6 de junio de 2000
Nos dice la Escritura
que no temamos acercarnos al trono de la gracia
para recibir misericordia y encontrar gracia,
cuando necesitemos ayuda1
Ahora, desde el Cielo, Tú me estás mostrando,
y hasta diría ostentando,
Tu misericordia hacia nosotros,
para transformar nuestro estado actual
en un estado mejor,
que nos conducirá por el camino de la salvación.
El trono de la gracia se ha decidido.
El trono de la gracia,
molesto por los pecados acumulados,
ha salido a pronunciar una orden:
“Hemos dicho:
‘bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios’.
Hoy, esta generación que finge no entendernos,
nunca jamás Nos verá y, en su estado actual,
nunca alcanzarán su lugar de descanso.
¿Cómo, en su estado actual de pecado,
podremos hacer jamás Nuestra morada en ellos,
y ellos en Nosotros?
¡Oh, generación devastada!
“Sólo de Nosotros vendrá la Salvación.
Nuestra Infinita Misericordia Nos impulsa
a derramar sobre esta generación
acrecentadas e inmerecidas gracias.
Nuestra Misericordia salvará a muchos de Nuestros hijos,
que sin tregua se resisten a Nuestro Amor.
“Desde el trono de la gracia,
recibirán misericordia para alcanzar la perfección
requerida para entrar en el Cielo.
“Por Nuestra misericordia, elevaremos las almas,
pero ¡ay de esos corazones que son tan malvados
que querrían minimizar, no creer
o calumniar Nuestra misericordia!
¡Serán castigados con la Justicia
por blasfemar de Nuestra misericordia!”
¿Cómo es que se ha llevado a cabo
una interminable y vil batalla
en contra de Tu Misericordia,
por parte de tantos de Tu Casa?
¿Cómo es posible que, conociendo las Escrituras,
no sean conscientes de las inspiraciones interiores
de Tu Espíritu?
¿Cómo es posible que no puedan reconocer
a los Tres que dan testimonio en el Cielo?2
Tú, Dios mío, en Tu Supremo Amor y Misericordia,
decidiste escoger
a una criatura incapaz y débil,
designándola para actuar de acuerdo con Tus órdenes,
ordenándola profetizar,
es decir, transmitir Tu Palabra.
Se le enseñó a ofrecer oraciones, súplicas y sacrificios,
para obtener Tu escucha.
Se le enseñó a ofrecer su voluntad.
Yo hice, Señor mío, todo esfuerzo posible
para presentarme ante Ti
como un trabajador acreditado,
que no tiene por qué avergonzarse,
sino que conserva el mensaje de la verdad
en el sendero recto.
Fui llamada por Ti, y respondí.
Fui llamada por Ti, y Te reconocí.
Fui llamada por Ti, y me arrepentí de mis pecados.
Fui llamada por Ti, y ellos me acusaron.
Me acusaron y aún me acusan porque Te respondí.
Me has ungido para dar testimonio,
pero ellos levantan su voz para ahogar Tu Voz.
Hija mía, has realizado un trabajo leal por medio de Mi Espíritu, ayudando a Mi Iglesia. Has estado, y aún estás, al servicio de Mi pueblo. Has respondido a Mi Llamada.
Mira, Vassula, Mi Misericordia se ofrece a todos los que apelan al Esposo. Mi Justicia permite hoy a Mi Misericordia acercarse a los muertos3, cuyo hedor ha llegado a Mi nariz, para resucitarlos. Esto se lleva a cabo por Misericordia Divina. Pero la Justicia salvadora de la Misericordia dice esto a todos:
No permitáis que vuestro corazón os dicte y os diga: “¿Cómo es posible que Dios hable tanto a esta mujer?” Eso es rebajar Mi Llamada de Misericordia. En otras palabras, es rebajarme a Mí. El comportamiento de esa gente está modelado sobre la manera de pensar de este mundo contemporáneo. ¿Acaso no habéis leído: “¿Quién ha conocido jamás la mente del Señor? ¿Quién ha sido jamás Su consejero? ¿Quién le ha dado algo a Él, para que Sus dones lleguen sólo como pago de una deuda?” ¿Acaso no habéis entendido qué ricos e insondables son Mi Sabiduría y Mi Conocimiento? ¿Cómo puede una mera criatura atreverse a levantar la voz y declarar que ha llegado a la raíz de Mis decisiones o Mis Caminos, sin condenarse a sí mismo? Así pues, hija Mía, todo lo que hay proviene de Mí, y es causado por Mí, y existe para Mí.
