12 de febrero de 2000

Desde Tu Palacio, Yahveh, mi Rey,
pero también mi Padre,
me has regado hasta que mi tierra reseca
ha obtenido todo lo que Tus Cielos
pueden ofrecer.

Tú utilizas los vientos como mensajeros
y las llamas ardientes como servidores,
para proclamar a toda raza Tu Gloria
y la grandeza de Tu Nombre

¡Sí! Y seguiré recitando tus maravillas,
una a una, en poesía,
porque me he comprometido Contigo.

Paz, hijita Mía1. Todo lo que te he dado procede de la Santa Sabiduría. Así es como Yo he trabajado siempre con Mis profetas. Yo hablaba y ellos creían. Bañados constantemente en Mi Luz, los profetas permanecen en Mi Voluntad. Conociendo su humana fragilidad, Mis Ojos, como una madre que vela por su bebé, velan por Mis elegidos para mantenerlos alejados de transgredir en inclinaciones mundanas. Luego, por Mi gran benevolencia, pero también con agrado, les concedo favores especiales para prepararlos a su tarea, una tarea que generalmente está por encima de su capacidad humana. Yo les concedo Mi protección, cobijándolos bajo Mis alas2. Y a ti, a quién he educado con un fin, y sobre quien he grabado Mi Santo Nombre, te proveeré con todo lo necesario para que los leones y los dragones rujan de miedo, porque sabrán que Yo Soy está contigo.

Mi Mano Todopoderosa no carece de medios de protección para proteger Mi Santo Nombre, grabado ahora en ti. Te tengo rodeada con Mis Brazos. Igual que uno rodea su propiedad con una valla contra los intrusos, así te he rodeado Yo. ¿Qué paladín se atreve a venir ahora a enfrentarse Conmigo y a poner en duda Mi elección? El Prodigio Mismo se ha inclinado desde arriba para reanimar a esta generación moribunda, mostrando Mi Poder Soberano, pero también misericordia, del modo más inefable, a través de Mi Obra Divina en ti. He vertido Mi Sabiduría en tu oído, gota a gota, como mirra destilada, para abrir tu entendimiento.

¡Ah3, cuántas satisfacciones he acumulado mientras llevaba a cabo este prodigio de prodigios! ¡Qué divino placer he obtenido de Mi benévolo acto de Misericordia, al prever que la restauración estaba al alcance de la mano! Qué alegría y contento llenaba Mi Corazón mientras te estaba liberando de tu miseria y de la atadura del mal, atrayéndote, en cambio, junto a Mí, para convertirte en una niña que estará siempre jugando Conmigo. Luego, para que fijaras tus ojos en Mi dignidad real y conmemoraras nuestras nupcias para siempre, posé los besos más dulces en esos labios que glorificarían Mi Nombre, haciendo que te fijaras más en Mi suprema dulzura para que pudiera oírte decir: “El Señor Dios me ha desposado, adornando Mi alma de Sí Mismo. ¡Oh, cuánto le complace a nuestro Señor un alma dócil y dispuesta, pues Su impenetrable Sabiduría encontrará la manera de entrar en ella4 y atraerla completamente a Él!”

Las Escrituras dicen: “Dichoso el hombre a quién Tú eliges, a quien invitas a vivir en Tus atrios”5 Sí, dichoso él, pues Yo colmo a Mi elegido de cosas buenas de Mi Casa, y esas cosas buenas son instrucciones santas que salen de Mi Boca. Luego adorno a Mi profeta de riquezas celestiales y esplendor, que son las virtudes.

Mi templo lo quiero santo y puro, Mi altar lo quiero sin mancha y resplandeciente como mil piedras preciosas. Yo transformo su lengua en espada de doble filo para salir a hablar contra todo orgullo y arrogancia, contra todos los oradores altivos, contra todo engreimiento humano, contra todo lo que está altamente considerado por los hombres, contra la injusticia y contra todo lo que contradice Mi Ley de Amor.

