26 de abril de 1988
(Ayer, mientras hablaba con mi hermana sobre lo que Dios quiere que yo haga, en el calor de la conversación me sorprendí diciendo: “O Babas mou ipé na…” Es decir: “Abba me ha dicho que…” En otras palabras, “Papá me ha dicho que…Me encontré llamando a Dios del modo más natural “Papá” en griego.
Me detuve en seco, porque vi a mi hermana mirándome atónita. Me llevé la mano a la boca y le expliqué que había llamado a Dios “Papá” sin darme cuenta, porque me siento tan cercana a Él, que con frecuencia digo que tengo dos familias, una que se me ha dado en la tierra y otra que vive allá arriba y es mi verdadera Santa Familia.)
Señor. ¿Deseas que ayune? ¿Servirá de ayuda, Señor?
¿Quieres hacerlo?
Si Tú lo deseas…
Sí, lo deseo. Ven, te ayudaré a ello.
Vassula, cuando Me llamaste Baba1 recibí esta palabra como una joya. Qué poco te ima- ginas lo que me atrae la sencillez. Sí, te he llamado “descalza”, porque lo eres de corazón.
Escúchame: Te he creado bajo Mi Luz, te he recibido en Mi Mansión Celestial, te he acogido para compartir Mi Paz, Mi Cruz y Mi Amor. Pronto te conduciré a una tierra donde expandirás Mi Reino. Te aconsejaré y te instruiré, cuando llegue el momento.