Sí, Vassula, te he llamado y tú Me has respondido para hablar por Mí. Te he llamado para hacer ostentación, como dijiste, de Mi Misericordia, para que, a través de esta Llamada Divina, muchos pecadores sientan remordimiento y sean inducidos a hacer las paces Conmigo y arrepentirse. Entonces, cuando vean la forma en que Yo te estoy tratando, y cuántas gracias he estado volcando sobre ti, otros puedan también sentirse atraídos por Mi Ternura, y decidir cambiar sus vidas y comenzar a vivir una verdadera vida en Mí, sabiendo que, una vez que se decidan por Mí, ellos también probarán Mi dulzura. Sus devociones aumentarán, y aquellos que vivieron sin ningún tipo de devoción, aprenderán también a orar incesantemente…
Hoy tu Creador te está diciendo que, en tu silencio, Yo tomo Mi descanso. En tus suspiros amorosos por Mí, tu Señor y tu Dios, recibo guirnaldas de gloria perfumada. En tu celo por Mi Casa, recibo alabanza, y Mi Cuerpo se alivia de Mis torturadores con el bálsamo de tu amor. Quiero transformarte a Mis Ojos, amada Mía, a semejanza de un torrente dorado, hermoso de contemplar. Soy tu Creador y tu Salvación.
Sí, he irrumpido en ti sin ningún mérito por tu parte, pero, cuando te vi, te amé. Decidí no privarte de Mis gracias, pero tampoco de Mi Cruz. Para conducirte al centro de Mi Corazón, tuve que rebajarte, pero no levanté la vara ni la voz. Te atraje hacia Mí por Mi amorosa condescendencia.
Apenas habías renacido, cuando Mi Espíritu te llevó a exclamar: “¡Abba!”. Inundado de júbilo, Mi Espíritu, junto Conmigo y con el Padre, te bendijimos por triplicado, e inmediatamente después convocamos a la Corte del Cielo y le dijimos:
“De la Debilidad obtendremos gran honor. La Victoria será Nuestra al final, pero4, cuando la noticia llegue a los que dañan la Iglesia, avanzarán malévolamente contra Nuestra hija. Hordas de gentes de corazón endurecido demostrarán salvajemente su mal corazón. Pero ella se aferrará a Nosotros, y será un signo evidente para todos ellos de que el Dios Trino y Uno está con ella. Y aunque, en un cierto momento, les haya podido parecer perdedora, en poco tiempo se darán cuenta de que toda su maquinación se habrá quedado en nada.
“Nosotros dotaremos de valor su espíritu para Nuestro Plan de Salvación y, cuando ella hable por Nosotros, hablará con autoridad, porque estará siguiendo Nuestro Real Mandato.
“Los dignatarios oficiales, al principio, no le prestarán ninguna atención, ni tampoco a Nuestras palabras. Ignorarán Nuestros Reales edictos, mientras que Nuestra Autoridad se irá extendiendo por todas las naciones a través de ella. Y mientras Nuestra Casa comience a renovarse y a renacer a través del Espíritu Santo, el gobernante de la bestia, el único que se atreve a condenarnos a Nosotros, el que trata a los corazones nobles como criminales, avanzará con fuerza descomunal contra Nuestra hija y Nuestro Noble Tema. Pero, en realidad, su punto de mira seremos Nosotros, consciente de que Nuestro Tema de Amor es una amenaza para él5 y para sus seguidores. Porque Nosotros vamos a descubrirlos, y también su largamente calculado plan contra la Iglesia, revelando a todas las naciones que las van a forzar y a encadenar, para alimentarlas un día de naturalismo y otro de racionalismo, obligándolas a seguir su ley, pretendiendo dominar Mi Voz.
