28 de febrero de 1989
(Yo me sentía absolutamente árida, alarmantemente árida y fría.)
Vassula Mía, ¿cómo puedes dudar de Mi Amor? Permíteme posar Mi Dedo sobre ti. La Sabiduría te instruirá. Recuerda quién te está guiando. ¡Piensa! Permíteme utilizar la esencia de tu amor para calentar otros corazones que están fríos y no Me aman. Te he enseñado ya estas Obras Celestiales, ¿no es así?
Sí, me las has enseñado, Señor, pero me preocupa que esto suceda.
Yo estoy cerca de ti todo el tiempo, no tienes que temer, hija.
Ven. ¿Nosotros?
Sí, Señor.
Entonces, ¿cómo es que no te lo oigo decir? Ven, te recordaré Mi Presencia.