20 de marzo de 1996
(Este mensaje fue recibido entre el 20 y el 26 de marzo de 1996. La festividad de la Anunciación fue el 25 de marzo de 1996.)
Yo soy tu servidora
y estoy aquí para servirte.
Majestad, sin Ti yo no soy nada.
Puro Contento de mi alma,
Te estoy escuchando.
Amadísima Mía, ven y aprende: ¿Quién Me ha exaltado más? Voy a decirte quién Me ha exaltado más que nadie: la Nueva Eva lo ha hecho. ¡Sí! La Mujer revestida del sol, de pie sobre la luna y con doce estrellas sobre Su Cabeza como corona1. Porque Yo, que he creado el cielo y cuanto hay en él, la tierra y cuanto sostiene y el mar y cuanto contiene2, La he colocado a Ella por encima de todas esas cosas3.
La Reina del cielo está siempre en presencia del trono del Altísimo. La grandeza de Su Nombre no es menor que la altura del cielo sobre la tierra; Su Nombre, envuelto en un manto de luz. Que el mundo entero doble la rodilla ante Aquella que lleva el Nombre Sagrado:
Madre de Dios.
Ella Me glorificó recibiéndome a Mí, el Cordero sin mancha, en Su Seno Inmaculado, haciendo un santuario para el Santuario. Ven a cantar un nuevo cántico en Su Honor. Que todos los que viven en la tierra veneren Su Inmaculado Corazón, el Altar en el que fui concebido y Me hice Dios-Hombre también4. Nadie Me ha glorificado tanto como la Mujer vestida del sol.
¡Sí! Ella es tan magníficamente bella en Su Amor perfecto, que las islas, las montañas, las colinas, los valles y las fuentes, todos se inclinan profundamente cuando pasa junto a ellos. Y hoy como ayer, cuando el Amor Más Perfecto pasa por la tierra, escoltada por Mis Ángeles, cuyos ojos nunca cesan de admirar a la Admirable, a la Más Santa de todas las Vírgenes, maravillándose de la Belleza de la Obra Maestra de Mi Padre, cuando Ella pasa sobre la tierra, Ella interviene amorosamente y responde a vuestras súplicas.
Dejadme que os diga que Mi Sagrado Corazón es vuestro cielo. Creación; Mi Sagrado Corazón que tantos de vosotros negáis y rechazáis, es vuestro Cielo, vuestro Paraíso, vuestro Reino, vuestra Herencia, vuestro Lugar-de-Descanso para la Eternidad. Acercaos, pues, a este Corazón que os ama tanto, y Yo derramaré, de Mi Corazón a vuestro corazón, incontables bendiciones, para que vuestra alma se vuelva tan hermosa como la primavera, para que vuestra alma se transforme en una torre de marfil, en un cielo para Mí solo. ¿Cómo puede alguien dudar de Mi Amor? Ah, bienamada, cada vez que dudas de Mi Amor el sol se oscurece sobre Mi Dolor… Hoy, Yo quiero mostrarte, con Mi gran Amor, el Corazón de Mi Madre5.
6 “¡Oh, Obra Maestra de Mi Padre! ¡Oh, Sublime Obra Maestra de Yahveh! ¡Esposa de Mi Espíritu Santo! ¡Mi Radiante Tabernáculo! ¡Tu Corazón Bienamado7 de los Bienamados es Uno con los Nuestros! Tu Corazón es Mi jardín vallado, una fuente sellada. Tu Corazón es una Fuente que hace fértiles los jardines. Tu Corazón, oh Adorable, es Mi Trono, en el que he sido honrado. Corazón del Corazón, al que Yo coroné en Nuestra presencia y en presencia de toda Mi corte celestial8. ¿Cómo puede alguna de Mis criaturas negar Tu Corazón?9 Tú, el Arca del poder, toda revestida de virtudes, Mi Nuevo10, Mi Arpa, Mi Ciudadela, en la que el Hacedor del cielo y de la tierra se siente arrebatado por Tu magnificencia. Tú que te hallas en Nuestra Presencia, estás siempre muy cerca de todos los que te invocan. Sin embargo, ¿cómo ha caído el hombre tan bajo y ha tomado el camino engañoso de negar Tu Corazón?
