1 de junio de 1987

Vassula, Mis dos manos tienen heridas, Mis pies tienen heridas, Mi costado está abierto, completamente abierto, mostrando Mi Corazón. Me están volviendo a crucificar.

¡Señor!

Están dañando a Mi Iglesia.

Señor, ¿tan terrible es?

Sí, el mal les ha cegado. Falta el amor entre ellos, no son sinceros, han distorsionado Mi Palabra, han mutilado incluso Mi Cuerpo. Mi cáliz de Justicia está lleno, ¡no lo dejéis rebosar! Quiero que dejen de asfixiar Mi Cuerpo. Yo, Jesús, soy Amor. Quiero que dejen de lanzarse flechas envenenadas los unos a los otros. La armonía entre ellos reparará parte del daño. La sinceridad desenmascarará el mal. ¿Para qué tantas ceremonias, cuando de verdad no tienen nada que ofrecerme? Tengo necesidad de pureza, amor, fidelidad, humildad, santidad.

Buscad en Mí todo lo que Yo deseo y Yo os lo daré. Buscad Mis intereses y no los vuestros. Glorificadme a Mí, honradme a Mí. Las palabras no bastan; los actos de amor y de colaboración reanimarán Mi Cuerpo. ¡Hermanos! ¡Amaos los unos a los otros! ¡Oh, bienamados, cuánto tengo que restaurar! Ven, hija Mía, descansa en Mí. La paz esté contigo.