15 de septiembre de 1987

Jesús, no puedo soportar que Te estén hiriendo continuamente. ¡Date prisa en quitarte esas espinas!

Oh, hija Mía, te las señalaré una tras otra. Te diré dónde están colocadas y, con Mi Fuerza, Me las quitarás una a una. En lugar de esas espinas que Me hieren, te dejaré que Me ofrezcas sólo flores de Mi jardín de delicias, porque han estado creciendo bajo Mi Luz, exhalando su dulce fragancia sobre la tierra, embelleciendo Mi jardín. Dentro de Mi Corazón, y en sus más íntimas profundidades, tengo aún clavada la hoja de la lanza. Vassula, también será extraída. La sacaré con Mi Poder. ¡Esta vez no los perdonaré!

Une a Mis corderos y diles que “Yo, el Señor, los bendigo”.