6 de julio de 1990
La paz esté contigo. He aquí Mi Mensaje: La paz esté con vosotros. Yo soy vuestro Redentor que os habla. Yo soy Aquel que más os ama. He venido a vuestra nación para dar la vista a los ciegos y quitar la vista a los que pretenden ver… He venido a vosotros para que escuchéis Mi Voz, la Voz de Mi Espíritu Santo, el Constante Recordador de Mi Palabra y de todo lo que os he dado. Escuchadme: Habitantes de la tierra, ¡cuánto os amo! A pesar de vuestra pasmosa maldad y vuestra apatía para Conmigo, Yo, vuestro Jesús, os amo.
Hoy, amadísimos Míos, vengo a estar ante vosotros como vuestro Pastor para deciros: Mi Reino está próximo y, antes de que esta generación haya pasado, todo lo que ha sido anunciado por Mis profetas de hoy, habrá tenido lugar.
Orad por aquellos a quienes he dado bocas para alabarme, pero las utilizan sólo para mancillar Mi Santo Nombre.
Orad por aquellos a quienes he dado ojos para ver Mi Belleza, Mi Santidad y Mis Maravillas, pero se han vuelto ciegos, con escamas en los ojos a causa de sus pecados.
Orad por aquellos a quienes he dado oídos para oír Mi Palabra y Mis Himnos de Amor, pero han dejado que sus oídos se vuelvan sordos, por miedo a oír y convertirse.
Orad por aquellos de cuyas bocas salen falsos testimonios y son inconscientes de ello. Sus líderes caerán y tendrán que enfrentarse a la Justicia.
Orad por los que nunca cesan de lanzarse entre sí flechas envenenadas: tienen que darse cuenta de cómo están dañando Mi Cuerpo.
Decid la oración que vuestra Santa Madre os enseñó en su anterior Mensaje para aplacar y hacer retroceder la Justicia de Mi Padre. Pedid al Padre que preste oídos a vuestra generación. Reparad por las almas obstinadas que no cesan nunca de hacer el mal.
Orad por todas esas almas, Mis pequeños corazones, porque vosotros sois la sal de la tierra. Y Yo, Jesús, os digo: Tened valor, pequeños corazones, porque Yo estoy con vosotros.
Yo me ocuparé de que Mi Santo Nombre sea conservado Santo, a pesar de que Mis enemigos hayan introducido esa gran apostasía en Mi Iglesia, y una desastrosa abominación en el corazón de Mi Santuario; y aún persisten, a causa de su orgullo.
En verdad os digo que Mi morada será reconstruida sobre sus primitivos ladrillos. Se acerca el Día en que Yo caeré sobre esos sabios y destruiré toda su pretendida sabiduría y su hostilidad hacia Mi Divinidad. Los arrancaré de raíz para que no puedan prosperar más. Ellos han apostatado de Mí, sí, han acostumbrado sus pasos a caminar con la Apostasía, y tienen como guía y compañero de viaje el Racionalismo, el Arma para combatir Mi Divinidad.
Si alguien está sediento de Conocimiento, que venga a Mí a beber, y Yo le daré agua viva. No vayáis a beber de la doctrina de un hombre, procedente de su propia racionalidad. Ese hombre está poniendo el honor de los hombres por delante del honor que viene de Dios. Por ello, digo para todos ésos: ¡Ay de vosotros cuando el mundo os alabe! Llegará el día en que tengan que hablar desde el suelo, pero antes de que su voz llegue a Mí, será amortiguada por el polvo y por la espesa capa de sus pecados. La Justicia prevalecerá.
Os digo solemnemente que, en esos días venideros, Satanás y todos los espíritus inmundos no obrarán sutilmente como lo hicieron antes. No, ahora ha llegado el momento en que él y esos espíritus inmundos se mostrarán abiertamente a cada habitante de la tierra. Satanás enviará falsos profetas y los multiplicará como la arena, creando confusión entre vosotros, para engañar incluso a los elegidos. Por tanto, tened cuidado de que nadie os engañe. Esta señal es la señal de las vísperas de Mis Grandes Señales que están por llegar. El demonio está hoy como una bestia salvaje herida, y por eso se vuelve más peligroso. Pero no temáis los que Me amáis. Yo os otorgaré la seguridad por la que suspiráis.
Mas, ¡ay de aquellos que han mancillado Mi Santuario, introduciendo una gran apostasía en Mi Iglesia: ¡azufre y fuego lloverán sobre ellos! En verdad os digo que por las guaridas donde viven los chacales1 pasará pronto una gran vía inmaculada que se llamará Vía Sacra. Los impuros no viajarán por ella, pero los vivientes caminarán por ahí, porque ellos saben cómo adorarme, y doblarán las rodillas y Me dirán: Amén… Amén…
Hijitos, jamás os guardéis rencor unos a otros, estad unidos, estad unidos, sed uno. Soy Yo, Jesús, quien pide esto de vosotros. Os bendigo a todos, dejando Mi Suspiro de Amor en vuestras frentes, el Suspiro que os sella como Míos.
(Mensaje de nuestra Santa Madre:)
La paz esté con vosotros. Hijos Míos, me gustaría que hoy leyerais y meditarais Lc 15,4-7. Sí, Jesús no os quiere perder a ninguno de vosotros, por eso está a la búsqueda constante de vuestro corazón. Orad más que nunca, hijitos Míos. Conservad Santo el Nombre de Dios, y recordad que quienquiera que busque al Señor, Lo encontrará. Quienquiera que llame, tendrá siempre la puerta abierta para él. Trabajad por vuestra salvación, orad por todo lo que necesitéis.
Yo os quiero dichosos y pacíficos en el Señor, porque el Señor os ha hecho el Don de Su Amor. Porque, ¿hay un Don más grande que Su Amor? Hallad la Paz en el Señor, esa Paz que os falta a muchos de vosotros. Adentraos en el Amor de Dios, y Él purificará vuestra alma. Alabad al Señor porque es bueno y paciente. No vengáis a Él sólo por vuestros intereses; no vengáis a Él inconscientemente, sólo por obligación; venid al Señor para alabarle y amarle.
Considerad las bendiciones que Dios os concede diariamente. Contemplad las bendiciones que os está dando a diario, y ofrecedle vuestros corazones, dándole gracias, amadísimos. Mostradle también vuestra gratitud.
Jesús es Amor, Jesús es Esperanza y Jesús significa Aquel-Que-Salva. No dudéis, pues, de la Grandeza de Su Amor. Tened Fe en Él. Él viene a salvar incluso al más pequeño de vosotros. Dad testimonio a las naciones de este Gran Amor y difundid Sus Mensajes por los cuatro rincones de la tierra.
Yo, vuestra Santa Madre, estoy siempre junto a vosotros, Mis hijos. Yo os bendigo. Que la Paz de Mi Hijo reine en vuestros corazones.