Yo Me complazco en Mi morada6, porque Mi Espíritu descansa en aquel que ha de llevar Mi Palabra. Desposado con la Verdad, Mi profeta es enviado como Mi embajador real por todo rincón infame de esta tierra, para cantaros el himno de rectitud, bondad, santidad y virtud, y recordaros a todos vosotros Mis Caminos, recordando a todo hombre de toda condición que:

—Unción de los pobres de espíritu, Yo Soy;
—Garante de vuestro bienestar, Yo Soy;
—Luminosa Divinidad y Fuente del Amor Sublime, Yo Soy;
—Soberano y Esposo de toda la creación, Yo Soy;
—Restaurador y Lámpara del cuerpo y del alma, Yo Soy;
—Consolador de los perseguidos por causa de la justicia, Yo Soy;
—Bálsamo y Ungüento de los enfermos y los moribundos, Yo Soy. Y que soy vuestro Señor y Dios, pero también vuestro Amigo, vuestro Compañero y vuestro Padre.

Yo, generación, estoy dándome incesantemente a vosotros para perfeccionar vuestra imagen que tanto habéis deformado y ensuciado con vuestras malas acciones, vuestros pecados y vuestra obstinada resistencia a reconocerme como vuestro Padre. Y si Yo estoy dándome sin cesar a vosotros, es para elevaros por gracia, y para que, mediante la gracia, podáis recuperar la vista para ver las cosas invisibles que nunca se deterioran. Por eso es por lo que estoy suscitando profetas con una palabra de Mi Boca, por Mi buena Voluntad, para unirlos a Mi Corazón. Yo, la Divinidad Luminosa, había anticipado esta Gran Apostasía mucho antes de vuestra creación. ¿No tengo derecho, pues, a suscitar profetas? Todo el cielo se alegra porque, por Nuestra clemente condescendencia, Nos hemos compadecido de vuestra apatía. He suscitado profetas para que reciban directamente, y en todo tiempo, Mis llamadas celestiales, acompañadas de un raudal de gracias. Yo comparto con ellos, en la proximidad de su corazón, todas Mis Obras Divinas. He estado, y estoy, infundiendo inspiraciones de Mi Corazón a su corazón para que testifiquen fielmente. Y si escandalizo a través de ellos a mucha gente altiva, es porque sus7 caminos no son Mis caminos.

En Mi celo por salvar esta generación, he suscitado profetas y los he desposado Conmigo. Les he enseñado cómo dedicarme su tiempo y cómo compartir su vida Conmigo, mientras están aún en la tierra, de acuerdo con la gracia que les he dado.

En estos días estoy descendiendo junto con Mi Hijo y Mi Espíritu Santo, como tres Testigos. Yo soy Espíritu8, en tanto que envío Mi Espíritu Santo de Verdad9 para que esté con vosotros para siempre y os conduzca a la completa Verdad. Pensad en Mi Misericordia y rendidme culto.

La Palabra10 estaba Conmigo y existía desde el principio. Él, que es el más próximo a Mi Corazón, ha dado testimonio y ha hecho que Me conozcáis. Mi Palabra da testimonio en la tierra, como Yo y el Espíritu Santo damos testimonio. Mi Hijo, Jesucristo, que compró Su Iglesia con Su Propia Sangre, testifica con Su Sangre11 y el Espíritu Santo, que os conduce a la Verdad completa12 testifica con el Agua.13 En todo somos tres Testigos y los tres estamos de acuerdo, puesto que somos Un Solo Dios14, con una sola Voluntad, un solo Poder y un solo Dominio. Y tú puedes atribuirnos el Poder, la Santa Sabiduría y la Bondad Infinita a Nosotros tres.

El Amor Me impulsa a concederte, generación, el espíritu de profecía en algunos de vosotros, para que lleven a cabo lo que Yo les ordeno hacer. Se les alimenta con sorbos de miel15 y de aceite16 para proclamar la grandeza de Mi Nombre. Para mantenerlos fundamentados en la Verdad y en la reflexión inteligente, muchas veces los he reprendido, corregido y enseñado para que se conviertan en una unción para aquellos que Yo traigo de vuelta a Mi Casa. Los he instruido con la Santa Sabiduría, y la Sabiduría está constituida enteramente por el cumplimiento de la Ley.

