5 – 29 de agosto
de 1990(Rodas)
(Los Diez Mandamientos)
¿Señor?
Yo soy. Apóyate en Mí, piensa en Mi Amor. He caminado solo por el Camino hacia la Cruz. De los hombres de Mi pueblo, ninguno estuvo Conmigo. Me odiaron sin ninguna razón. Me prendieron por la fuerza y por la ley. El sufrimiento y la humillación fueron el premio de Mi victoria.
He cargado con vuestras faltas y he permitido que las mismas manos que Yo creé Me golpearan y Me desfiguraran, pero por medio de estas Llagas habéis sido sanados… Por lo tanto, bendecid a los que os persigan, no los juzguéis, bendecidlos y orad por ellos. Hoy os digo esto con lágrimas en los ojos: hay muchos que se comportan como enemigos Míos y de Mi Cruz. De todos los que predican Mi Evangelio, muy pocos trabajan en realidad Conmigo y por Mi Reino.
Toda Mi Ley se resume en un único mandato:
AMOR
Si hubieran seguido Mi Ley y examinado su conducta diariamente, habrían descubierto que no están viviendo de acuerdo con Mis Mandamientos. Y si Me dicen: “¿En qué no estamos siguiendo Tus Mandamientos? ¿Cómo debemos entonces seguir Tus Mandamientos? ¿Podemos enseñar Tus Mandamientos si dices que no los seguimos?” Todavía no los estáis siguiendo, porque no hay amor en vuestro interior. La Corona de Mis Mandamientos es el Amor. Amar es vivir según Mis Mandamientos. No seáis como Caín que no Me amaba, y sólo por celos espirituales degolló a su hermano…
(Cuando comprendí cuál era la intención de Dios, comentar Sus Diez Mandamientos, temí ser incapaz de anotarlo todo.)
¡Oh Dios, jamás podré hacerlo sola!
¿Quién te ha dicho que vas a hacer este trabajo sola? Escribirás cada palabra que Yo te diga. No te apresures, puedo dictarte por etapas si quieres.
Señor, ¡hazlo según mi capacidad!
Olvidas Mi Capacidad que puede llenar tu capacidad. Ven… Comparte Mi Obra para ganar almas. ¿Comprendes Mi Sed? Yo tengo sed de almas, sed de vuestra santidad, sed de vuestra reconciliación. Tengo sed, queridos hijos Míos, de todo lo que soy Yo y Mi reflejo. Tengo sed de devolveros la divinidad. Tengo sed de un amor correspondido. Tengo sed de renovar vuestra fuente original y vuestra alianza con Mi Santo Nombre; vuestra fuente original que brota de Mi Amor Sublime.
Tengo sed de adoración, pero ¡mirad lo que habéis hecho y en qué os habéis convertido! ¡Oh, era! Has dejado de adorarme, y has multiplicado en cambio tus falsos dioses. No obedeces Mis Mandamientos; no, no observas Mi Ley. ¡Era de miseria, qué ha sido de ti! Rara vez Me invocas para adorarme. Ya no Me llamas por amor, ni Me honras, ofreciéndome tus servicios.
Te he estado llamando todos los días de tu vida para recordarte quién es tu Padre Celestial y a quién debes recurrir, pero tu corazón no se decide por Mí, ni tu mente está dispuesta, porque has preferido cortar el cordón umbilical que nos une y nos hace uno, para establecer tu propia ley y llamarte: sin-dios. Llevada por la Vanidad, quieres considerarte igual a Mí. Ahora dices: “Soy igual a Dios y estoy sentada en Su Trono, porque mi sabiduría ha amasado un gran lujo y una gran autoridad sobre el mundo”. Tu destreza para negociar es tal que una multitud de naciones sigue tu ejemplo. Sí, has seguido efectivamente los consejos de la serpiente primigenia que tan astutamente hizo que tus antepasados comiesen la fruta prohibida, asegurándoles que serían como dioses1. Entonces pensaste que se te abrirían los ojos, pero en realidad te quedaste ciega, y hasta el día de hoy estás luchando por cortar este Cordón que te da la Vida y la Santidad, pensando que encontrarás tu libertad, pero lo que encuentras es la Muerte.
