25 de agosto de 1988
¿Señor?
Yo soy.
Vassula, ora por el Retorno del Amor, ora por la renovación de Mi Iglesia, ora por su renacimiento. Su tibieza actual se cambiará en una llama de amor, su apatía se transformará en fervor y en una gran sed de conocerme y seguirme, su infidelidad en lealtad, su aridez se transformará en verdes pastos y en una fuente de pureza para consolar a Mis corderos, apagar su sed y cobijarlos. Mis corderos hallarán en Ella el calor que Yo le había dado en otro tiempo, encontrarán la Paz y el Amor, volverán.
Así pues, ora por esta renovación de Mi Iglesia, ora para que los Evangelios se comprendan plenamente y se restituyan las partes que han sido suprimidas. Ora, hijita Mía, para que Mi Iglesia se Una y se vista con Sus Vestiduras-de-Antaño. Ora para que cesen todas las falsas interpretaciones de Mi Palabra que se os ofrecen ahora. Esas falsas interpretaciones son para vosotros como un alimento envenenado. Mi Alimento es Puro y Sano. Ora para que Mis almas sacerdotales comprendan plenamente Mis Caminos y cómo soy Yo verdaderamente. Ellos aún no Me han comprendido. Ora para que puedan ser iluminados.
Oh, hijita Mía, ora por Mi Gloria, para que, al fin, Mi Santo Nombre sea de nuevo glorificado y honrado por todas las Naciones.
¡Oh, Jesús! ¡Todo esto me parece tan lejano y Tu venida aún más remota!
Hija Mía, recibe Mi paz y estate dispuesta y ávida de recibirme. Os digo con toda solemnidad: las horas vuelan, se disuelven como sombras, y ya estáis viviendo las primeras señales de Mi Retorno. Ya han comenzado los primeros dolores del parto, pero, como la Locura misma, Mi creación se ríe de ellos, rechazando Mis primeras señales. ¡Se niega a creer que los dolores del parto han comenzado ya!
Dedícate, pues, a Mí, hijita Mía, y aliméntate de Mí. Me ocuparé de que no te falte nada. No mires a derecha ni a izquierda, ven directamente a Mí. Yo soy el Señor y seguiré siendo tu Maestro y tu Director Espiritual. Estás aprendiendo de la Sabiduría, estás aprendiendo de Mí, y soy Yo quien tiene las Llaves de la Sabiduría. No dejo entrar a verla a nadie de ojos sabios. Sólo La doy a los niños. Sólo permito a simples niños penetrar en Ella y conocerla.
Gracias, Jesús mío.