He enseñado a Mis profetas a contemplarme en Mi Santidad, permitiéndoles y dándoles acceso a Mi Nobleza para que se alegren en Mi Presencia directa y saboreen Mi dulzura. Por lo tanto, la única teología, y añadiría con firmeza, la única verdadera teología, es la contemplación de Mí, vuestro Dios, un anticipo de la Visión Beatífica. Ésta es la verdadera y santa teología. No es el teólogo erudito, que trasiega sus papeles con su teología, quien se convierte en profeta para profetizar, sino aquellos a los que Yo Mismo he ungido con la unción de Mi Amor, incrustándolos muy dentro de Mi Corazón, para que lleguen a las Divinas y extraordinarias inspiraciones interiores que se encuentran en Mi Corazón, para ser proclamadas, con fuego, a Mi pueblo.

¡Ah, Vassula, y cuántas veces he escuchado desde la tierra un murmullo de risas burlonas y de arrogancia, acompañadas también de un total resentimiento y una total sordera, cuando tú los corriges en Mi Nombre! Sí, los pecadores rechazan la reprobación, encontrando toda clase de excusas para hacer lo que quieren.

Yo Me manifiesto a Mis profetas del modo más inefable, sí, mientras ellos están aún aquí en la tierra y son conscientes de esta gracia. Les revisto de Mí Mismo, atavío su desnudez, adornándoles de Mí Mismo, y ellos lo saben. Son conscientes de Mi Divina Presencia durante la contemplación.

Yo te he ungido para que extraigas de Mi Corazón todas las inspiraciones divinas que necesites en cada ocasión, para que sean dadas a Mi pueblo como una unción y como el rocío refrescante de la mañana sobre una tierra reseca. Te he enseñado, también por gracia, cómo interpretar Mis deseos. He dicho a través de esta Divina Revelación, pero también en Revelaciones anteriores, que Yo Mismo instruyo a Mis elegidos y Me convierto en su director espiritual, con el fin de enseñarles el camino a seguir. Yo, por Mi parte, celebro Mi benevolencia por ofrecer rescate a los que amo, y ellos, a su vez, cantan de alegría los salmos de David a la sombra de Mis alas.

Tú coronas a los que amas con Tu generosidad.
Abundancia de gracias cubren sus cabezas.
Tu copa rebosa a la vez que la compartes.
Tú los inmortalizas con Tu Nombre.
Tú revistes sus almas con brocados de virtudes,
para que Tu Corazón Real
se enamore de su belleza.

Sí, dile a esta generación letárgica que Dios está aquí. Mis Obras son sublimes, y bendigo a los que han reconocido Mi Voz en estos mensajes. Los que se deleitan con estos mensajes hacen bien en fijar sus ojos en ellos, pues toda Obra que sale de Mi Mano Misericordiosa está llena de gloria y majestad. Recuerdo a Mi pueblo que la profecía está viva, puesto que sale del Poder que Yo ejerzo. Así pues, ¿a qué viene esta arrogancia por parte de las naciones? ¿No habéis oído que Yo personalmente les rindo tributo con Mi intervención directa?

¡Sí, realmente! Y los guardo junto a Mi Corazón, como una madre estrecha su hijo contra su corazón, como algo precioso. Del mismo modo guardo Yo a Mis profetas junto a Mi Corazón y, ¡ay!, ¡ay del que se atreva extender su mano y trate de tocarlos sin Mi Licencia!

Sé feliz, Vassiliki, porque te permito entrar y salir de Mis Atrios Celestiales, y además con toda libertad. Que tu alma se alegre de Mi Misericordia. La Iglesia está languideciendo por su gran apostasía; una apostasía vaticinada pero mantenida en secreto. ¿Debería, pues, guardar Yo también silencio?

Yo no guardaré silencio como quiere el demonio, no, sino que seguiré suscitando profetas para anunciar y denunciar, para brillar como una lámpara donde haya oscuridad. Les enseño a ser generosos y a complacerme, respondiendo generosamente a Mi Llamada, mientras se mantienen, por el pensamiento y la contemplación, en Mis enamorados Brazos. Yo lleno su boca de adoración y su espíritu de alegría. Como corre la sangre continuamente por las venas de cada uno, sin ruido exterior alguno, así te ha estado enseñando Mi Espíritu Santo, de esta manera sosegada, Vassula, con la Sabiduría, para tu salvación y la de los demás. Y si por casualidad te he amonestado de vez en cuando, ha sido para tu crecimiento espiritual y tu propio progreso.