¡Oh, era de miseria! Estás sirviendo a la Locura en vez de a la Sabiduría. Estás sirviendo al dragón en vez de a vuestro Santísimo. No estás obedeciendo Mis Mandamientos, no, no estás observando la Ley que Yo te di. Me estás poniendo a prueba incesantemente. Tu era, hijita Mía, es culpable de graves blasfemias, porque no guarda Mi Ley. Hacen caso omiso de Mis Mandamientos, en los que pueden hallar la vida si los observan. Nación tras nación se ha desviado de Mis Diez Mandamientos en su totalidad, añadiendo la blasfemia a la rebelión. Con el imperio del dragón, la bestia negra2 junto a la segunda bestia, alias el falso profeta, instalaron para sí postes blasfemos sobre cada colina elevada y bajo las ramas extendidas de cada gran árbol, para conquistar el mundo y apagar la poca luz que queda en él. Sobre cada una de sus siete cabezas, la bestia fabricó ídolos que representan a sus propios dioses. Estos ídolos, por el poder del dragón, están instalados en lugares elevados.
Luego designaron, para ocupar los puestos elevados, a sacerdotes que son de los suyos y que ofician hoy en el corazón de Mi Santuario. Y no Me dan culto a Mí, sino que fingen hacerlo. Salen disfrazados de sumos sacerdotes3, adorando y sirviendo a la bestia misma y su producción, que se ajusta al mundo. Adoran a dioses ajenos y sin vida, como lo hicieron sus padres en el pasado. Desprecian la piedad y repudian Mis Mandamientos, hijita Mía. Van por todas las naciones enseñando a adorar la imagen del hombre mortal4, una imitación sin valor, en lugar de Mi Gloria Eterna… ¡Ah, cómo pesan sobre Mí!5 Con el poder6 que les ha conferido el dragón, culminan su odio implacable y su espíritu de venganza, guerreando contra los santos y contra todos aquellos que no están en su clan y que se niegan a adorar la estatua7 de la bestia.
Por eso te digo: benditos los que creen en Mí y Me adoran, benditos los que Me siguen, benditos los que creen que Mi Promesa está a punto de cumplirse, porque sobre ellos, en sus frentes, se marcará Mi Soplo de Amor. En verdad te digo: si un hombre Me sirve, debe seguirme8. ¡Oh, era, no temas regresar a Mí! Regresa a Mí mientras queda tiempo todavía, porque Mi Día está próximo, ¿y cómo lo afrontarás?
Ha sido dicho: no tendréis otros dioses fuera de Mí; no sigáis a otros dioses, los dioses de los pueblos que os rodean. Sin embargo, los hombres han infringido el primer Mandamiento de Mi Padre, declarando abiertamente su libertad, con los medios y el estímulo de las bestias negras, sobre cuyas cabezas recaerá la sangre de muchos.
No invocar Mi Nombre en vano es el siguiente Mandamiento. Naciones arrogantes están atacando ahora Mi Santo Nombre, gentes para quienes Yo no significo nada y cuyas bocas están llenas de blasfemias y dispuestas a adular a otros, si ven en ello alguna horrible ventaja. Maldicen Mi Santo Nombre en sus discusiones. Blasfeman contra Mi Deidad y Mi Santidad. Y aquellos que ofician hoy en Mi Iglesia, pero giran en torno al poder de la bestia, alardeando del conocimiento que tienen de Mi Ley, son los mismos que invocan Mi Nombre en vano.
Son aquellos que cierran las puertas del Reino de los Cielos en la cara de los hombres, sin entrar ellos ni dejar entrar a otros que quieren hacerlo. “Predican” contra el robo, pero Me roban almas a Mí. “Prohíben” el adulterio, pero lo cometen ellos mismos, puesto que siguen a la bestia negra y le son fieles.
Pretenden despreciar a los ídolos y sin embargo saquean Mi Santuario. Por tanto, si esta generación blasfema de Mi Santo Nombre y lo utiliza vanamente, es debido a la permisividad, saciada de vicio, que le han otorgado con liberalidad esos mismos que se visten de capas negras9. Su meta es destruir las raíces de la santidad y de la justicia, y llevar la anarquía a su cenit. Generación… a Mi Retorno, ¿tendré que decir: “no queda un solo hombre bueno, no hay ninguno que comprenda, ni uno solo que Me busque”?
