16 de octubre de 1988
(Fui a la Iglesia Anglicana de Lausana porque me encanta recibir de ellos la Sagrada Comunión. Todos vamos hacia el frente del altar donde nos arrodillamos. El sacerdote viene entonces primerio con la Hostia y luego de nuevo con un Cáliz con la Sangre de Jesús, y todos bebemos por turno. Me parece perfecto y exactamente el modo en que Jesús quiere que recibamos la Sagrada Eucaristía. – Pero como no dicen el Ave María, voy allí a saludarla sin que nadie en la iglesia lo sepa. Esa iglesia debe haber recibido la primera Ave María de su vida.)