31 de octubre de 1988
(En Rodas, tomé el autobús para ir a la ciudad. Vino el cobrador y le dije: “Un billete, por favor”. Él me dio un billete. Jesús estaba sentado a mi lado y yo me volví a Él y Le dije, riendo: “He pedido un billete, pero en realidad somos dos ¡Ese hombre no se ha dado cuenta!”. Jesús, extrañado, se vuelve y me dice:)
¡Qué estás diciendo! ¿Acaso no estamos unidos y somos uno?… Vamos.