Os he pedido que recordéis santificar el Día de Shabat, pero Lo habéis trastocado con impureza, y manchado con sucias diversiones y con las prácticas con las que deshonráis vuestros propios cuerpos y vuestras mentes, puesto que habéis cambiado la Verdad divina por una mentira, y adoráis y servís a criaturas en vez de servirme a Mí. Habéis hecho que Sodoma y Gomorra parezcan casi irreprochables y puras, comparadas con vuestras impurezas. En verdad os digo que ese Día no les resultará tan duro a Sodoma y Gomorra como a vosotros ahora. La mayoría de vosotros no observa el Día del Shabat. No, no lo observáis, no estáis observando Mi Ley…
Dicen las Escrituras: “Honra a tu padre con todo el corazón, no olvides nunca los dolores de parto de tu madre. Recuerda que les debes tu nacimiento. ¿Cómo puedes devolverles lo que han hecho por ti?”10. Y habéis de seguir este Mandamiento: honra a tu padre y a tu madre. ¿Por qué os sorprendéis tantos de vosotros de que tan pocos sigan este Mandamiento? Necias y malvadas nociones han inducido a esos hijos al error de adorar inventos vacíos, llenando sus espíritus, desde su tierna infancia, con un espíritu de molicie. Muchos padres no han dado a sus hijos esa Fuente inagotable de Mi Espíritu. La Sabiduría los llamaba día y noche, pero esta generación La excluyó, y cada día que pasaba, vuestros hijos se extraviaban más y más del Camino que conduce a Mí. Si alguien, joven o viejo, Me reconociera como su Dios, reflejaría Mi Imagen y, por amor, obedecería y honraría a sus padres como si Me estuviera obedeciendo y honrando a Mí. Pero todas las cosas que son acordes con el mundo han corrompido a esos hijos, impidiéndoles venir a Mí. Falta amor.
Muchos padres se quejan de la desobediencia de sus hijos, mientras que ellos Me hacen exactamente lo mismo a Mí. ¿Por qué? ¿Realmente pueden afirmar que tienen en abundancia bondad, paciencia y tolerancia? Si realmente tuvieran todas estas virtudes, sus hijos tendrían también la virtud de la obediencia y los honrarían a ambos. Pero Yo os digo: las mentes de esta generación están vacías y por eso vino la Oscuridad y las llenó, porque la imagen de convertirse en un filósofo es más importante a sus ojos que Mi Gloria Eterna.
Entonces, su falta de santidad es consumida por la pasión y, desde su tierna juventud, salen a deshonrar sus propios cuerpos. Vuestra generación se ha burlado de Mis Mandamientos y Los ha sustituido por imitaciones blasfemas. Y hasta hoy, de la boca de la bestia salen inventos malvados para oscurecer las mentes de vuestros hijos y arrastrarlos como víctimas hasta la misma boca del león, conquistando sus mentes jóvenes, para que adoren a la primera bestia y sirvan a dioses hechos por el hombre, ofreciéndoles a ellos el honor y el respeto que estaban destinados a Mí, virtudes que hubieran aplicado de la misma manera a sus padres.
En verdad os digo: para los insumisos que se negaron a tomar Mis Mandamientos como guía y los sustituyeron por la depravación, para ellos, habrá fuego al final. ¡Oh, dichosos los sumisos de corazón, pues alcanzarán la perfección! Por tanto, os digo: no seáis insumisos al Temor del Señor.
¡Sabes que te he prohibido matar, generación! Si os llamáis Míos y os consideráis parte de Mi Iglesia y predicáis contra el asesinato, ¿cómo es que matáis? ¿Pretendéis mantener que tenéis razón e insistir en vuestra inocencia ante Mí en el día del Juicio, cuando amontonáis crímenes de niños no nacidos? Desde el Cielo observo espectáculos horribles. ¡Ah, cómo sufro al ver que el seno que forma a ese niño, lo rechaza y lo envía a la muerte sin un nombre y sin ningún remordimiento! El seno que lo formó ya no lo recuerda. A ésos les digo:
“Puedes afilar tu espada, pero el arma que has preparado te matará a ti. Ahora no estás embarazada de un niño sino de iniquidad. Vas a concebir el Rencor y darás a luz a la Desgracia. ¡Cavaste una fosa y la ahondaste sólo para caer en tu propia trampa! Tu rencor revertirá sobre tu cabeza y tu brutalidad recaerá en tu cabeza.”11
Y vosotros12, vosotros que tenéis fama de serme fieles y de aferraros firmemente a Mi Nombre, lo sé todo de vosotros. Sí, se considera que estáis vivos y florecientes, y sin embargo no lo estáis. Estáis muertos y en descomposición. ¡Arrepentíos! Yo os había confiado un sinnúmero de almas. Pero el diablo negoció con vosotros para cambiarlas por su oro y su plata. ¡Si, en efecto! Sé cómo vivís ahora, vivís como los chacales13 en guaridas ocultas14, esas guaridas sobre las que tenderé una vía abierta15. Yo vendré de repente sobre vosotros y expondré vuestra desnudez, y cuando llegue el Día no os permitiré comer del árbol de la Vida. Escuchad atentamente: predicáis contra el asesinato, sin embargo, matáis Mi Espíritu. Alardeáis sobre la Ley, pero luego la desobedecéis, porque no habéis entendido el misterio de Mi maná oculto. No, no habéis entendido todavía Mis alimentos milagrosos, ni el misterio de Mi Transfiguración.
