1 de octubre de 1987

(He estado toda la mañana ocupada con una visita que trataba de venderme productos de cosmética. Todo ello me pareció innecesario y una completa pérdida de tiempo. Pero me la había enviado una amiga mía.)

Pequeña, te quiero con locura. Yo soy tu Bienamado. ¿Por qué, Vassula? No te apartes de Mí. Has adivinado correctamente1. Mi Amor está inflamado de nuevo y, cuando lo está, Me permito exigir amor. Deseo que vivas sólo para Mí, quiero que fijes tus ojos en Mí. Mírame, ámame, perfúmame, adórname, bendíceme, deséame, respira por Mí, sonríe sólo para Mí. Dime cuánto Me quieres a Mí, tu Dios. Procura atraer a otros hacia Mí. Satisface Mi sed insaciable. ¡Tengo sed, Vassula! Estoy sediento de amor, sediento de almas. ¿Por qué traerme rivales? No Me traigas más rivales ¡no lo hagas! Elógiame, Yo te he dado en abundancia, ¿no Me vas a dar las gracias por todo lo que te estoy dando?

He paseado contigo por Mi jardín de delicias, hemos compartido su belleza. He compartido Mis alegrías y Mis sufrimientos contigo. He apoyado Mi Cruz sobre ti, La estamos compartiendo juntos. Compartiendo Sus angustias, Sus dolores y Sus sufrimientos, compartimos Su Amor. ¿No te he levantado hasta Mi pecho, alimentándote, curándote? Te he tomado como Mi esposa, compartiendo Mi Cruz contigo como lecho nupcial. ¿Quieres mirarme?

(Miré al Rostro de Jesús)

¿Podría Yo abandonarte jamás, flor? Yo soy Quien más te ama. Permanece junto a Mí. ¡Mira!2 Escucha: Ahora estrecharé aún más nuestros lazos. Te quiero más cerca, te quiero uno Conmigo. ¿Quién fue el primero en tenerte en sus brazos?

¿Cómo, Señor?

Yo fui el primero en consagrarte y poner los ojos en ti. Vassula, te he creado para Mí. Déjame recordarte quién eres: no eres nada más que polvo y cenizas, y por Mi inmensa compasión te levanté de entre los muertos a la vida. Recuerda esto siempre.

(Vino el pastor a casa y le enseñé la revelación. Para empezar no la creyó3. Después negó a la Virgen María como nuestra Santa Madre y dijo que jamás había oído hablar de apariciones. No creía en ninguna Obra Espiritual. Está en contra de las imágenes sagradas. Probablemente pensó que yo no era normal.)

Vassula, Yo soy Rico, pero muy pocos conocen Mis Riquezas. Cuando Yo estaba encarnado, ¿acaso no fui desdeñado? ¿No fui mirado con desprecio? ¿No fui llamado blasfemo? ¿No fui rechazado como la piedra desechada por los constructores, que se convirtió en piedra angular?

Hónrame, aceptando el desprecio, la mortificación. Humíllate, sé como Yo. ¿Recuerdas? ¿No te he dicho que habrías de servirme en medio de la miseria? ¿No te he dicho que no tendrás descanso? Acepta lo que Yo te ofrezco. No temas mortificarte.

Dejaré dos gotas de sangre de Mi Corazón sangrante4 sobre tu corazón, cubriéndolo enteramente. Santificada por Mi Mano, vive bajo Mi Luz. Aprende a ser rechazada.

(Sentí a Santa María cerca de mí.)

¿Santa María?

Enciende una vela para Mí, Vassula, y repara su falta5. Pide a Jesús que le perdone. ¿Harás esto por Mí?

Lo haré, Santa María.

Repara, bienamada. No dudes de las Obras de Jesús. Hónranos.

Lo haré, Santa María.


1 Podía sentir el Corazón de Jesús inflamado de nuevo, desbordante de amor.
2 Como si hubiera tenido una idea repentina, Jesús se detuvo, señalando nuestros tobillos. Vi que estaban atados entre sí.
3 Años más tarde, me enteré de que era evangélico. En ese momento no conocía aún las diferencias.
4 Al decirme esto, Jesús parecía muy triste. Mi sufrimiento no era nada comparado con el Suyo. Quería consolar su dolor, olvidando el mío.
5 Por rechazarla a Ella.