“¿No has oído, creación, que Yo soy el Corazón de Su Corazón, el Alma de Su Alma, el Espíritu de Su Espíritu? ¿No has oído que Nuestros Dos Corazones están unidos en Uno Solo? Considera Mi Corazón Redentor, considera Su Corazón Corredentor, considera el Deleite de Mi corazón, levantándose como la aurora para iluminar la tierra en su oscuridad, considera el Corazón de la Reina que brilla sobre la humanidad más brillante en Su Fulgor que todas las constelaciones juntas. Más resplandeciente que el sol. Radiante como Mi Gloria por Su perfección única. Considera el Tabernáculo de tu Dios. Considérala y estímala altamente, como Yo estimo a Mi Trono.
“No preguntes: “¿Cómo es posible que el Altísimo le haya asignado a Ella un trono tan alto en Sus Atrios Celestiales?” Mira, no sólo La he designado como Reina de Mis Ángeles y de Mis criaturas, sino que La he designado para ser Mi Trono. La Reina del cielo y de la tierra es el Trono del Rey de reyes, porque Yo, el Señor de Todo, La he puesto en primer lugar en Mi Sagrado Corazón.
Nacida para ser Mi Corona de Esplendor, nacida para ser el Vaso de la Luz Verdadera que se hizo carne del linaje de David, nacida para ser Mi honor y Mi orgullo, el Espíritu Conmigo y con el Padre dijimos:
“María llena de gracia, Nosotros estamos contigo. no Te esconderemos ninguno de Nuestros secretos. Nuestro Aliento será tu aliento. Pura emanación de Nuestra Gloria, María, imagen de Nuestra Bondad, Nosotros te damos Nuestra Paz en Tu Corazón. En ese perfecto Corazón, Yo, el Hijo, triunfaré. Nuestro Corazón será Tu Corazón, un horno ardiente de amor divino. Nuestra Alma será Tu Alma11, un augusto tesoro, un Paraíso para Nosotros. Nuestro Espíritu será Tu Espíritu. Sí, porque todo el que esté unido a Nosotros es un espíritu con Nosotros”.
Ésta es Aquella a quien Nosotros tan altamente favorecimos, Aquella a quien tantos rechazan y que sin embargo es el ungüento de vuestros ojos, el bálsamo de vuestras heridas, la intercesión misericordiosa por vuestras súplicas ante el Padre Eterno. La intercesora y la abogada de vuestra alma.
Hombre débil… La Esposa de Mi Espíritu Santo es el Templo del Templo, la tierra prometida de los débiles y de los desgraciados, el reflejo de Mi Luz eterna. La consoladora de vuestro Consolador es el alivio de vuestras penas… ¿Qué tiene el hombre que decir? ¿Qué puede decir el hombre en su tienda? ¿Cómo puede él descubrir cualquier cosa celestial con su cuerpo perecedero cuando su alma está oprimida por el pecado? ¿Qué ha hecho la todopoderosa Mano de Mi Padre? Tú gobiernas tu mente, hombre, sin luz, sin sentido.
Hombre, abre hoy tu corazón, y entonces todos los misterios que te parecían insondables te serán revelados por Mi Luz Divina, tres veces Santa, y entenderás quién es la Mujer vestida del sol. Entonces, todo tu ser se elevará y tu corazón exultará y se extasiará cuando desaparezca el velo de tus ojos para ver el Bendito Corazón de los corazones benditos, el Más Santo de los santos, el Incomparable Corazón, ardiendo de un amor sin límites, un fuego encendido y brillantísimo.
Entonces, amigo Mío, entenderás lo que es la Virtud, y cómo, en ese Virtuoso y Virginal Corazón, Yo, Dios, Me hice Dios-Hombre. Verás a la Madre de tu Salvador, Madre de los profetas, Madre de los discípulos, Madre de los carismas, Madre del Triunfo, Madre de las gracias ilimitadas, Madre de la inigualable Redención. La Viña de la Verdadera Vid, el Sendero hacia la Senda que conduce a todos hasta Mí, la Puerta del cielo, abierta totalmente para que todo el mundo entre y tenga vida eterna.
¿No has notado cómo Mi Corazón se derrite y favorece siempre a Su Corazón? ¿Cómo puede negársele a este Corazón, que llevó a tu Rey, cualquier cosa que Ella Me pida? Fieles todos, bendecid Su Corazón, pues al bendecir Su Corazón estaréis bendiciéndome a Mí.
