20 de febrero de 1989

(Hoy tiene lugar nuestra reunión de oración, de lectura de las Escrituras y de los Mensajes.)

¿Jesús?

Yo soy. Bienamada, sigue Mi programa. Yo estoy contigo todo el tiempo.

Ven, trabajaremos juntos. Nosotros.

(Más tarde:)

(Mensaje para la reunión de oración.)

Yo soy el Señor, vuestro Dios. Yo soy Soberano y estoy por encima de todo. Yo soy Aquel que os ha creado. Yo soy el Dios sin rival. Yo soy el Santo de los Santos. Innumerables ángeles de todas las jerarquías caen postrados ante Mi Presencia, adorándome sin cesar. ¿A quién Me podéis comparar? Todo el Cielo alaba Mi esplendor a lo largo del día. Estoy entronizado sobre los querubines, estoy revestido de Majestad y Poder. Yo soy el Verbo, la Verdadera Luz.

Sin embargo, con toda Mi Soberanía, con toda Mi Majestad, Yo, por gran compasión, desciendo y Me inclino para llegar a vosotros. Vengo a vosotros, nación tan altamente favorecida. Vengo a vosotros, amadísimos. Ante vosotros estoy, descalzo, extendiéndoos Mi Mano como un mendigo. Mendigo vuestro Amor, vuestra Paz y vuestra Unidad. ¿Escucharéis Mi Clamor?

Estoy Herido hasta ser irreconocible. Mis Llagas se multiplican continuamente por los perjurios, la iniquidad y la gran atracción hacia el pecado. ¿Por cuánto tiempo continuará Mi creación siendo impía y malvada? Yo pregunto a los que desafían Mis Mandamientos: “¿Qué haréis el Día del Castigo? ¿A quién acudiréis en busca de ayuda? ¿Dónde dejaréis vuestras riquezas?”1

Por Mi Infinita Misericordia y Mi gran compasión, he llenado los cielos de portentos. Estoy derramando sin cesar Mi Espíritu sobre toda la humanidad. Estoy dando visiones a vuestros jóvenes. Os estoy inundando de Señales y Gracias. ¿Sois conscientes de ello? He abierto Mis Reservas del Cielo para esta generación hambrienta. Comeréis todo lo que queráis, comeréis hasta saciaros.

Las Escrituras se están cumpliendo. Os estoy dando las Señales del Fin de los Tiempos y, sin embargo, muchísimos de los Míos se niegan a reconocer esas Señales… ¿Cómo es posible que no reconozcáis los Tiempos? Pero ahora, aunque la mayoría de Mis hijos Me hayan vuelto la espalda, aunque Me hayan abandonado, Yo, con un amor eterno, sin desfallecer jamás, los buscaré con afán. Nunca dejaré de llamar a cada uno repetidamente. Volved a Mí con todo vuestro corazón, ayunad y arrepentíos, abridme vuestros corazones y Yo os sanaré. Volved a Mí, vuestro Padre, y con la misma ternura con que un padre trata a sus hijos, Yo trataré a los que se arrepientan y vuelvan a Mí, porque soy muy Tierno con los débiles y muy Compasivo con los miserables. Yo estoy lleno de Piedad y soy rico en Bondad.

Oh, almas queridísimas, escuchad Mi Clamor desde lo alto: “Llenad vuestros corazones de Mi Amor Divino”. Llenad vuestros corazones y aprended a perdonaros unos a otros, ¡no os juzguéis los unos a los otros! Perdonándoos mutuamente comenzaréis a entrar en la Senda de la Unidad. Al no juzgar a vuestro prójimo, seréis llamados Verdaderamente Míos. Dejadme que Yo, vuestro Dios, Me alegre en vosotros, Mis corderos.

Yo os ofrezco Mi Paz. Tomad Mi Paz y compartidla con otros. Tomad Mi Amor y dejad que os envuelva como guirnaldas de flores. Hijos de Mi Corazón, cómo temo deciros esto, pero debo manteneros en la Verdad. A pesar de las súplicas que os he dirigido, a pesar de todas Mis advertencias, muchos continuarán pecando. Se están precipitando a la ruina de su alma.

Estáis viviendo en una era de rebelión y se ha dicho que, en vuestros días, “esa gente despreciará la religión y se burlará de la Promesa; esa gente de corazón endurecido se negará a escuchar”. Estáis viviendo los últimos días antes del Día de la Purificación. Estad atentos día y noche, no dejéis nunca de orar. Os digo solemnemente que los Días de la Purificación están al alcance de la mano.

Yo os amo a todos con un amor eterno y, por este Amor Infinito, desciendo a diversas partes de la tierra para advertiros. No Me malinterpretéis tomando estas advertencias como amenazas. Yo soy Santo y deseo que vosotros, que estáis modelados a Mi Imagen, viváis en Santidad. Desde el principio de los Tiempos, he suscitado santos y profetas para recordaros que Yo soy Santo. Os he preparado a todos para este Día, el Día de Mi Purificación, en el que Mi Espíritu de Fuego será enviado con fuerza sobre vosotros y limpiará toda maldad. Limpiará todo lo que no sea santo. Estad preparados para ese Día y escuchad Mi Clamor, escuchad Mi súplica.

Que el sabio entienda estas Palabras: Volved a Mí, regresad, Yo soy vuestro Refugio. Reconoced las Señales. ¡Reconoced esas Señales del Fin de los Tiempos! No os tapéis los oídos, no cerréis los ojos, reconoced los Tiempos… Recordad que Yo, el Señor, soy vuestro Refugio. Almas bienamadas, sed constantes.

Os bendigo a cada uno de vosotros. Bendigo a vuestros seres queridos.


1 Is 10,3.