Os he prometido manteneros vivos al final de los Tiempos con Mi Maná Celestial. Yo dije a Mi iglesia de Pérgamo16: “A los vencedores les daré el maná oculto y una piedra blanca, una piedra con un Nuevo Nombre escrito en ella que sólo conocerá el que la reciba”. Hoy os estoy ofreciendo este maná reservado para vuestros tiempos; una comida Celestial, un alimento de Mi Espíritu para vuestro espíritu hambriento. Estoy derramando Mi Espíritu en su plenitud para llenar vuestro desierto interior, y os ofrezco Mi maná celestial gratuitamente, porque ése es el alimento de los pobres… pero no lo habéis comprendido… de modo que rehusáis comerlo y prohibís a otros hacerlo. Ya he inscrito Mi Nuevo Nombre en la “piedra blanca”, que se dará a conocer únicamente a los pobres. Pretendéis ser humildes y pobres, pero no sois ni humildes ni pobres. Vuestro espíritu está entronizado en las riquezas de Satanás.
Yo soy el Soberano de los reyes de la tierra y os he pedido que no cometáis actos impuros ni adulterio. El adulterio ha sido refinado por Satanás de tal manera que ha perdido su significado tanto entre los eclesiásticos como entre los laicos. Mi aguante con vuestro pecado ha llegado ya a su fin. A los que han buscado los poderes blasfemos de Satanás y los han erigido como estandartes para borrar Mi Divinidad, Mi Santidad y Mi Santo Sacrificio17, Yo os digo: es culpa vuestra que Mi Nombre esté siendo blasfemado por los impíos. Habéis ensuciado Mi Santuario ordenando a hombres pervertidos, con pasiones degradantes. Manchados todos por igual, no Me temen. Así pues, si los impíos cometen adulterio hoy y lo encuentran natural, es debido a la gran permisividad que hay en Mi Iglesia, concedida bajo las instrucciones de la bestia cuya meta es falsificar la Verdad.
¿Cómo es que olvidáis con tanta facilidad que vuestros cuerpos son miembros de Mi Cuerpo? Quisiera veros libres de toda perversión, porque vuestros cuerpos son el templo de Mi Espíritu Santo. Yo, vuestro Dios, quisiera veros vivir santamente, puesto que Yo soy Santo. ¡Creación! Si Me reconoces como tu Dios, podrás reconocer Mi Ley y seguirla. Pero muchos de vosotros habéis fracasado y ahora vuestros cadáveres ensucian este desierto… Yo no os he mandado pecar, por lo tanto, ¿por qué usáis vuestra libertad de forma que resulta una trampa mortal para vuestra alma? Imploradme para que pueda perdonaros, de lo contrario saldréis perdedores. Hay que honrar el matrimonio y vivirlo santamente.
Yo soy el Señor y os he llamado a una vida de devoción, de paz, de amor y de santidad. Os he llamado a Mí para siempre. Os he llamado para desposaros con Mi Ternura y Mi Amor y, hasta que no comprendáis que sois Míos y Mis desposados, no dejaréis de pecar y de cometer adulterio contra Mí. En atención a Mi Santo Nombre, no cesaré de emplear todos los medios para haceros entrar en razón, aunque tenga incluso que arrastraros al desierto para manifestaros allí Mi Sagrado Corazón y Sus Insondables Riquezas, para haceros comprender la desnudez y la miseria de vuestra alma. Entonces, como si fuera un rollo de pergamino, desplegaré para vosotros todo Mi Conocimiento a fin de que renunciéis al pecado. Yo tengo el poder de sanaros, así que, ¡venid y arrepentíos!
