24 de septiembre de 1990
La paz esté contigo. Vassula, Yo nunca te fallaré. Prolonga tus plegarias, pues eso agrada a Mi Corazón. Di:
“Jesús, Tú que me has salvado, bendito seas.
Jesús, Tú que me alimentas, bendito seas.
Jesús, Te amo enséñame a amarte más.
Amén.”
Acaríciame con palabras sencillas pero que salgan de tu corazón. ¡Ah, amadísima Mía! Bendíceme incesantemente. Descansa en Mi Corazón y consuélame como Yo te consuelo. Esto, Vassula Mía, es lo que necesito ahora.