20 de octubre de 1990

¿Jesús?

Yo Soy.

Todo lo que te pido es amor. Este es Mi Tema, necesito cada gota de amor de tu corazón. Quiero todo el amor que tengas, para redimir a los que se están dirigiendo a los fuegos eternos. Cuando digo: “Revive Mi Iglesia”, o “Embellece Mi Iglesia”, o “Une Mi Iglesia”, quiero decir que ores, ores, y ores incesantemente, que ores con el corazón, que Me ames fervientemente. Y con tus expiaciones, que se unirán a las de Mis santos mártires, Me glorificarás. Sí hija, con tus expiaciones y tus oraciones fervientes, ofrecidas a Mí con amor, puedes modificar desastres venideros. Puedes modificar desastres naturales, puedes extinguir la ira llameante de Mi Padre. Dios puede apaciguarse, puede apaciguarse con tus plegarias. Tú puedes embellecer Mi Iglesia. Puedes reunir a Mi Pueblo bajo Mi Nombre, para celebrar la Misa alrededor de un solo altar. Puedes reparar el cayado de su pastor, ese cayado que primero rompieron por la mitad y después hicieron astillas. Para los hombres, esta unidad parece imposible, pero para Mí, todo es posible. Así que ora y expía por tus hermanos.

Yo necesito almas víctimas, necesito almas generosas que retribuyan el mal con amor, que retribuyan el mal con sacrificio propio. Por lo tanto, ofrecedme vuestra voluntad y Yo haré de vosotros Mis instrumentos de Paz y Amor. Yo haré de vosotros Mis instrumentos de Reconciliación y de Unidad.

Señor,
nuestras propias apostasías nos acusan.
Perdónanos y ayúdanos a reparar.
Devuélvenos al amor
de nuestros días nupciales, aquellos primeros días,
y recuérdanos el afecto
que Te teníamos en nuestra juventud.
No permitas más
que nos venza ningún mal…

Sí, ofréceme tus oraciones y Yo restauraré Mi Casa, que es también tu Casa. Sé leal y se te concederá ese favor especial. Como en la Transfiguración, Yo transfiguraré Mi Iglesia para que recupere toda la radiante gloria de Su juventud, en Sus días nupciales. Haré todas estas cosas en atención a Mi Santo Nombre. Os uniré para demostrar Mi Poder.

Señor, también hay otras cosas. Ya te lo pedí antes, pero me gustaría pedírtelo de nuevo,¡y no sé cómo decirlo!

¡Yo abriré tu boca y hablarás!1

Señor, ¿no has dicho que el Abogado, el Espíritu Santo nos enseñará todo y nos recordará todo lo que Tú nos has dicho? Además, ¿no dice la Escritura: “…En la Iglesia, Dios le ha dado el primer lugar a los apóstoles, el segundo a los profetas”2…? Y ¿no dice la Escritura, “hay un resto, elegido por gracia? Y si es por la gracia, ¿no lo es por las buenas obras, ya que de otro modo la gracia no sería ya gracia”?3 Y, por último ¿no dice la Escritura: “…en todas vuestras reuniones, que todos estén preparados con un Salmo, o un Sermón, o una Revelación…”?4 Entonces Señor ¿por qué, hoy en día, la mayoría de las revelaciones proféticas o privadas son menospreciadas por algunos sacerdotes? ¿Por qué las miran con un ojo en vez de con los dos? Y, ¿por qué algunos sacerdotes e incluso obispos, atacan con desprecio Tus Mensajes?

En realidad, hijita Mía, están luchando contra Mí, porque están suprimiendo al Abogado. Hija Mía, esas personas no se están oponiendo a ti, no, ángel Mío, no lo están haciendo: se están oponiendo a Mí, no a ti. Si te ignoran, flor Mía, es porque has crecido en medio de su desierto. Ellos no te regarán para que te marchites y desaparezcas. No obstante, siguen olvidando que Yo Soy tu Devoto Guardián.

Vassula, te recordaré la parábola del banquete nupcial5. Hija, muchos son llamados, pero pocos son elegidos. Creer es una gracia que Yo concedo. Tener fe es también una gracia dada por Mí. Éstos son los Tiempos de Gracia y Misericordia, son los Tiempos en que Mi Espíritu Santo se derrama sobre vosotros. Éstos son los Tiempos en que Mi Espíritu Santo os sacará de vuestra gran apostasía, para desposaros. La miseria de vuestra era se os caerá como una cáscara porque, con Mi Propia Mano, desenvolveré vuestro sudario para revestiros de vuestros trajes nupciales. ¡Siente Mi deleite, Vassula Mía! ¡Siente cómo Me alegro ya de este próximo acontecimiento!

Mi Espíritu Santo vendrá a traer Fuego a la tierra y ¡cómo deseo que ya estuviera ardiendo! Estos son los Tiempos de las Bodas de Mi Espíritu Santo. Estos son los Tiempos en que vuestro Rey de Paz está enviando a Sus servidores, Sus ángeles, Sus profetas y Su Corte Celestial, para que vayan a los cuatro rincones de la tierra a invitar a Sus amigos a Su Banquete, en Su Reino, y a ofrecerles Su Maná Celestial.

He estado enviando a Mis mensajeros con toda rectitud hasta sus mismas puertas, para anunciar Mi Retorno, pero muchos de vosotros no los creyeron y los trataron de impostores. Otros no quisieron venir porque pusieron el honor de los hombres antes que el honor que viene de Mí. Puesto que Yo os he invitado y vosotros Me habéis rechazado, puesto que os he hecho señas y vosotros no habéis querido enteraros, puesto que habéis ignorado todas Mis súplicas y rechazado el ofrecimiento del Amor, llenaré Mi Casa y daré Mi Reino a los desechos de vuestra sociedad, para confundiros a todos. Les devolveré la vista y los sanaré. Les abriré totalmente las puertas de Mi Casa para dejarles entrar.

Mis mensajeros llamarán a voces por las calles y en las plazas públicas. Serán enviados por Mí para invitar a los cadáveres que encuentren en cada esquina, y los que nunca han sabido de Mí, Me verán; y los que nunca han oído de Mí, escucharán y comprenderán. Los que nunca Me buscaron, Me encontrarán. Así como te he revelado a ti Mi Santo Rostro, hija, Me revelaré igualmente a aquellos que no Me consultaron. ¡No queréis saber nada de Mi Espíritu! ¡Ni tampoco de Mi Corazón que os ofrezco en Mi Mano! Os digo esto ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, podáis creer que Yo Soy El que Soy.

Mi Reino os será arrebatado y será dado a un pueblo que consideráis despreciable y necio, los desechos de vuestra sociedad. Y Mi Casa será reconstruida y levantada por aquellos que llamáis simples de mente. Ellos, con su amor, restaurarán las ruinas de Mi Casa y todo lo que ha sido devastado, y será Mi Espíritu Santo quien los pastoreará y los consolará… La ciudadela de los orgullosos caerá pronto en un montón de polvo… La Justicia prevalecerá. Ora por esos pastores. Ora por su conversión. Bendita seas, hijita Mía. Ya no tardaré mucho. Pronto Me verás cara a cara.

Yo Soy.


1 De pronto brotó de mí un torrente de palabras.
2 1Co 12,28.
3 Rm 11,5-6.
4 1Co 14,26.
5 Mt 22,1-14.