7 de noviembre de 1989

¿Jesús mío?

Yo soy. La paz esté contigo. Recíbeme de la manera que te he enseñado. Flor, ámame, absórbeme, recíbeme y sé Mi reflejo, paloma Mía.

Señor, ¡hazme comprender por qué hay faltas de ortografía!

Vassula, esas faltas son tuyas, no Mías. Yo te he escogido porque eres imperfecta y estás llena de debilidades. Yo, Dios, escojo como instrumentos Míos a los débiles porque Mi Poder se manifiesta más que nunca en la debilidad.

Sin embargo, de vez en cuando me das palabras nuevas que yo desconozco.

Lo hago cuando es necesario. Te tengo bajo Mi dictado, pero es erróneo creer que ésa es Mi letra.

Entonces, ¿por qué esa diferencia de letra, Señor?

Yo lo prefiero así. Utilizo Mis instrumentos tal como son, con todas sus imperfecciones y todas sus debilidades, para dictarles Mi Conocimiento y alimentarlos a ellos y a los demás con Mi Palabra. Yo sé que muchos de ellos toman Mis Palabras, que son muchas veces simbólicas, al pie de la letra, pero esto también refleja su debilidad, su obediencia, su fe-de-niños en Mí y su deseo de agradarme. Dichoso el hombre que se mantiene firme cuando llegan las pruebas1.

Ven, hijita Mía, permíteme utilizarte como Me plazca. Todos tus sacrificios no serán en vano. Sé uno Conmigo. El Amor te ama.


1 St 1,12.