12 de abril de 1997
Te doy Mi paz, Vassula. Ven a escuchar a tu Santa Madre: la Palabra del Todopoderoso te ha sido realmente dirigida. Ven ahora, tú a quien se te ha encomendado el mensaje de Dios. Ven a escribir esto:
“¡Christos Annesti!
¡Alithos Annesti!1
Sí, Cristo ha resucitado, y esto es lo que Dios quiere que digas a todo el mundo. Declara a este mundo moribundo que Mi Hijo ha resucitado verdaderamente. Predica un Cristo resucitado, ángel Mío, porque muchos en tu generación no reconocen esta verdad debido a su racionalismo. ¿No has leído, “esas mismas personas alardean de sus logros mundanos, pensando que tienen todo lo que quieren y que están en la gloria mientras posean los reinos del mundo”? Están llenos de su propia importancia en lugar de la plenitud del Dios trino y uno.
Por eso la tierra está en plena agitación y se derrama tanta sangre inocente. Pero éstos son también los signos de los tiempos. Satanás y su oscuro dominio están escupiendo su vómito sobre la tierra, causando aflicciones a las familias, y también divisiones. Están suscitando falsos profetas alrededor del mundo, produciendo también señales y portentos, pero esto es con el fin de que los elegidos sucumban también a su traición. Esos falsos profetas están siendo derramados como la lluvia, trayendo tanto daño y tanta confusión, Mis pobres hijos… Palabras y falsos juramentos llenan sus bocas, y sus profecías son como hierbas venenosas que crecen ahora con vigor en los surcos del campo del Señor. Sus raíces se están extendiendo para producir nuevas hierbas venenosas.
Las señales de peligro resuenan en vuestros oídos, hijos Míos, pero no parecéis comprender o discernir esas señales. Ellos van en busca del viento que elevará sus voces por encima de las del Rey Salomón, el profeta Elías o Moisés, declarándose incomparablemente más grandes2 al coronarse a sí mismos y preguntarse: “¿No es maravilloso tener tanto poder?” Estad prevenidos, no sea que os engañen, y que Dios dote vuestros corazones de discernimiento a fin de que Su Gloria, manifestada ante vuestros ojos, os lleve a la Verdad.