3 de marzo de 1989
(Mensaje de María, para la reunión).
La paz esté con vosotros, amadísimos Míos. Hoy os pido que perseveréis con Amor.
Quiero animaros a todos. Glorificad a Dios, permaneciendo fieles a Él. Dedicaos enteramente a Dios. Que esta llama, que ahora es vacilante, se reanime y llegue a ser una Antorcha Viva para que todos los ojos la vean. Sed firmes en vuestra fe y abrid totalmente vuestros corazones al Señor, y recibidlo con alegría. Alabad al Señor por haberos dirigido Sus Llamadas Misericordiosas.
No esperéis ninguna nueva revelación. Sus Llamadas son solamente un Recordatorio de la Verdad Divina, un recordatorio de cómo vivir santamente, un recordatorio de que Dios es Amor. Dios os está recordando las Verdades Fundamentales. Por lo tanto, llenad vuestras mentes con todo lo que es verdadero y puro. No dejéis ningún espacio vacío dentro de vosotros, no sea que venga el Tentador a engañaros. Llenaos, pues, del Divino Amor de Dios, porque fuisteis creados para amar.
Orad por la Paz, orad por la conversión de vuestros hermanos, orad por un amor más grande entre vosotros. Yo estoy a vuestro lado para ayudaros, e intercederé por vosotros. Por lo tanto, no vaciléis y venid a Mí. Yo soy vuestra Madre que siempre os ayudará. Venid al Señor con amor y Él os colmará de Su Paz. Pedid con amor y recibiréis. Orad con amor y seréis escuchados.
Recibid Mi Paz. Acordaos de vivir Nuestros Mensajes. Yo os bendigo a todos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(Mensaje para la reunión de oración en Biarritz. Me fue dado ahora para ser leído durante la Semana Santa.)
La paz esté con todos vosotros.
Yo soy el Señor. Bienamados, vengo a vosotros a través de Mi sierva y por medio de ella hablaré. ¡Ah, amadísimos Míos!, doy Mi Paz a esta casa… Venid, venid a escucharme ahora. Yo soy vuestro Dios y vuestro Creador que infundió la Vida en vosotros. Os he santificado con amor. Yo soy la Fuente del Amor Sublime y os he creado por Amor para que Me améis a Mí, vuestro Dios. ¡Almas! Me pertenecéis, sois Mi simiente.
Deseo que entendáis plenamente Mis Palabras. Creed en Mis Obras Santas, creed en Mi Amor Infinito y en Mi Misericordia Sobreabundante, creed en Mí. Yo desciendo por Misericordia para haceros revivir y para arrancaros de ese Letargo que cubre hoy vuestros ojos como un velo. Yo soy Jesús, y Jesús significa Salvador.
¿Cómo podría Yo veros deambulando hacia la más profunda oscuridad y no apresurarme a rescataros? Yo, que soy el Señor, el Santo de los Santos, y que estoy rodeado de innumerables ángeles de todas las jerarquías, postrados ante Mí, adorándome sin cesar, he dejado Mi Gloria y Mi Trono Celestial para descender a vosotros y salvaros del fuego eterno. He dejado el Cielo, Mi Reino, para venir a vuestro Desierto y a vuestra Desolación en esta tierra. Sí, he dejado Mi Trono, rodeado de querubines, para venir a nacer en la pobreza con el fin de liberaros. Yo, el Soberano a quien alaban los Cielos desde toda la Eternidad, acepté ser humillado por los hombres, ofreciendo Mi espalda para ser azotado. Les permití que Me ciñeran una corona de espinas. Les permití mofarse de Mí y escupir en Mi Santo Rostro. Les permití crucificarme. Todo ello por Amor a vosotros.
¡Oh, hijos del Crucificado! ¿Cómo podéis olvidar todo lo que Yo he hecho por vosotros? La Sabiduría había descendido para ser sometida por la fuerza y por la ley. Fui despreciado y rechazado por los hombres para cargar con vuestros sufrimientos. Fui clavado en el Madero para haceros libres a vosotros. Les permití traspasarme para liberaros. Acepté la muerte más dolorosa para que vuestra alma pudiera vivir y fuera capaz de compartir Mi Reino. Dejé correr Mi Sangre a raudales para que pudierais obtener la Vida Eterna. Por vosotros, Me dejé tomar por pecador.
Hoy Mis Llagas se han reabierto a causa de la iniquidad de esta generación. Llevo horas y horas llamándoos a la conversión. ¡Volved a Mí! ¡Yo os amo con un Amor eterno! Venid a hacer las paces Conmigo. Yo no os castigaré: os liberaré. Ya no os llamaré ‘Sin-Dios’: seréis llamados Mi Propiedad. No sois huérfanos, pues ya tenéis un Padre en el Cielo, el Padre más Tierno. Todo lo que os pido es que Me reconozcáis. Volved a Mí y os desposaré Conmigo para siempre. Os coronaré de Integridad, de Lealtad, de Pureza y de una gran Ternura. Os enseñaré a serme fieles, conquistando vuestro amor que guardaré en Mi Corazón para embellecerlo. Como un Esposo, os adornaré de Mi Amor y Mi Paz Amadísimos, no Me temáis. ¡Oh, venid! Venid a Mí. Caed en Brazos del Amor. No os reprenderé, estoy aquí para perdonar y olvidar. No seáis tan propicios a caer en las trampas de Satanás. Abrid vuestros ojos y mirad. Abrid vuestros oídos y escuchad Mi Clamor desde lo alto. Abrid vuestro corazón y comprended que soy Yo, Jesús, quien os llama Yo he creado vuestra alma para que viva eternamente. ¿Meditaréis sobre esto?