Una vez que La conozcáis, La proclamaréis Reina y adorable. De modo que, levanta tus ojos, creación, ante la visión de Su Corazón y Yo te prometo que no cesarás jamás de crecer en resplandor. Tu corazón será levantado hasta la hoguera de Su Corazón. Y, vibrando de deleite y colmado, entrarás en Su Corazón como quien entra en un océano de amor, ya que las riquezas de Su Corazón son tan inmensas como el Mar que fluye hacia ti y tú hacia ese Mar. ¡Todas las Riquezas del cielo y de la tierra están en Su Corazón y pueden ser todas para ti!
Aunque la noche cubre todavía tu mente y tu corazón, ¡levántate! Levántate y alza tus ojos a esa radiante visión de Su Corazón, que tantos profetas quisieron ver en sus días, pero no la vieron. Levántate y canta un nuevo himno al Himno de la Santísima Trinidad. Canta y di: “¡Hermanos! ¡hermanas! Venid para ser cubiertos por el Manto de la Gracia en la Gracia. Venid para ser cubiertos por la Luz de la Reina. Venid, vamos a refugiarnos bajo la sombra de la Única que fue cubierta por la sombra del Espíritu Santo.” ¿No has oído que las naciones vendrán a Su Luz y que los reyes vendrán a Su naciente resplandor, cuando al final Su Corazón triunfe junto con el Mío? Misterio para los ricos de corazón, pero para los pobres y los humildes una Bendición largamente esperada…
¡Oh venid! ¡Antes de que las riadas de pecado os alcancen! Venid a esta Arca12 que puede salvaros. No seáis como vuestros antepasados, en los días de Noé, que no escucharon. Entrad en el Arca y seréis salvados de las aguas tempestuosas del pecado, y de perecer en los aluviones de pecado. Venid a convertiros en los hijos prometidos de la Mediadora, como resultado de la devoción que hayáis tenido hacia Ella.
Con vuestra devoción a Ella, os estaréis consagrando a Mí. Toda devoción, honrando Su Corazón, se amplificará y ascenderá hasta Mí, puesto que Nuestra unión es tan perfecta. Con vuestra devoción a Su Corazón, todos Mis mandatos se entenderán mejor bajo Su Luz, porque vuestros pasos serán guiados por Su Corazón, ya que vuestra mano será tomada por el Trono de Gracias Mismo. ¡Qué bendecidos estaréis por repetir vuestra devoción a Su Corazón!
Venid a Aquella, tan Bendecida, que muestra Su Amor Maternal a Sus hijos enseñándoles el camino hacia el cielo. Venid a la Corredentora de vuestro Redentor, cuyo Corazón, ardiendo de Amor, se ofreció a ser también traspasado por vuestra causa. Venid a honrar ese Corazón, encendido como una Lámpara, brillando por dentro y por fuera junto a Mi Corazón.
Si decís: “No necesitamos Su Corazón”, sabed que en realidad estáis diciendo: “¡No necesitamos el Corazón del Señor!” Aprende, hombre débil, que Mi Sagrado Corazón y el Inmaculado Corazón de tu Madre están tan unidos que, en su unidad perfecta, esos Dos Divinos Corazones se convierten en Uno Solo. Yo os digo solemnemente que si reconocéis Su Corazón, no sólo estaréis reconociendo Mi Corazón sino también el del Padre. ¿No he dicho que Yo estoy en el Padre y el Padre está en Mí? Si Yo estoy en el Padre y el Padre está en Mí, Mi Corazón también está en el Padre y Su Corazón está en el Mío. Decir que Nosotros no somos inseparables y Uno, es negar Mi Palabra. No seáis esclavos de vuestro espíritu y no os dejéis vencer por los argumentos del mundo.
Decidme, ¿qué corazón de criatura es como el Corazón de María? No hay ninguno como el Corazón de María. Perfecta desde el principio, Inmaculada desde Su nacimiento13 y llena de Gracia, superando con su gracia las gracias de Mis Ángeles. Por eso Mis Ángeles, en tropel, se preguntaban unos a otros:
“¿Quién es ésa, cubierta con un velo?”
“¿Por qué las crestas de las montañas se inclinan profundamente, saludándola, cuando Ella pasa por su lado?”
“¿Quién es ésa, sin mancha alguna en Su Corazón y tan agradable a Dios?”
“¿Habéis visto cómo toda la creación de Dios baja la mirada cuando Ella pasa por delante?”
“¿Quién es Ella, que es como una fuente que hace fértiles los jardines con Sus gracias, ese pozo de agua viva?”
“¿Quién es Ella, con un Corazón tan puro de amor divino, aspirando a Dios día y noche, noche y día, y en unión perfecta con el Altísimo?”