Mi Espíritu Santo te pide que no robes. Si te dices Mío y si conoces Mi Ley y pretendes estar en la Verdad, entonces ¿por qué, tú que te ordenaste sacerdote18 y ordenaste a otros, no te enseñas a ti mismo a no robar? Pero te has dejado comprar y sigues sutilmente a la bestia que te enseñó a plantar estandartes de anarquía. Tú eres del mundo y tengo mucho por lo que condenarte. Tu lengua proclama con orgullo que haces grandes cosas, cosas buenas, cosas honestas, engañando incluso a los elegidos con tu máscara de cordero. Pero Yo te digo: Tú no Me engañas, porque sé que, detrás de tu máscara de cordero, escondes una espantosa catástrofe para la humanidad, tal como el mundo no ha visto nunca antes: tu meta es abolir Mi Sacrificio19 y sustituirlo por la Iniquidad y por una Mentira.
Pretendes ser Profeta para no reconocer a Mis propios profetas. ¿No tienes miedo de que se borre tu nombre del libro de la vida, puesto que lo único que haces es robarme millones de almas, conduciéndolas a la muerte? Tus milagros impresionan hoy a muchos, y más aún el día que te deshagas de Mis profetas haciéndoles sucumbir20 con tu espada. Ahora te has armado hasta los dientes para hacerles la guerra, porque su testimonio perturba tus oídos y su obediencia a Mis Mandamientos aún más. Ellos no te han seguido a ti, ni tampoco a la bestia. Son los únicos que Me han permanecido fieles y no han permitido jamás que sus labios dejaran pasar una mentira21. Son Mis Abeles. A los ojos del mundo parecerá que tú los has vencido, pero tu alegría durará muy poco, ya que, como el rayo, haré que Mi Justicia te fulmine. Descenderé para infundir de nuevo la vida en ellos22, levantándolos ante tus propios ojos como columnas de luz en Mi Santuario…
Y entonces el cielo se abrirá y tú Me verás23, y si Me preguntas: ¿por qué están tus magníficos vestidos teñidos de carmesí? ¿Por qué están rojos tus vestidos, tu ropa como si hubieses pisado un lagar?24 Yo te diré: “He pisado Yo solo el lagar, ninguno de los hombres de Mi pueblo estuvo Conmigo. En Mi cólera, he pisoteado a Mis enemigos. Ellos no cesaban de desafiarme y de provocarme”.
He venido para borrar de la superficie de esta tierra todas las doctrinas y reglamentos humanos que eran alimentos envenenados para todos vosotros, y que os eran forzados a punta de espada, para profanar Mi Divinidad y Mi Santidad. Ésta será la primera batalla del fin.
Yo Soy: el Jinete Majestuoso25. Yo Soy: el Verbo.
Si esta tierra se lamenta, languideciendo, y sus árboles no dan fruto y sus hojas se marchitan, es porque no estáis obedeciendo Mi Ley. ¿Acaso no te he dicho: no darás falsa evidencia ni falso testimonio? Sin embargo, desde el corazón de Mi Santuario, en el que está clavada la hoja de la lanza26, donde entre Mis Abeles hay también Caínes, tampoco se obedece este Mandamiento. Los sacerdotes designados por Caín son enviados ahora a los cuatro rincones de la tierra, no para dar testimonio de Mí como el Resucitado, ni de Mi Sacrificio, sino para condenar Mi Palabra, remedando las Escrituras y enseñando a todas las naciones un Falso Cristo bajo un falso ecumenismo, dando al mundo una porción de Racionalismo y Naturalismo, un alimento profanado: una Mentira. Yo os digo que no saldrán victoriosos ni gobernarán para siempre. ¡La Justicia prevalecerá!
No te dejaré prosperar eternamente, puesto que lo sé todo de ti y cómo, por el poder del dragón, estás designando tus propios sacerdotes, colocándolos en altos puestos para aplastar y vencer a Mis propios sacerdotes. Yo te digo: el tiempo está casi agotado. Te arrancaré de tu elevado puesto para caer a los pies de Mis propios sacerdotes, de Mis santos y de Mis Ángeles, y hacerte admitir que tú eres el esclavo de la bestia… Pronto, muy pronto, vendré a vosotros como un ladrón, inesperadamente, y acabaré con la Mentira, con vuestro Falso Cristo. Y restableceré La Verdad. Volveré pronto para hacer añicos esa falsa imagen que estáis haciendo de Mí, obligando a cada nación a honrarla27. No, ¡no saldréis victoriosos!
