9 de febrero de 1990

(Mensaje para la reunión de oración en Sion, Suiza, en el convento de los Capuchinos:)

La paz esté con vosotros. Todo lo que pido de vosotros es amor. Amadísimos hijos, soy Yo, vuestro Jesús, quien os ha dado tantos mensajes para recordaros Mi Ley, para recordaros quién Soy Yo. Si hacéis de Mi Palabra vuestra morada, vuestra alma se elevará a Mí y llegaréis hasta Mí. Venid a Mí antes de que vuestro espíritu os falle. Venid a reflexionar acerca de todo lo que os he estado dando. Venid a considerar Mis Deseos. Buscadme, estad sedientos de Mí. Venid a meditar todo lo que Yo os he dado, y tomad en serio Mis Palabras. Deseo que pongáis activamente en práctica todo lo que Yo os he dado, y que lo atesoréis.

Ah, queridísimos hijos… Si tan sólo supierais lo herido que se siente Mi Corazón cada vez que uno de vosotros pospone Mis deseos para más tarde… Si tan sólo conocierais lo que os he ofrecido y os sigo ofreciendo, vuestro gozo sería completo. Alabadme a Mí, vuestro Salvador, día y noche. Alabadme por haberos alimentado con Mi Propia Mano. Os he escuchado desde lo alto y por eso he acudido en vuestra ayuda. Entonces, ¿no Me vais a escuchar vosotros? Aceptad y someteos a Mis Enseñanzas y a esos deseos Míos que he plantado en vosotros como semillas. Por tanto, haced lo que Yo, vuestro Salvador, os pido, y no os contentéis sólo con escuchar Mis Mensajes, engañándoos a vosotros mismos.

Queridísimos: a vosotros, amados de Mi Alma, os digo solemnemente que deseo oraciones que salgan del corazón. Deseo que oréis por todos los obispos y los sacerdotes. Deseo que escuchéis todas las enseñanzas de aquellos que Me representan. Deseo que ayunéis y hagáis penitencia. Deseo que recibáis Mi Santa Eucaristía lo más a menudo que podáis. Deseo que vayáis a confesaros al menos una vez al mes. Deseo que leáis diariamente un pasaje de las Escrituras. Deseo que reparéis por los demás con sacrificios. Deseo que recéis el Rosario y, si es posible, las tres partes. Mi propósito es haceros volver a la divinidad y que viváis santamente, porque Yo soy Santo. Estos son Mis Principios. Deseo vuestro abandono diario.

Yo soy la Fuente del Amor y todos podéis extraer de Mi Corazón para dar este Amor a los demás. Asimismo, quiero que aprendáis a adorarme y a recordar constantemente Mi Presencia. Mi Presencia es también un Misterio. Debéis recordar siempre que NUNCA estáis solos, Yo estoy siempre con vosotros. Alcanzad la perfección… Que esta tierra reseca prospere… No os pido cosas desconocidas para vosotros, ni que estén fuera de vuestra capacidad. Os pido todo lo que es santo, y todo lo que Yo tengo es Santo. Mi Cuerpo es Santo, por tanto, venid a comer Mi Carne y a beber Mi Sangre, porque no rechazaré a quienquiera que venga a Mí. Yo soy el Pan de Vida.

Orad para que el maligno no pueda engañaros. No dejéis que Mis Ojos se empañen de dolor. Proclamad Mi Amor desde el tejado de vuestras casas. Proclamad que Mi Amor es más delicioso que el vino. Yo os recordaré que todos vosotros tenéis un Padre en el Cielo que os ama infinitamente y que Su Nombre es como mirra que fluye de Él para ungiros y bendeciros. Su Nombre es: Amor. Bendigo a cada uno de vosotros, dejando Mi Suspiro de Amor en vuestra frente. El Amor os ama y está con vosotros cada día.

Sed uno.

(Mensaje de Nuestra Santa Madre:)

La paz esté con vosotros. Amadísimos hijos Míos, haced lo que el Señor os pide que hagáis. Orad por Mis otros hijos e hijas que están lejos de Nosotros. Orad por su conversión. Buscad siempre lo que es santo.

Sed como los girasoles que buscan el sol y se vuelven a él siguiendo la Luz. Considerad lo que el Señor os ofrece y alabad Su Santo Nombre. Acercaos todos los que deseáis que Él esté muy cerca de vosotros y saciaos de Sus Frutos. Dios es vuestro Creador y también puede ser vuestro Educador.

No dejéis de orar cuando todo os vaya bien, orad incluso en medio de vuestra alegría. Venid a alabarle, venid a exaltarle. Dios es también vuestro Guardián, confiad en Él y nunca os fallará porque Su Luz es vuestra Guía en la oscuridad. Observad Sus Mandamientos, amadísimos, sed dóciles en las Manos de vuestro Padre. Aceptad con fervor la Sabiduría como Educadora y Guía vuestra. Creced en Sabiduría, creced en el Espíritu del Señor a fin de que podáis estar en paz y en perfecta unión con Él.

Un consejo más para hoy: seguid el sendero de la Fe observando la Ley. Por favor, vivid Nuestros Mensajes, meditad Nuestros Mensajes. Sed conscientes de la gran alegría que nos da a Jesús y a Mi enseñaros, pero Nuestra alegría no será completa hasta el día en que hayáis vencido totalmente vuestro letargo y os abandonéis enteramente a Dios, confiando en Él.

Yo os bendigo a cada uno. Recordad Nuestra Santa Presencia, no Nos dejéis atrás… Orad, amadísimos hijos Míos. Llenad vuestros días con la Presencia del Amor.