Marzo de 1998<
p class=»vassula» style=»text-align: justify»>(Continuación del Mensaje precedente.)Vassula Mía, Yo, junto con Mi Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo, he estado descendiendo en Persona desde Nuestro Trono celestial de Gloria a la tierra, visitándote de esta forma para imprimir en ti Nuestro Tema de Amor.
Te hemos encomendado el deber de pasar Nuestra divina Palabra a muchas naciones, y así has hecho lo que se te pidió hacer. Has dejado casa y familia, comodidad y país por causa de Nuestro Nombre, queridísima Mía. Por ello, déjame recordarte el premio a la renuncia: sólo por esto, serás recompensada cien veces más y heredarás Mi Reino, que es vida eterna. Hija, a quien Yo confié este inmenso tesoro, no escuches las discusiones antagónicas sostenidas en Mi Nombre. Sé como una paloma que surca el aire, por encima de todo el griterío y el desgarro, por tanto, no te distraigas ni te perturbes por cosas externas. Vuelve tu mirada hacia Mí, recordando que Yo soy tuyo y que tú eres Mía.
No te disgustes cuando estés recibiendo menos gloriosos favores1 que en los tres primeros años, porque todo lo que se te hace es para Mi glorificación. Para preservar tu humildad, he realizado este acto de Sabiduría, quizás incomprensible para ti, pero Mi acto te dio al momento la libertad de venir a Mí y trabajar libremente para Mí. Mi acto te puso en una posición en la que puedes venir a Mí por tu libre voluntad, levantando tus pensamientos hacia Mí y ofreciéndome todo lo que puedes. Y mientras contemplo Mi Propia simiente, dando su vida como una oblación para muchos, no confiando en nadie más que en su Salvador, que resucitó su alma del valle de la muerte y la atrajo a una íntima unión en Su Corazón, Me alegraré de Mi simiente2.
Ahora, dime, ¿puede un hombre engañar a Dios?
No, jamás. Vestir de blanco todo el tiempo3 no hace a nadie más santo, ni más virtuoso o veraz.
Y, a pesar de todo, muchos están estafando los corazones de Mis hijos, y Me están estafando a Mí por su falsedad4. Os digo que, cuando llegue Mi Día, serán excluidos de Mi Reino; la sentencia se pronuncia por esos motivos. Te he dado, por Mi gracia, la facultad de discernir entre lo que procede de la Luz Verdadera y lo que procede de las tinieblas, pero te he dejado ver cuántos más se han dejado atraer por las tinieblas que por la Luz. Os he dicho esto para que, cuando llegue el momento de seleccionar, podáis recordar todo lo que os dije…5
Hazme presente a tus amigos. Tus amigos son Mis amigos, paloma Mía. Diles lo que su benignísimo Padre dice: diles que, si permanecen en Mí, en Mi Amor, su alegría será completa y todo lo que se esfuercen en su trabajo, por Mi Causa, aunque sean incapaces de completarlo o de tener éxito, debido a su fragilidad humana, Yo, como Padre, viendo su nobleza de pensamiento, tomaré en consideración sus buenas intenciones de querer agradarme. Y así Yo, a Mi vez, supliré lo que les falte, para que muchos crean en Mi Obra y en el Divino Tema de Amor. Creerán, no por ellos, sino por la evidencia de la perfecta Obra que se llevará a cabo por Mi Divinidad.
6Y tú, paloma Mía, contempla al Esposo que te ha elevado y te ha dirigido, por su Espíritu, en Su llamada7. Canta un salmo para Mí diciendo:
“Fuente de Agua Viva,
preserva mi alma en tiempos de confusión,
guarda mi alma adherida a Tu Corazón,
donde las Fuentes de Yahveh
refrescan y hacen exultar cada corazón
que viene a descansar
en este recóndito Centro de Amor.
¡Oh! Contemplad a Aquel que Me revistió
de Sus Vestiduras Imperiales8
con el fin de atraer incansablemente
nación tras nación,
para que se reúnan en un solo cuerpo,
alrededor de toda la Trinidad Bendita.
Contemplad Su infinita Misericordia,
que se complace incluso en mi miserable corazón,
como si no hubiera más criaturas que yo.
Bendito sea Yahveh, por siempre.
Amén.”
¡Sí! Te he dado Vida en Mi Divinidad, sofocando tus imperfecciones. Y ahora, juntada e inseparablemente unida a la Divinidad Misma, Yo te bendigo tres veces en Mi Nombre. Que tus logros aporten prosperidad a toda la humanidad. Hazlos, guardando Santo Mi Nombre, y vive en paz con todos.