Hijas e hijos Míos que erráis sin rumbo en este desierto: regresad a Mí, ¡arrepentíos! No pequéis más. Sé que muchas veces habéis dado falso testimonio por falta de amor. Pero, debido a vuestra hostilidad hacia Mí, no estabais bajo la protección de vuestro pastor para que os enseñara Mis preceptos. Sin embargo, a pesar de vuestra arrogancia y de vuestra hostilidad hacia Mí, os grito: ¡Yo os amo! Y Mi perdón se os ha concedido ya. Volved a Mí tal como sois y Yo os revestiré de Mi Divinidad. Os devolveré vuestra divinidad en atención a Mi Santo Nombre.
¿Queréis testificar? Testificad de Mi gran Amor y Misericordia. ¿Queréis dar testimonio? Dad testimonio en Mi Nombre: Jesucristo, Hijo Bienamado de Dios y Salvador. Amaos los unos a los otros como Yo os amo. Alegraos, vosotros a quienes se ha dado Mi maná escondido y que ya habéis recibido el Sello de Mi Amor en vuestra frente.
Desde el Cielo os he ordenado no codiciar los bienes ajenos ni la mujer del prójimo. Desde los laicos hasta los sacerdotes tampoco se ha guardado este Mandamiento. Yo he revelado Mi Amor hacia cada criatura en la tierra. Con Mi Sacrificio, y por este Sacrificio, os he dado la vida eterna y Mi Mensaje de Amor. Muchos de vosotros predicáis una y mil veces: amor, perdón, humildad, tolerancia y santidad. Sin embargo, hasta el día de hoy, muchos de vosotros estáis dispuestos a matar porque no conseguís lo que queréis. Os seguís lanzando flechas envenenadas unos a otros porque no tenéis lo que Yo he dado a vuestro prójimo. Desde el tiempo de Mi Abel hasta hoy, este pecado se repite constantemente.
El primer hombre que codició los bienes de su hermano fue Caín, pero ¿cuántos más Caínes existen hoy? ¿Y cuántos más Esaús? Esaú, movido por la conveniencia y nada más, cedió su primogenitura, cayendo en la apostasía. ¿Por qué no seguir el ejemplo de Abel y ser santo? Amar es vivir santamente y de acuerdo con Mis Mandamientos. Si tú, que Me alabas noche y día, codicias sin embargo los bienes de tu prójimo, ¡te pido que te arrepientas! Si Me preguntas: “¿De qué modo estoy codiciando los bienes de mi prójimo, yo que Te he consagrado mis bienes, mi vida y todo? ¿Cómo puedo estar codiciando sus bienes?” Yo te diré: tu espíritu está codiciando el espíritu de tu prójimo y esos dones concretos que Yo he concedido a su espíritu. El diablo ha tendido una trampa a tu alma, ¡no caigas en ella! ¿Dónde empiezan primero esas guerras y esas batallas entre vosotros, dentro de Mi Casa, si no son principalmente por celos espirituales? Caín quería algo y no lo conseguía, por tanto, mató a Abel. Esaú quería algo y cedió su primogenitura para conseguirlo. Vosotros tenéis una ambición que no podéis satisfacer, por lo tanto, o bien ignoráis la felicidad de vuestro prójimo para disgustarlo, o salís dispuestos a matar.
En verdad te digo: si tienes en el corazón la amargura de la envidia, o una ambición egoísta, nunca reivindiques nada para ti mismo ni encubras la Verdad con mentiras, pues donde se encuentra la envidia y la ambición, se encuentra la discordia, la hipocresía y la tibieza. No sigas pecando, ¡arrepiéntete! No te dejes influir por los que ha designado el falso profeta y que son miembros de la morada de Satanás. No los escuches.
Pronto descenderé en medio de vosotros con Mi Trono, por tanto, ven y arrepiéntete mientras aún haya tiempo. Ven, tú que titubeas y vacilas entre el bien y el mal, que te insinúas en casa de tu prójimo para influenciar a mujeres necias que están obsesionadas con sus pecados y siguen un capricho tras otro, en el intento de educarse a sí mismas, pero que nunca consiguen llegar al conocimiento de la Verdad28. Date cuenta de cuán lastimoso es tu aspecto y no malinterpretes Mis amonestaciones. Sé consciente de cuánto te amo. Trabaja para Mi Gloria y no mires a la izquierda o a la derecha. Porque, si miras a la izquierda, verás lobos voraces dispuestos a saltar sobre ti y hacerte pedazos, y si miras a la derecha, verás una fosa, cavada para que caigas en ella. Sé dichosa, generación, con lo que te he dado, y comparte como Yo comparto contigo.