Desde toda la eternidad, Yo había previsto esta apostasía incluso en la Iglesia, pero también había previsto Mi Plan Salvífico en ti, adonde Yo descendería desde Mi Trono para dirigirte Mi Tema de Amor en poesía divina, y revelarte —y a través de ti a otros— Mi amorosa intercesión por Mi Infinita Misericordia.

Tú estabas necesitada, generación, y Yo vine a colmarte, pero no estás contenta porque, hasta este mismo día en que te estoy hablando, estás tomando a mal Mis enseñanzas. Vine a curar tu apostasía, y los corazones contritos Me han escuchado. Vine a resucitar a tus muertos para que llegaran a conocerme como su Padre, por medio de Mi Espíritu Santo. Y sólo a través de Él puede obtenerse el Divino Conocimiento y ser revelado a los que hemos elegido, puesto que tienen al Espíritu Santo Mismo como su Consejero y Educador. Porque por Él, y no por conocimiento humano, reciben17 la gracia en su intelecto para percibir al Dios Trino y Uno y para hablar con Él. Ninguna clase de ingenio hábil, procedente del razonamiento humano, puede decirles que no Me han conocido. Es como si les dijeran que están desnudos, cuando ellos saben bien que están vestidos. Yo Mismo los he adornado de Mí Mismo. Pero el demonio se aprovechó de los dignatarios de Mi Iglesia para hacerte responsable de errores doctrinales, mientras que las repetidas inspiraciones que Yo te doy, por medio del Espíritu Santo, deberían habérselo dejado claro, y habrían comprendido que se trataba de una virulenta tentación del maligno.

Satanás, celoso de todos los dones que estoy derramando sobre esta moribunda generación para salvarla, celoso de ti —a quien he escogido, empapada aún del rocío celestial de Mis Atrios, donde has sido educada para ser enviada, como Mi precioso don, a todas las naciones— se enfureció y, en su envidia, juró destruirte, vomitando sobre ti su veneno para que parecieras detestable, deforme, peligrosa y fea. Pero tu Madre Bendita corrió en tu auxilio y te cubrió con Su Manto.

Te he educado, por gracia, para que Me llames cuando lo desees, un regalo imperial único que raras veces doy a Mis elegidos.18 Pero Satanás, de nuevo en su envidia, incitó a muchos a ridiculizarte, mientras los atraía hacia su lado. A pesar de los buenos frutos que he acumulado para ofrecérselos, aun así, han continuado desafiándome, ignorando rebeldemente Mis frutos y Mi consejo.19 Y continúan tan perversos y desleales como los hijos de sus antepasados, provocándome con sus altos puestos.

Luego, hay algunos que creyeron que era Yo quien hablaba, pero, incluso a ésos, Satanás les dio un espíritu de letargo, una adaptabilidad humana a Mis Prodigios por la que, con el tiempo, ese espíritu les hace perder su interés en Mis Prodigios. Prodigios que son una fuente que da vida y que puede conducirlos a la Vida Eterna.

Debes haber oído la parábola del sembrador: “Cuando uno oye la palabra del reino sin comprenderla, el maligno viene y se lleva lo que fue sembrado en su corazón”. Esta gente permanece inerte, pasmada, sin comprender. Luego tienes a los que organizaron todo un jubileo al escuchar por medio de Mi mensajera el eco de Mi Voz, acogiendo a Mi profeta con gran alegría, abalanzándose a otras ciudades para anunciarles que la palabra del reino se les estaba dirigiendo de nuevo, libremente y con poder. Pero ese entusiasmo se desvaneció rápidamente, porque, en sus corazones, Mi Palabra encontró solamente peñascales y no echó raíces en ellos. Con la primera persecución por causa de Mi palabra, o incluso con una pequeña adversidad que se presentó en su camino, no pudieron perseverar. No, ellos no son de aquellos que, cuando la gente los maltrate y diga toda clase de maldades y calumnias contra ellos por causa de Mi Nombre, se mantengan firmes, puesto que nunca tuvieron un fundamento sólido. Serán los primeros en caer.

La Soberanía no ha sido comprendida y ha sido rechazada… y Mis embajadores20 de paz lloran amargamente por esos corazones resecos. Satanás ha desplegado su furia todo lo que ha podido para destruir Mi don21 a la humanidad. Ha enviado labradores que se pongan a trabajar sobre tu espalda, Vassula Mía, cavando surcos para destrozarte. Pero Mi Mano derecha hizo añicos su yugo.