“Y tal como dicen las Escrituras, así se cumplirá. Las Escrituras dicen6: “Esparcirán la carne de tus devotos y derramarán su sangre por toda Jerusalén, ¡y no habrá quien cave una tumba!”. Porque “la bestia7 que sale del Abismo”, como dice de nuevo la Escritura, “va a guerrear contra ellos, y los vencerá y los matará8. Sus cadáveres yacerán en la calle principal de la Gran Ciudad, conocida bajo los nombres simbólicos de Sodoma y Egipto, en la que su Señor fue crucificado”9.
“Una renombrada y populosa ciudad de Cristo, conocida como la ciudad eterna, no cesa jamás de rechazar Nuestras Llamadas, igualando los rechazos de Sodoma. Sin embargo, pretenderán tener una mente abierta y una apertura a Nuestro Espíritu. Pero será lo contrario: crucificarán todas las Palabras que Yo doy, clavándolas al madero. Al ver esto, muchos sacerdotes estarán en lágrimas ante el altar, y dirán entre sollozos:
“Señor, no dejes que la ruina caiga sobre Tu Casa. Has visto el deseo de venganza de aquellos10 que han jurado ir en contra de todas Tus Santas Reglas, y en cambio se hacen los sabios para —según dicen— el bienestar de la humanidad. Estos verdaderos chacales se burlan de tu Divinidad y disparan flechas venenosas contra nuestra fe. Para fortalecer a Tu pueblo y robustecer y poner sobre aviso a Tus sacerdotes, descendiste entre nosotros con Tu fuerza gloriosa, designando a los vientos como mensajeros y a las llamas de fuego como Tus sirvientes, para darte gloria. Tú los escogiste para llevar Tu Santo Nombre y ostentarlo, para honrarte fortaleciendo a Tu Familia y reuniendo a Tu rebaño, y para ayudar a que Tu Casa sea llamada de nuevo “Única Casa de oración”. Te damos gracias por Tu Amor Misericordioso y por haber encontrado la manera de despertarnos a todos de la apatía.
“Pero ahora, mira: mientras los cadáveres llenan Tu ciudad11, y mientras la bestia junto con sus seguidores los pisotean, gozándose y celebrando su muerte, mira cómo se alborozan cada vez que Tus dignatarios oficiales pronuncian un juicio negativo contra Tus elegidos. Así pues ¿cuánto más la Sangre de Cristo —quien, inocente como era, se ofreció Él mismo a Dios a través del Espíritu Eterno— purificará nuestra conciencia de los actos muertos para que podamos adorar al Dios Vivo? ¿Cuánto tiempo más necesitan Tus dignatarios oficiales para entender que, rechazando Tus Intervenciones siempre tan misericordiosas, se convierten, sin saberlo, en colaboradores del gobernante de la bestia y de sus seguidores?
“Señor Todo-Misericordioso, has encontrado un medio de prevenirnos a todos contra aquél que se jacta de que él es Dios. Pero ahora, mira cómo han vociferado contra Ti para cerrar las bocas de aquellos que Te alaban. ¡Señor nuestro y Rey del Cielo, ven en nuestra ayuda! Revélate con poder en estos tiempos de gran desolación.
“Una terrible opresión se impondrá entonces como decreto, aunque al comienzo no aparecerá ni una palabra por escrito. Los santos y Nuestras almas escogidas serán constantemente pisoteados y machacados, porque, a través de Nuestros portavoces, revelaremos las argucias de los poderes malignos, para avisar a Nuestro pueblo. Desde el comienzo de Nuestra Llamada Misericordiosa, quisimos advertirles que estos poderes malignos que nos desafían proyectarían alterar las estaciones y la Ley.