Mi Fuego es inminente y ¡ah!… tantos de vosotros no estaréis preparados porque vuestra era no cree, no Me adora, no espera ni Me ama. Vuestra generación ha reemplazado la Verdad y Mis Mandamientos por blasfemias. Falta el Amor entre vosotros. No vivís una vida de amor, ni tampoco habéis comprendido lo que significa: “El Temor del Señor es el Principio de la Sabiduría”. Si Me teméis, sois bienaventurados; si Me teméis, podréis alcanzar la perfección; si Me teméis, os embriagaré con Mi dulce Vino y os llenaré de Mis frutos; si Me teméis, viviréis en Paz; si Me teméis, la Sabiduría vendrá hasta el umbral de vuestra puerta; si Me teméis, obedeceréis fervientemente Mis Mandamientos, sin cambiar una sola coma de Ellos.
Por ello os recomiendo a todos que no viváis con doblez de corazón. Inundad vuestra alma de Mi Divina Gracia, ahora que todavía hay tiempo. Arrepentíos, mientras aún hay tiempo. Volved a Mí, mientras aún hay tiempo. No amontonéis un pecado encima de otro.
¡Ay de esas almas testarudas que cierran sus oídos a estos últimos avisos! ¿Qué haréis a Mi Retorno? Se me conoce como el Fiel y Veraz29, y os digo: La Justicia prevalecerá. No estés perpleja, hijita Mía. No te quedes desconcertada con lo que te he dado a escribir, pues ha sido predicho que, en tus días, Mi Iglesia sería traicionada por uno que era muy de los Míos, tal como Judas, y que la apostasía de Mi Iglesia saldría del interior de Ella. Yo habría de ser traicionado por aquellos que compartieron Mis Comidas, que tenían vínculos Conmigo, que comieron y bebieron Conmigo.
Pero, muy pronto ya, se descubrirá todo lo que está encubierto, y lo que he dicho con parábolas y metáforas se hará claro. Desvelaré Mis proverbios y parábolas a los pobres. Antes de que haya pasado esta generación, con Mi Poder y Mi Gloria derribaré al Falso Profeta. Todo lo que dicen las Escrituras se ha de cumplir hasta la última tilde. Por eso he puesto todo por escrito, para que, después de examinar estos Mensajes, comprendáis la marca de autenticidad en cada letra, y que éstas son Mis Propias Palabras, dadas por Mi Gracia a todos vosotros. Yo he venido a reavivar esta vacilante llama de amor, antes de que el Falso Profeta la apague del todo…
(Jesús lloraba.)
…Estoy llorando, sí, es verdad. El Falso Profeta está alojado en Mi Casa, y en vez de dedicarme ofrendas perfumadas y sacrificios, los está sustituyendo por toda clase de formas malvadas ofrecidas a él por el maligno: impureza, promiscuidad, injusticia, desobediencia a Mi Ley, libertinaje y embriaguez con la sangre de Mis profetas, los Míos propios… Sin cesar, su boca lanza jactancias y blasfemias a los cuatro rincones de la tierra. De la misma boca salen bendiciones falsas y maldiciones verdaderas. Lo sé todo sobre él. Le conozco por dentro y por fuera, y te digo: nunca alcanzará el lugar del descanso. Yo, el Señor, te daré visiones, hijita Mía, de aquel que lleva sobre sí la sangre de muchos y también de los que le adoran.
Estate en vela, implorando en todo momento la fuerza de permanecer con confianza junto a Mí. Escúchame: los pecados de este Rebelde han llegado hasta el Cielo y han suscitado toda Mi Justicia, acompañada de un Infinito Dolor en Mi Alma por tener que condenarle a él y a toda su estirpe. Mi Padre los creó con gozo y gran Amor, y Yo los he amado y Me he sacrificado para redimir no sólo a los justos sino también a los injustos. He entregado Mi Vida por ellos; pero él y su clan, por el contrario, se han vuelto contra Mí con plena conciencia de destruir su fe…
(Jesús lloraba de nuevo.)
