31 de octubre de 1989
Bienamada, la paz esté contigo. Escúchame:
Yo enseño con amor. Te he enseñado con Sabiduría, te he elevado y te he formado. Permanece en Mi favor y Mi disciplina. Todo vendrá de Mí. Permanece inamovible en Mis Enseñanzas.
Vassula Mía, aplaca la ira de Mi Padre agradándole, retribuyendo el mal con amor. Aplaca Su Cólera contra esta generación malvada, con tu amor. Revélame en ti para que evangelices con amor para el Amor. Dios-está-contigo, hijita Mía. Has sido designada para evangelizar. Yo escojo la debilidad para mostrar Mi Poder, y la pobreza para mostrar Mi Riqueza y Mi Sabiduría. No reclames nunca nada para ti, permanece siendo nada, redúcete aún más ahora, para que yo pueda llevar a cabo Mi Obra.
¿Señor y Salvador mío?
Yo soy. Paz, hijita Mía, no temas. No temas nunca Mi Presencia. Témeme sólo si te rebelas contra Mí. El que no está Conmigo, dispersa. Piensa en esto. La Revelación que os doy no dispersa, reúne. Mi Revelación os une en un solo Cuerpo. Recibe Mi Paz, hijita Mía. Continúa siendo nada y permanece en Mí. Yo, el Señor, te bendigo.
(Esto se refería a las dudas que tengo de vez en cuando, temiendo estar en un error…)
(Me incliné sobre la estatua de Nuestra Señora de Fátima que tengo sobre la mesita donde escribo. Me acerqué a Su oído derecho y le susurré: “Sabes, Jesús me ha dado a guardar algo muy precioso ¡Tiene que ver con la Glorificación de Su Cuerpo y es también para la salvación de las almas! Por eso vengo a Ti, querida Madre, a preguntarte si puedes Tú guardarlo, protegerlo y defenderlo por mí. Sí, es la Revelación del Señor: La pongo enteramente en Tus Manos. Mientras tanto, debo continuar la obra del Sagrado Corazón de Jesús. Él es Quien me ha suscitado para esta misión y Quien me ha formado. Pronto los muertos dejarán sus tumbas al sonido de Su Voz, todo ello para Su Gloria. Pronto una Nación resucitará, una Nación consagrada en Tu Santo Nombre, porque esto fue anunciado hace ya mucho tiempo.”)
Hijita Mía, nada va a interferirse en el Amor de Dios por la humanidad, aunque estés preocupada y seas perseguida y atacada. Sé prudente y obedece a Dios. Nadie tiene derecho a acusar a quienes Dios escoge. Yo protegeré esta Revelación como protejo todas las demás Revelaciones de Dios. Confía en el Santísimo. Él cuida de Sus Obras.
Revela el Amor de Dios, sin temor, Vassula Mía. Ven, permanece en constante oración al Padre.
Te doy gracias y Te bendigo, Santa Madre.