5 de abril de 1989

¿Jesús mío?

Yo soy. ¡Ah, cómo Me llenan de gozo estos momentos que vienes a Mí, ofreciéndome tu voluntad! Quédate Conmigo y escribiré a Mis hijos.

(Jesús me dicta aquí el mensaje para la reunión de oración que tendrá lugar el 21 de abril de 1989.)1

La paz esté con vosotros. Yo soy el Señor, Yo soy la Palabra y estoy en medio de vosotros. Sentid Mi Presencia, hijitos Míos. Mi Sagrado Corazón se alegra de veros a todos reunidos, todos en uno2. Pienso haceros progresar en el Camino de la Santidad. A los que aún no han entrado en Mi Camino, no los dejaré atrás, volveré a buscarlos. Iré a buscaros a cada uno y os mostraré Mi Camino de Rectitud y de Santidad. Os levantaré y os llevaré en brazos. Como un padre tierno, os educaré y os enseñaré Mis preceptos. Os enriqueceré con Mi Espíritu de Amor.

Yo, que soy el Maestro del Amor, os enseñaré a amarme plenamente y a amaros los unos a los otros como Yo os amo. Éste será vuestro primer paso hacia Mí. Os miro a todos como a Mis hijos pequeños que apenas saben caminar solos. Os ofreceré Mis dos Manos y vosotros pondréis vuestras manitas en las Mías, y juntos, juntos vosotros y Yo, daremos los primeros pasos hacia adelante… ¿Sabéis lo que estoy disfrutando desde ahora?3 Yo os haré progresar y embelleceré vuestra alma, llevándola a la perfección si estáis dispuestos a abriros enteramente a Mí. Permitidme enseñaros Mis estatutos, y os explicaré cómo guardar Mis preceptos. Abriré las Puertas de las Virtudes a todos los que deseen aprender. Sí, Yo Mismo, con Mi Propia Mano, pondré Mis Frutos en vuestra boca. Aferraos a Mí y Yo os rescataré en estos tiempos difíciles en que se ha dejado suelta a la Furia, estos tiempos en que muchos caen en la confusión, sin distinguir su mano izquierda de su derecha.

Hoy más que nunca el maligno y los demonios rondan por cada rincón de esta tierra, tratando de engañaros a todos, tendiendo trampas para haceros caer. Ésa es la razón por la que os pido que oréis incesantemente. No dejéis que Mi adversario os encuentre dormidos. Estad en guardia en estos días. No le dejéis tampoco hallar un hueco en vosotros. Llenaos de Mi Palabra, de Mi Amor, de Mi Paz, de Mis Virtudes. Venid con frecuencia a recibirme en la pequeña Hostia blanca, con pureza, para que no cedáis a la tentación.

Orad incesantemente. Yo conozco vuestras necesidades mejor que vosotros mismos, incluso antes de que Me lo pidáis. Yo conozco vuestro corazón. En toda posible ocasión volveos a Mí y orad, orad para reparar y compensar la falta de oraciones en esta tierra4. Que vuestras oraciones sean la armadura que os proteja de todo el mal que ronda alrededor de vosotros. Desarmad al demonio con amor, que el amor sea vuestra arma, que la paz esté inscrita en vuestra frente a fin de que todos puedan verla. Deberíais hacer de cada parte de vuestro cuerpo un arma, combatiendo a Mi lado, y entonces el pecado ya no dominará vuestra vida. Que Mi Palabra sea vuestra Lámpara. Difundid Mi Mensaje de Amor y de Paz por todos los rincones del globo, para llegar a los corazones y convertirlos. Que aquellos que aún no Me conocen vengan a ver la Hoguera de Amor que es Mi Sagrado Corazón. Venid a sentir Mi Sagrado Corazón Inflamado de Amor, y cuando lo hagáis, aunque vuestro corazón esté petrificado y árido por falta de amor, Yo, con Mi Llama de Amor, haré que se convierta en una antorcha viva.

Amadísimos y benditos de Mi Alma, ¡cómo sufre Mi Corazón al ver que algunos de vosotros se resisten a Mí, todavía! Mirad, ¿se ha sabido jamás que Yo fuera infiel? Yo soy El Todo-Fiel, que jamás os niega ni os abandona en momentos de aflicción. Nunca os he abandonado. Os perseguiré como un joven persigue a su amada, porque soy vuestro Dios Fiel que os mira desde lo alto con gran amor. Venid a Mí y ofrecedme vuestros sufrimientos con amor. Yo y vosotros, vosotros y Yo, compartiremos esos sufrimientos.

