28 de septiembre de 1986
(Hoy Jesús me ha dado una imagen muy clara de mí misma –una visión intelectual– perdida en medio de la nada. Estaba rodeada de tierra pantanosa, sin nadie alrededor, y mi espíritu parecía extraviado. Entre los árboles secos vi a Jesús que me buscaba.)
Estoy aquí; soy Yo, Jesús; te he encontrado. Ven, déjame que te indique el camino de regreso. Escúchame: Yo, Jesús, soy el Camino. Cada vez que te sientas perdida, llámame. Yo vendré a tu encuentro y te indicaré el camino. Yo soy el Camino.