“¿Quién es esa Virgen tan humilde a pesar de Su gran riqueza de virtudes y gracias, que los Ojos del Dios Supremo nunca La abandonan?”.
Muchos de Mis Ángeles se quedaron mudos de admiración, les faltaban palabras…
Es en ese Corazón, en ese Abismo de gracia donde Yo ejercí Mi Poder. El Autor del cielo y de la tierra, el Autor de la gracia, encontró Su cielo en el cielo, Su gracia en la gracia, para venir en condición de esclavo. Yo vine a la Prodigiosa Humildad14 para servir y no ser servido. Yo, el Redentor de toda la humanidad, el Mesías prometido, vine a la imagen perfecta de Mi Sagrado Corazón, para compartir las penas, las alegrías, los sufrimientos, el martirio, las maravillas, las traiciones, las angustias, la flagelación, la transfixión, y la crucifixión. Nuestros Corazones expiaron juntos.
Todos los momentos que Mi Santa Madre pasó en la tierra fueron un perfecto himno de amor, caridad, humildad y pureza. Un tesoro de Mis tesoros. Yo vine a ese Santo Corazón, imagen y semejanza de Mi Sagrado Corazón, para hacerme Dios-Hombre, para seguir Sus pasos15 y que luego Ella siguiese los Míos16. He dicho que Ella y Yo lo compartimos todo en el camino hacia la Cruz,
Nuestra unión era tan íntimamente perfecta que no necesitábamos hablar, pues la única expresión estaba en Nuestro Corazón. Mis palabras y Mis pensamientos no necesitaban serle transmitidos en Mi ausencia. Por el poder supremo de Mi Espíritu Santo, Ella lo sabía todo. Ella lo conocía todo en Su Corazón virginal, porque poseía a Dios y Dios la poseía a Ella. Y así, su alimento cotidiano era la Voluntad del Padre Eterno.
¡Oh Creación! ¡Mi Alma se siente profundamente consternada cuando tantos de vosotros rechazáis Su Corazón! ¡Y Mis Ángeles tiemblan por ese día en que Yo declararé a esa gente, culpable! Pero para aquellos que La honraron y La amaron, la Puerta de Su Corazón estará abierta para que entréis en el Cielo. Y Yo os diré a los que La amáis y La honráis: “¡Venid! Vuestro amor por Ella fue tan grande en la tierra que hoy podéis venir a vuestra habitación e inclinaros ante Mi Templo Santo17”.
Creación, esa Gran Señal18 en el cielo, la Mujer vestida del Sol que tiene a los demonios paralizados de miedo, esa Gran Señal que ilumina los cielos, aterrorizando a las Tinieblas19, no es otra sino Mi Madre. En contraste con las tinieblas, he suscitado a esta Santísima Virgen para que fuera para todos vosotros, de noche, un Pilar de fuego ardiente que guiara vuestro paso, y de día, un Sol que iluminara vuestra terrible oscuridad.
Aquel día en que fui concebido por el Espíritu Santo en Su Seno virginal, todos los demonios se quedaron paralizados de miedo, mientras que, en el cielo, al mismo tiempo, un gran tropel de la hueste celestial alababa a Dios y cantaba: “Gloria a Dios en lo más alto del cielo, y paz a los hombres que gozan de Su favor”. Así, Yo descendí desde el cielo al cielo, desde Mi trono hasta Mi trono…
Sí, allí donde cada virtud florecía, extasiando Mi Sagrado Corazón con la fragancia de Su perfecto Amor. El Corazón de Mi Perfecta no tiene rival y es totalmente cautivador… Su corazón, desde Su Inmaculada Concepción, fue una incesante oración, un incienso reparador, una perpetua adoración a Dios. Ésta es Mi Viña20, cultivada por la poderosa Mano de Mi Padre para que la Vid Verdadera echara Su raíz en ese suelo.
Venid al Corazón de vuestra Madre Bendita, que es tan luminoso como el día. Venid a recibir Sus gracias, que son innumerables, y que salen como rayos de luz de Sus Manos. Mi Corazón, que está lleno de gracia y verdad, se hizo carne en el Seno Virginal lleno de gracia y de verdad. Y ahora, Nuestros Dos Corazones, unidos en Uno Solo, vencerán la Enconada Plaga, no por la fuerza física, ni por la fuerza de las armas, sino por el amor y el sacrificio.