Hijas e hijos Míos, ¿queréis que recemos juntos el “Padre Nuestro”? Antes de hacerlo, recogeos y orad lentamente desde el fondo del corazón. Que esta oración llegue al Padre. Meditad lo que decís. Orad, Yo os escucho… (…) y Mi Reino vendrá y Mi Voluntad se hará en la tierra como en el Cielo.

Yo sustituiré la presente oscuridad por luz. Sustituiré la maldad por el amor, y este letargo por un vívido resplandor que guíe vuestros pasos. Yo no os fallaré. Sanaré vuestras llagas y lavaré vuestras manchas con Mi Ternura. Venid, pues, a Mí, y amadme. Que vuestro amor extinga Mi Llamarada de Justicia, que vuestras oraciones desde el corazón alivien Mis Llagas, que vuestras oraciones se eleven al Cielo como el incienso, glorificándome y alabándome. Reparad las faltas de otros que vienen de noche a destruir Mi Viña, impidiendo que produzca Sus Racimos. Haced el bien y cesad de hacer el mal. Cualquier cosa que hagáis, hacedlo para Mi Gloria.

Venid, amadísimas almas, a compartir Mi Cruz Conmigo. Mi Cruz clama por el Amor, la Paz y la Unidad. La llevaremos juntos, vosotros y Yo, Yo y vosotros, unidos en el Amor. Yo, vuestro Señor Jesucristo, os doy a todos Mis bendiciones. Sed Uno.

(Más tarde:)

Flor, te doy Mi Paz. Mi Espíritu está sobre ti. Renueva Mi Iglesia, como en el comienzo, en los tiempos antiguos, con el Amor entre vosotros hasta Mi Retorno. Resucita a los muertos con amor y paz, que esta tierra de fantasmas dé a luz una nueva vida. ¡Ah, bienamada! ¡Cómo anhelo Mi Día Glorioso!

(Más tarde nuestra Santísima Madre dio su mensaje para la reunión.)

Alaba al Señor, hijita Mía, por darte Sabiduría…

¡Alabado sea el Señor por Su Misericordia, por Su Amor y por compartir Sus Obras conmigo!

He aquí Mi Mensaje para Mis pequeñas almas:

“La paz esté con vosotros, hijos Míos. Amadísimos, acercaos a Dios con sencillez. Sed como niños, porque el Señor se deja encontrar por los que no Le ponen a prueba. Él se manifiesta a los humildes y a los que no desconfían de Él. Sabéis, hijos Míos, la Omnipotencia puesta a prueba confunde a los tontos. No, la Sabiduría no entrará nunca en un alma taimada.

“Abrid, pues, vuestros corazones al Señor y recibidlo con sencillez de corazón. Apoyaos en Él, porque así os estaréis apoyando en la Sabiduría. Aumentad vuestra fe en el Señor con la oración. El tener fe es también una gracia otorgada por el Señor.

“Amadísimos Míos, venid a Mi Inmaculado Corazón y Yo os daré descanso. Todos los que sufrís, todos los que sentís dolor, venid a Mí y Yo, que soy vuestra Madre, os consolaré, como cualquier madre consuela a su hijo en la aflicción. También haré aún más: intercederé por vosotros ante el Padre y no os fallaré nunca. Venid a refugiaros en Nuestros Corazones. Que esta corona de espinas que ahora asfixia Nuestros Corazones pierda sus espinas y produzca nuevos brotes que se abran en flores. Tened fe en Dios, confiad en Él.

“Yo os bendigo a todos, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Aquí está San Miguel.

Hijos de Dios, no escuchéis a Satanás ni converséis con él. Mentir es conversar con el demonio. Acumular la cólera en vosotros es dar pie al diablo. No dejéis que vuestra lengua sea la causa de vuestras caídas. Invocadme y Yo intercederé por vosotros. Tened confianza en Dios y en Su Infinita Misericordia.

Os bendigo a todos.


1 Jesús Me pidió que les leyera Ef 4,17-32 y 5,1-20.
2 Aquí Jesús se refiere a todos los cristianos: católicos romanos, protestantes y ortodoxos.
3 ¡Jesús parecía tan feliz!
4 Rm 6,14.