Yo soy Santo. Dichosas las almas revestidas de santidad, porque las Puertas del Cielo no se les resistirán. Pero, ay de aquellas almas que no se hayan purificado, sino que estén llenas de manchas: éstas no podrán entrar en Mi Reino. Convertíos y seguid Mi Camino escuchando Mi Llamada Misericordiosa. Meditad Mi Mensaje, vivid Mi Mensaje.
Yo, el Señor Jesucristo, os amo a todos. Os amo con todo Mi Corazón.
Os bendigo a cada uno.
(El siguiente mensaje fue dado por Nuestra Santa Madre para la misma reunión en Biarritz.)
¡Alabad al Señor! ¡Bendecid al Señor! Hijos, escuchad las Palabras de la Sabiduría. No neguéis jamás al Señor. Buscad la Verdad y no os resistáis a la Verdad. Preguntaos esto: “¿Por qué el Señor se ha anunciado a nosotros?”. Amadísimos, el Señor ha venido a vosotros por Amor y Compasión, porque hoy día muchos se han extraviado, sin saber adónde se dirigen. Vuestra era está muerta y Jesús busca vuestra alma para revivirla de nuevo. Permitid que se abran vuestros corazones, permitid que el Señor entre en vuestros corazones, ¿de qué otro modo podría Él sanaros?
Yo soy vuestra Santa Madre que llora día y noche por vuestras almas extraviadas El Señor os está dando innumerables Señales alrededor de la tierra para avisaros. Estáis viviendo en el Fin de los Tiempos. ¡Hijos, volved a Nosotros! ¡Escuchad Nuestras Llamadas!
Invocadme y Yo intercederé por vosotros. Venid a orar con amor. Aunque no Me veáis, Yo estoy siempre con vosotros, vuestro paso junto al Mío. Amadísimos, Nosotros estamos siempre Presentes. Agradad al Señor recordando Su Presencia.
Yo os bendigo a todos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(El Señor me indicó que les leyera el siguiente pasaje de las Escrituras: 2 Tm 3,1-17)
¿Jesús?
Yo soy. Siente Mi Presencia. El Amor te ama. Yo prepararé siempre tu camino en todas esas reuniones.
Permite que Mi Espíritu respire en ti. Yo te enseñaré a estar dispuesta, te enseñaré a no enaltecerte, te enseñaré a seguir siendo pequeña. Mi Espíritu está sobre ti. Yo deseo amor; amor para borrar la injusticia, amor para reparar el daño infligido a Mi Iglesia, amor para alimentar a Mis corderos hambrientos, amor para retribuir el mal, amor para apagar Mi sed insaciable. ¡Oh, hijita Mía! ¡Han de realizarse enormes reparaciones! Se deben hacer tremendas reparaciones, pero sois tan pocos los que sois sinceros y reparáis, sois sólo un puñado ahora. Sólo un pequeño resto de Mi creación es sincero. ¡Muchos de los que siguen Mis Señales sólo se sienten atraídos por lo sensacional y nada más! Incluso tú puedes distinguir1 esas almas.
Mis Señales no se os dan para causar sensación en esta tierra. Pido solemnemente a todos los que buscan sensacionalismos, que vengan a Mí humildemente, a orar. Venid a Mí sin buscar milagros, señales ni prodigios. Venid a Mí con oraciones, sed santos, arrepentíos y ayunad, en vez de llenar vuestra alma de vanas ilusiones. Luego, cuando no doy satisfacción a vuestro espíritu, Me volvéis la espalda por completo. ¿Dónde está el Espíritu del que os he dotado? Que vuestro corazón guarde Mis principios.
Bajad los ojos ante Mí, arrodillaos en Mi Santa Presencia y arrepentíos de vuestra maldad. Yo, el Señor, exaltaré a los humildes. Venid a Mí para escuchar Mi Voz. Venid a descubrir la Sabiduría, humilde y sinceramente. Mi Sagrado Corazón no se complace en los que buscan el sensacionalismo, ni en los que afirman obrar bien, pero vienen por curiosidad. ¡Qué poco van a aprender!
Hijita Mía, aunque seas incapaz de entender plenamente Mi Sabiduría, Yo he sido y soy tu único Maestro. Te hago progresar paso a paso, te estoy educando en los Caminos de la Sabiduría, te estoy guiando por las sendas de la virtud. No trates de volverte a la izquierda ni a la derecha, aférrate a todo lo que Yo te he dado.
Hijita Mía, te ofrezco Mi Paz. ¿Quieres besar los pies de tu Señor?
Sí, Señor
Ven, Yo estoy Presente.