo revelados, ahora, a todos.

Os estoy revelando Mi Santo Rostro, sin reserva, para purificar a un pueblo que no sabe distinguir su mano derecha de la izquierda, y que vive en una profunda oscuridad y maldad. Vuestro Abba os está llamando incesantemente.

Yo soy Amor. Si al menos quisierais escucharme hoy…

Señor Jesucristo,
Amadísimo Hijo de Dios, Sagrado Corazón,
bendito sea Tu Nombre.
Sagrado Corazón,
ayúdanos a llevar nuestras cruces, en este mundo,
y a ser sumisos al Padre,
como Tú fuiste sumiso y obediente al Padre
hasta el final.
Amén.

Yo, el Señor Jesús, te bendigo. Yo soy la Palabra y la Palabra se te dio e hizo Su Morada en ti. Por eso, santificaos para que la Palabra pueda venir a habitar en vosotros.

Oh, Espíritu Santo de Verdad,
desciende sobre nosotros
y sé nuestro Guía y nuestro Santo Compañero.
Espíritu Santo de Amor,
ven a nosotros y enséñanos a permanecer
en el verdadero Amor de Dios.
Recuérdanos el Verdadero Conocimiento,
ese Conocimiento que el Padre nos había dado,
pero que hemos perdido por nuestros pecados.
Espíritu Santo de Paz, danos Tu Paz,
una Paz que el mundo no puede dar.
Haz de cada uno de nosotros,
vasos de Luz y “artífices de Paz
para que, cuando trabajemos por la Paz,
seamos capaces de sembrar las semillas
que darán frutos de santidad.”1
Amén.

Bienamada, te digo solemnemente que Yo, el Espíritu Santo de Verdad, os proveo día y noche, noche y día, con considerables gracias para ayudaros a todos en vuestro camino hacia la perfección. Puesto que Yo soy vuestra Vida, permitidme dirigiros y ser vuestro Guía en este exilio en el que estáis viviendo. Yo puedo ser vuestro Oasis en vuestro desierto. ¡Oh, qué poco Me conoces, creación! Pasas toda tu vida buscando tu felicidad en cosas fútiles, mientras que Yo, el Omnipresente, te ofrezco Amor, Gozo, Paz y Libertad para liberarte de los calabozos del Mal. Mis Gracias son múltiples, sin embargo, no percibís Mi Presencia, ni cuántas gracias puede obtener vuestro espíritu de Mí. Pido a mis fieles oraciones para la salvación de las almas. Todo desaparecerá un día, todo se desgastará como un vestido, pero vuestras almas permanecerán para siempre.

La Cosecha está a punto, y pronto vendrá el Segador a recoger Su Cosecha. Estad preparados para el Segador.


1 St 3,18.