10 de febrero de 1988

Vassula, escúchame y escribe.

Sí Señor.

Yo soy la Palabra, el Alfa y la Omega. Soy el Elixir de la Vida, la Fuente del Amor, y de Mí recibe el ser todo cuanto existe. He descendido a la tierra, encarnado, para redimiros.

Hija Mía, hay mucha confusión en Mi Iglesia acerca de las Palabras que Yo dirigí desde Mi Cruz a Juan y a Mi Madre. Dejadme que os recuerde a todos, antes que nada, cómo Yo, El Señor, he coronado a Mi Madre como Reina del Cielo.

¿Señor?

¿Sí, Vassula?

Has venido presentándote como Dios, luego has dicho dos veces “Mi Santa Madre”. Señor, acabas de declarar que Santa María es Tu Madre, confirmando así Su título de “Madre de Dios”. ¡Tú lo has dicho, Señor! Un título rechazado por los protestantes…

¡Cómo Me alegro, hija Mía! No te he estado enseñando en vano. Me gusta que hayas entendido Mis Obras. Esfuérzate por seguir aprendiendo. Ora para lograrlo. Yo te daré percepción si la pides. Vassula, escúchame una vez más: quiero que Mis palabras sean conocidas.

Yo, que soy Dios, crecí en el Seno de Mi Madre. ¡Ella alimentó a vuestro Dios, creación! Yo Me alimenté de Ella. Yo, que soy el Verbo, La amo y La honro. Vassula, muy al principio te hice un relato de Mi Crucifixión. ¿Recuerdas cuando dije: “Mi mirada se posó sobre Mi Madre; Yo la miré y nuestros Corazones se hablaron1: Te entrego a Mis hijos bienamados para que sean también Tus hijos: Tú serás su Madre”?

Sí, Señor. Pero nuestros hermanos protestantes dicen que lo que Tú pronunciaste desde la Cruz se refería literalmente a Juan. Tu Madre, al convertirse en “viuda”, quedaba al cuidado de Juan cuando Tu ya no estuvieras. También dicen que Santa María no es “Madre de Dios”.

Sin embargo, Vassula Mía, las Escrituras no mienten nunca. Las Escrituras dicen estas palabras: “Madre de mi Señor”. Isabel, que fue inspirada por el Espíritu Santo, pronunció estas palabras. Escribe: “Tú eres la más Bendita entre todas las mujeres, y Bendito es el Fruto de Tu Vientre. ¿Por qué merezco ser honrada con una visita de la Madre de mi Señor?”

Las Palabras que dije desde Mi Cruz son mucho más profundas de lo que muchos de vosotros parecen comprender2. Honrad a Mi Madre, que es también vuestra Santa Madre. Descansa ahora en Mi Corazón. Compláceme recordando Mi Presencia. Hónrame, Vassula Mía.

Sí, Dios mío.


1 Un entendimiento tácito, un acuerdo interior entre Jesús y María.

2 Jesús se refiere también a las otras palabras que pronunció, como “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”