“Después llegará un tiempo en el que Nuestra Casa no tendrá nada que decir sobre estos poderes de Satanás y las fuerzas de las tinieblas. Y aun así, no lo entenderán, incluso cuando sean testigos de la espada levantada contra la Cruz. El gobernante de los poderes malignos confiscará la Cruz de los lugares públicos y, junto con la Bestia y todos sus seguidores, proseguirán su plan de descristianizar a Nuestro pueblo. Y aun así, Nuestros dignatarios oficiales permanecerán ciegos y continuarán ignorando Nuestras intervenciones misericordiosas, asociándose, sin saberlo, con los que han emprendido la guerra contra la Cruz.
“Luego, cuando caigan en la cuenta de que han pecado y de que su constante debate sobre cómo sería mejor regular y silenciar a Nuestros profetas estaba ayudando al enemigo, confesarán: “Señor, hemos pecado y hecho daño, pues hemos traicionado Tus enseñanzas. No hemos escuchado a Tus mensajeros y los hemos tomado a la ligera. Ellos hablaban en Tu Nombre a la gente de todos los países. Tuya es la Justicia salvadora, pero nosotros no hemos escuchado…” Esto es lo que oiremos.
“Ya veis, da igual lo mucho que Nuestra hija sea investigada y sea probada su autenticidad, al ser portadora de todas las señales necesarias y las bendiciones de lo alto: los conspiradores, con insolencia, proseguirán sus malvados designios. Sobre cada nación tendrán un gobernante, y disfrutarán con sus maldades. Pero, al lado de ella, Nosotros pondremos un príncipe de Nuestra Corte Celestial, de los de más alto rango, para que sea su guardián y la ayude a detectar las palabras mentirosas y los corazones pervertidos. Amigos, rebeldes y pecadores, juntos, serán llamados y expuestos, y Nuestra dorada corriente se derramará en sus círculos. Y Nosotros, en el centro, llamaremos a cada uno de ellos por su nombre.
“Aquí está tu Señor, tu Verdadero Esposo, que viene con poder. ¿Qué? ¿No has oído que Mi Brazo Me somete todas las cosas creadas? ¿Debería privarte ahora de Mis abrazos por el destrozo que hiciste de Mi Cuerpo? ¿O debería privarte de Mi Amor Misericordioso o de Mi Bondad, no despertándote de tu apatía? ¡Oh, no! Mi Amor Me impulsa a salvarte a ti también, y no te privaré de Mis abrazos, como tampoco te privaré de Mi dulzura pues, si lo hiciera, morirías.
“Nuestra eterna y Santa Sabiduría, que es más dulce que la miel, cortejará sus corazones hasta que estos rebosen de la dulzura de la Sabiduría, y declaren:
‘¡Hay un solo Dios, una sola fe y una sola Iglesia!’.
Esto sonará a Nuestros oídos como un himno melodioso. Este será Nuestro Triunfo”.
Esto es lo que Nosotros dijimos cuando convocamos a la Corte Real de los Cielos.
Estad contentos de centrar vuestros pensamientos en Mí y en Mis Divinas intervenciones. Y a vosotros que decís, “no necesitamos ver maravillas”, Yo os digo: “Tapaos la boca y no consideréis Mi intervención Misericordiosa como una agresión. Permitid a Mi pueblo la gracia de ser salvado por las maravillas que estoy haciendo en vuestra era de tinieblas. Por lo tanto, haced lo que es debido, que es caminar humildemente junto a Mí, vuestro Dios.”
Vassula Mía, aprende que todo está bajo Mi Cetro. Ven a contemplar Mi Justicia Salvadora.
¿Y cómo es que no han entendido ni creído Tu Lenguaje?12
No han entendido el lenguaje del Esposo porque he hablado en los términos de Mi Espíritu, y no en los términos aprendidos de la filosofía humana.
Así pues, amadísima Mía, ten la misma mente que tengo Yo y alábame, alegrándote. Y no escuches a aquellos que no han respondido a Mi Himno de Amor. Cree en las Escrituras cuando dicen: “Qué hermosos son los pies del mensajero de la buena noticia…”13 Las Escrituras no mienten nunca. Permanece injertada en Mí…