23 de abril de 1989

(Dos días después de la reunión de oración y de la lectura de los Mensajes, en la pequeña iglesia de Saint Maurice, de los capuchinos. La iglesia estuvo llena.)

Bendito sea mi Señor que no nos ha privado
de reunirnos en Su Nombre.
El Señor es bueno
incluso con los que carecen de méritos.

Señor mío,
has respondido a nuestras oraciones,
has respondido al ayuno y a los sacrificios
que Tus amadísimos hijos
Te han ofrecido.

Bendigo Tu Nombre.
Bendecimos Tu Nombre.
“Mi Señor es bueno, Su Amor es eterno
y su fidelidad perdura por todas las edades”1.
Sirvamos al Señor.

Yo soy el Señor que os ama. Ante los ojos de vuestros perseguidores, Yo os alimentaré. Benditos seáis todos los que habéis escuchado y reconocido la llamada del Pastor. Benditos seáis todos los que Me habéis ofrecido sacrificios.

Yo rescato a todos los que se aferran a Mí. Mis Brazos son vuestra cuna, Mi Sagrado Corazón vuestro Refugio. Yo soy vuestro Dios y vosotros sois Mi pueblo. ¡Alegraos! Alegraos, amadísimos. No tratéis de comprender por qué Mi Voz se trasmite a través de este débil instrumento. Creed con sencillez de corazón. Evitad ponerme a prueba. Sed agradables a Mis Ojos como niños puros e inocentes.

Contemplad Mi Sagrado Corazón. Yo estoy delante de vosotros, exponiéndoos a todos Mi Corazón. Sentid Mi ardiente Amor por vosotros. No os resistáis a Mí, no os resistáis a Mi súplica. Venid a Mí y permitidme que os sumerja en las profundidades de Mi Sagrado Corazón. Que Mi Corazón sea vuestro Refugio. ¿Cómo no iba a venir a rescataros, amadísimos Míos? Yo que soy la Fuente Sublime del Amor, ¿habría de fallaros jamás?

Vuestro grito de angustia ha resonado en todos los Cielos. He oído vuestras súplicas desde la tierra. No, amadísimos, no temáis. Mis Ojos lo ven todo, lo oigo todo, y en verdad os digo que Yo guiaré cada paso que deis y lo bendeciré. Yo soy vuestro Fiel Guardián y Mi Viña será regada y cuidada por Mi Propia Mano. Yo velaré por Ella, no sea que penetren intrusos durante la noche. Que todos los que quieran venir a ver Mi Viña se acerquen de día. Sólo los zorros vendrán de noche. Por lo tanto, levantaos al alba como hombres sensatos y visitad Mi Viña. Yo, el Señor, soy Su Guardián, y por Mi Amor Infinito y por gran piedad vengo a restaurarla.

¡Estad alegres, y que los Cielos oigan vuestras alabanzas! Alegraos y aclamad la Gloria del Señor. Sed los pequeños portavoces que transmitan Mi Palabra. Que los que están dormidos despierten a vuestra voz. Proclamad Mi Amor a todas las naciones, que los que se han extraviado lejos de Mí, regresen. Yo no los rechazaré, aunque su corazón esté árido y sus pecados sean de un rojo escarlata. Yo les mostraré las Riquezas de Mi Corazón Indulgente. Cantad y alegraos, porque Me quedaré entre vosotros hasta el fin.


1 Sal 100,5.