25 de enero de 1988
¿Jesús?
Yo soy.
Jesús, hasta hoy, todo esto me sigue sorprendiendo. Me refiero a la revelación que me ha llegado. Es como un sueño, y supongo que me despertaré para descubrir que sólo he estado soñando. ¡Es asombroso!
Vassula, Yo soy Omnipotente y Omnisciente. He querido resucitarte de entre los muertos e instruirte. ¿Te acuerdas de la visión del “Sol”?
Sí, Señor, la esfera de Luz1.
Esa esfera de Luz es la misma que la conocida entre vosotros como el “Milagro del Sol”. Esa esfera de Luz que te he permitido ver, es la misma de Fátima. Te he dejado penetrar en Ella. Te he permitido entrar en Ella. ¡Oh Vassula, si tan sólo supieras el privilegio que te he concedido! Pequeña, aún no te das cuenta, pero es porque Yo mantengo velados tus ojos.
Dios mío, Te amo.
Vassula, te guardaré escondida en Mi Sagrado Corazón, eres preciosa para Mí. Yo, tu Dios, te amo. No Me temas nunca, porque Yo soy Amor. Soy un Padre lleno de ternura. Témeme únicamente si te rebelas contra Mí. ¡Ah, Vassula, muchos son Mis misterios! La mayoría de ellos están ocultos a vosotros.
Vassula, escúchame ahora con atención. Toda profecía anunciada se realizará, cada palabra escrita en las Escrituras se cumplirá.
Vassula, deseo que dibujes dos Corazones.
Sí, el uno junto al otro, de hecho, unidos. Rodéalos con una corona de espinas. Sí, el Corazón Inmaculado de Mi Madre está unido al Mío. Deseo de cada uno de vosotros la devoción que Su Corazón Inmaculado merece. Mira, hija, cómo Nuestros Corazones Divinos están cubiertos de espinas por los hombres que sólo nos muestran ingratitudes, sacrilegios y falta de amor: es el conjunto de sus pecados.
Vassula, Yo, que soy el Verbo, La amo y La respeto. Deseo que os acerquéis a Mi Madre y La honréis como Yo La honro. Deseo que toda rodilla se doble para honrarla. Deseo que recéis el Rosario y saludéis a vuestra Santa Madre. Quiero que reparéis vuestros pecados y Le pidáis que os enseñe.
Estate alerta, hija Mía. Ven, te he revelado cómo el Corazón de Mi Madre está unido a Mi Divino Corazón, rodeados de una corona de espinas. Te recordaré Mi Presencia. Te amo.
Yo también Te amo, Jesús.
Ven, Vassula, ¿quieres orar Conmigo?
Si. Señor.
“Padre, ¡oh, Abba!
Te ofrezco mi voluntad,
te ofrezco mi vida, me abandono.
Padre Justo,
si está dentro de Tu Voluntad,
hazme digna,
a fin de que puedas disponer
plenamente de mí.
Hazme víctima
de Tus ardientes deseos,
haz lo que Tu Corazón desee.
Amén”.
Vassula, bendice a tus opresores, ruega por ellos. Ven, ora a tu Santa Madre. Ora Conmigo.
(Jesús me dicta:)
“Oh, Santa Madre,
repararé las ofensas hechas
a Tu Inmaculado Corazón,
aceptando convertirme
en una víctima de amor para el Amor
Amén”.
Vassula, ora Conmigo al Padre. Vamos, los dos juntos:
“Padre Bienamado,
necesito que aumentes mi fe,
mi amor, mi esperanza,
para que pueda glorificar
Tu Santo Nombre, de nuevo.
Amén”.