…y de romper Mi Alianza para siempre jamás… Su meta es distorsionar las Escrituras de principio a fin, y hacer de Mi Palabra, de Mis Verdades, de Mi Sabiduría y del lenguaje de Mi Cruz un resonar de címbalos, una teoría racional, una teoría de filósofos. Remedando a la Sabiduría, y por medio de esas enseñanzas vacías, alimenta a una multitud y los conduce a la muerte.
Con su boca jactanciosa remeda la Buena Nueva, remeda Mi Resurrección y Mi Divinidad entera. ¡Ah, pronto se acabará el tiempo de tu comercio! Los traficantes que negociaron contigo y que te abastecieron con mercancías de la mejor calidad, se hundirán, y todo el mundo quedará horrorizado de tu destino.
Hija, lee Ezequiel 28:
“… Hinchado de orgullo has dicho: ‘Soy un dios, estoy sentado en el trono de Dios, rodeado por los mares.’ Aunque eres un hombre y no un dios, te consideras igual a Dios. Ahora eres más sabio que Daniel. Ningún sabio es tan sabio como tú. Con tu sabiduría y tu inteligencia has amasado una gran fortuna. Tienes montones de oro y plata en tus tesoros. Es tal tu habilidad en el comercio que tu fortuna ha seguido creciendo, y con ello tu corazón se ha vuelto más arrogante. Ya que te consideras igual a Dios, ¡muy bien!, voy a enviar extranjeros contra ti, los más bárbaros entre las naciones.
“Desenvainarán la espada contra tu famosa sabiduría, profanarán tu gloria, te arrojarán a la fosa y morirás de muerte violenta en medio de los mares. ¿Vas a seguir exhibiéndote como Sumo Sacerdote, ataviado de oro y plata? ¿Vas a seguir diciendo ‘soy un dios, un profeta’, cuando tus asesinos se enfrenten a ti? ¡No, entre las garras de tus asesinos eres un hombre, no un dios! Y morirás como los impíos, a manos de los extranjeros.
“En otro tiempo fuiste un ejemplo de perfección, lleno de sabiduría, perfecto en belleza. Estabas en el Edén, en el jardín de Dios, en el Centro de Mi Santuario, pero tu ajetreado comercio te ha llenado de violencia y de pecado. Has corrompido tu sabiduría debido a tu esplendor. Por el inmenso número de tus pecados, por la falta de honradez de tu comercio, has profanado Mi Santuario.”
Después lee Apocalipsis 18.
Ahora se ha pronunciado la sentencia sobre este mundo. Ahora el príncipe de este mundo será pronto derrocado. La segunda bestia, alias el Falso Profeta, el ‘sumo sacerdote’, la Lanza, los chacales, son todos uno y el mismo. Él es el que se armó hasta los dientes para combatir Mi Ley30 y a Mis profetas31. Él y su clan son los chacales que os he mencionado en Mis anteriores Mensajes. Me he cansado de él y de todo su clan, y no Me agrada en absoluto castigar. Yo quería redimirlos, adoptándolos como hijos Míos, pero se han dejado comprar por ricos traficantes que caerán con ellos. Siente Mi congoja, siente Mi dolor, siente Mi sufrimiento. Son idólatras del dinero…
Dios mío, ven a descansar
en los corazones de Tus Abeles,
de aquellos que Te aman de verdad.
Puede que sean unos pocos, no muchos,
pero son Tus santos que soportan pruebas.
Son el pueblo que Te ama.
Son los que tienen constancia y fe.
Son Tus compañeros,
Tus primicias que nunca permitieron
que una mentira saliera de sus labios.
Te los ofrezco
para que puedas descansar en ellos.
Descansaré Mi Cabeza en los corazones de Mis devotos hijos (los santos de tu era). Ven, ámame, consuela Mi Corazón. Y repara por los que están privando de Mi Amor a naciones enteras, levantando un muro entre Mis hijos y Yo. Nunca he privado a un alma de Mi Amor. Vassula Mía, ora incesantemente, pues muchos quedarán limpios por las oraciones. Muchos serán purgados con sacrificios y ayunos. No te rezagues, el tiempo apremia. Bendíceme más, borra la iniquidad del mundo dándome y mostrándome más amor.
¡Ah, Vassula!, hija Mía, agrádame diciendo estas palabras:
“Jesús,
enséñame a amarte con ternura,
otorga esta gracia a los que no Te aman
y no conocen el Fuego Abrasador
de Tu Sagrado Corazón.
Amén.”