Sin embargo, escucha esto, Vassula:Yo he sacado a toda tu familia de la tierra, de la bendita tierra de Egipto, donde, hasta el día de hoy, el perfume de Mi Hijo, Su Madre y el Justo José se sigue levantando desde esa tierra hasta el cielo. Ya te di allí la bienvenida, e hice un juramento: “Por medio de esta flor, Yo os reuniré desde diferentes naciones y diferentes credos, y os revelaré a todos Mi Amor Paternal y Mi Misericordia. A través de su fragilidad, levantaré naciones, renovándolas mediante una revolución espiritual. Me propongo mostrar Mi Santidad por medio de esta flor, para que la vean todas las naciones. Y a los que dan órdenes a Mis Profetas de no profetizar, Yo les dirigiré una Llamada profética prodigiosa y una Orden desde Mi Trono sobre Mi Elegida, ungiéndola para que no se resista a Mi Llamada Profética.”

¡Egipto! He suscitado un profeta de tu tierra. Tú diste pan a Mi Hijo, por tanto ¿por qué no habría Yo de suscitar un profeta que saliera de ti? Este profeta proclamará Mi Palabra hasta que los cuernos del maligno sean revelados y expuestos.

Cuando Yo hablo, ¿quién puede negarse a profetizar?22 ¿Acaso toman juntos el camino dos amigos si no han planeado hacerlo así?23 Tampoco hago Yo nada sin revelar Mis Planes a Mis profetas24. Y así he hecho contigo, Vassula, revelando no sólo Mis Planes, sino también Mi Santo Rostro. Y todo lo que he anunciado se ha cumplido en el momento oportuno. La Palabra de Vida te ha sido dada gratuitamente para adoptarte y hacerte dios por participación. Pero Satanás visitará de nuevo las mentes de Mi pueblo, conociendo su ignorancia, para inducirles a la tentación de lanzar piedras contra ti por Mi expresión25.

¡Ah, si el mundo hiciera las paces con Mi Santidad Trina y Una, comprenderían Mis expresiones!

Yo te prometo —y es tu Padre del Cielo el que te habla, Aquel del que dijiste una vez: “Mi Padre del Cielo, lo sé, tiene debilidad por mí, pero yo también tengo debilidad por Él”— te digo, ardiendo de Amor Divino: “Seguiré cubriéndote de Mi Dulzura, desplegándome gratuitamente en ti, dándome más a ti y colmando tu alma como de una dulce sustancia para que tú, a tu vez, te des más a Mí, llegando a ser de esta manera un solo espíritu Conmigo, un solo espíritu con lo Divino. Luego te enviaré una vez más a las naciones, como Mi engalanado don, para instruirles con bondad, atrayéndoles hacia Nosotros, a un amor filial, expandiendo su corazón para que reciba más de Nosotros y todo lo que es Divino. Entonces, en medio del sosiego que Yo infundiré en su alma, de repente lo verán todo bajo Nuestra Luz, sobreponiéndose a las tentaciones de Satanás. De ahí en adelante, también ellos serán llamados “dioses por participación” y gobernarán con Nosotros.”

Ahora te he concedido, y a través de ti a otros, que comprendas tu posición. Yo restauro naciones por los sufrimientos y sacrificios de los que he elegido, aunque a menudo vienen a Mí lamentándose de que les parece que han trabajado en vano y se han agotado para nada. Ellos han hecho todo lo que se les ha ordenado que hicieran, glorificándome, pues han estado permanentemente bajo Mi observancia durante su contemplación.

Ésta es la verdadera teología que eleva las almas remontándolas hasta el tercer Cielo, dándoles un anticipo de la Visión Beatífica, durante la cual Yo les hablo de un modo sobrenatural, haciéndoles el honor de ver su herencia y la herencia de todos los santos. Y mientras descansan en Mis Brazos, Yo les bendigo, avivando Mi Fuego en su interior, para que salgan con celo y sin temor a proclamar Mi Palabra.

Bendito sea Dios y Su Santo Nombre,
pues revela con generosidad
Sus intenciones a los vientos,
que son Sus mensajeros.
Envuelto en una túnica de luz,
Su Majestad les revela Sus proezas.

