2 de agosto de 1988
Yo, el Señor, tengo gran compasión, y Mi Misericordia está más allá de toda comparación. Mi Misericordia es Grande e insondable. ¡Creación! Vuestros pecados son negros como el carbón y, sin Mi Misericordia Infinita, Mi Justicia os habría llevado a la destrucción total. Estoy ahora a vuestras mismas puertas y entraré como un ladrón. Estad atentos a Mis Señales. Estad preparados.
Ora, Vassula Mía. Ora por los que todavía se resisten a Mí. Ora por los que Me ofenden y oscurecen el mundo, condenando a Mis corderos que andan por el buen camino. ¡Libéralos! Libéralos, trayéndomelos a Mí. ¡Ah, Vassula! Corderillo, quédate junto a Mí, permanece escondida bajo Mi Manto, escondida en Mi Corazón. La Salvación vendrá de Mí. Permíteme servirme de ti.
Sí, Señor.
(Santa María:)
Estate dispuesta. Hija recuerda Mi Presencia. Nosotros, por siempre jamás, nosotros juntos.