En mi miseria, llamo a mi Dios tres veces Santo,
y como una ráfaga de viento,
viniendo de no se sabe dónde,
me hace florecer al descender sobre mí.
Y yo, como una flor abierta,
absorbo Su Divina Luz.

¡Dios ha cantado para mí y para todos vosotros,
hermanas y hermanos queridos!
Aquel que está entronizado sobre los querubines
nos ha revelado Su Misericordia.
Nadie puede decir: “Yo no he visto en mi casa
el poder salvador de nuestro Dios”,
porque en Su Presencia hay esplendor y majestad.
Porque Él viene, Él viene a todos vosotros,
no para juzgaros, aún no, sino para deificaros.

¿Eres feliz, Vassula?

Sí, soy más que feliz.
Tú me has plantado en Tu Casa
y he florecido en Tus Atrios
a fin de proclamar Tu Grandeza.
Así pues ¿cómo podría no ser feliz en Tus Brazos?

Nadie podrá robarme mi felicidad.
Ni persecución, ni injuria, ni calumnia, ni insulto,
ni siquiera todo el infierno, lanzado contra mí
para hacerme pedazos,
pueden robarme la felicidad que me has dado
y continúas dándome.
Así pues, ¡que esta tierra aprenda quién es Dios
y alabe Su Nombre!
¡Ah, bendito sea Tu Nombre por siempre!

Y Yo te diré esto: te he hecho un juramento sobre Mi Misericordia y Mi Fidelidad. Así pues, continuaré sosteniéndote en Mi Mano derecha, dándote con Mi Presencia una alegría sin límites y un anticipo de la Visión Beatífica. Y seguiré siendo tu Consejero y tu felicidad, hijita Mía. Pueden cerrarse barrancos sobre ti, y cubrirte negras nubes, y terrones de tierra te pueden recubrir, pero Yo te aseguro que saldrás indemne y Mi Luz irradiará sobre ti aún más poderosamente.

Que Mi Óleo te calme. Estoy decidido a salvar a esta generación exhibiendo Mi Misericordia. Así pues, sed felices todos los que oís la melodía de Mi Voz, y hallad vuestra plenitud en Mí, vuestro Dios.


1 Habla Yahveh.
2 Es sólo una expresión.
3 Dios parecía encantado cuando dijo “¡ah!”.
4 El alma.
5 Sal 65,5.
6 La expresión “Mi morada” es utilizada en lugar de la palabra “profeta”.
7 La gente altiva.
8 Jn 4,24. También San Pablo, en 1Co 15,45, habla de Cristo como “Espíritu dador de vida”. La descripción de “Espíritu”, en el sentido bíblico, no define la naturaleza de Dios, sino más bien describe Su actividad dadora de vida. Dios es Espíritu en tanto que Él da el Espíritu.
9 Jn 14,17.
10 Jesucristo.
11 Con Su Sacrificio obtuvimos la Vida Eterna.
12 Jn 16,12-13. Jesús dice: “Todavía tengo muchas cosas que deciros, pero sería demasiado para vosotros ahora; pero cuando venga el Espíritu de Verdad, Él os conducirá a la Verdad completa…” Es un error hablar de un final de la Revelación y tratarla como un depósito de frases. Dios está activo y vive, y continuará mostrándose por medio del Espíritu Santo, sin dejar nunca de hacerlo. Cuando se dice en latín “complere” significa que Cristo es la plena y completa revelación de Dios, y no que Él dejará de revelarse a la humanidad. La Santa Biblia es el testimonio narrativo de Jesucristo. NO es la última palabra de Dios.
13 Con el Bautismo.
14 En la unidad de esencia.
15 Miel: representa el Maná Celestial, la Palabra de Dios.
16 Aceite: representa el Nombre de Dios (Ct 1,3).
17 Los profetas.
18 Nuestro Señor, desde el principio, me dijo que yo podía llamarle cuando quisiera y que Él siempre me respondería. Y, desde entonces, siempre me ha respondido cuando he acudido a Él.
19 El consejo del Señor de distinguir a los profetas por sus frutos (Mt 7,20).
20 Los profetas.
21 Dios se refiere a mí.
22 Am 3,8.
23 Am 3,3.
24 Am 3,7.
25 La expresión “dioses por participación”.