El Dr. Tom Best, secretario ejecutivo de la Comisión de la Fe y el Orden del Concejo Mundial de las Iglesias (CMI), se refiere a una iniciativa lanzada en 1997, por el Concejo de Iglesias de Medio Oriente y el CMI, que permitiría a todas las Iglesias celebrar la Pascua juntos, cada año.

En una reunión llevada a cabo en Aleppo, Siria, en marzo de 1997, los representantes de las principales tradiciones cristianas del mundo convinieron en lo que el CMI describió como «una proposición ingeniosa para fijar una fecha común de Pascua».

La iniciativa ha sido recibida calurosamente por muchas Iglesias alrededor del mundo, aunque han demostrado ser irreales las esperanzas de que este año pueda marcar el fin de la división de las fechas.

El Dr. Best dijo que la propuesta de Aleppo buscaba evitar un «choque de calendarios», al continuar usando la fórmula Nicena para determinar la fecha de la Pascua, basando los cálculos en la mejor información astronómica disponible, y tomando el meridiano de Jerusalén como punto de referencia.

Las diferencias sobre la fecha de la Pascua datan de la Cristiandad primitiva. En la actualidad, las Iglesias del Occidente calculan la fecha de la Pascua usando el calendario Gregoriano, introducido en 1582, y que es ahora el calendario estándar en el mundo entero, mientras que la mayoría de las Iglesias Ortodoxas, incluyendo la Iglesia Rusa, continúan utilizando el antiguo calendario Juliano para calcular la fecha de la Pascua.

De acuerdo con el Dr. Best, cerca de 25 Iglesias han enviado respuestas positivas al CMI, con respecto a la propuesta de Aleppo, aunque la respuesta inicial de la Iglesia Ortodoxa Griega fue negativa. Señaló que varios cuerpos internacionales cristianos, como la Conferencia Lambeth de Obispos Anglicanos, el Concejo Pontificio del Vaticano para Promover la Unidad Cristiana, la Conferencia de Iglesias Europeas y la Federación Mundial Luterana habían expresado gran interés en el plan.

Cuestionado sobre los prospectos de la propuesta de Aleppo, el Dr. Best dijo que «la reacción es muy positiva, hasta ahora. Entendemos que las Iglesias Ortodoxas tienen especiales dificultades con la propuesta – la tradición de usar el calendario Juliano, para determinar la fecha de la Pascua, está profundamente enraizada en las Iglesias Ortodoxas, y entendemos que será difícil para ellas hacer un cambio abrupto».

Sin embargo, añadió, las mismas Iglesias Ortodoxas anticiparon la propuesta de Aleppo, en una reunión en Chambesy, Suiza, en 1997, y la proposición de Aleppo respondió a muchas de las inquietudes Ortodoxas.

Los Patriarcados de Constantinopla y Moscú, dos cuerpos Ortodoxos líderes, han informado al CMI que están estudiando la propuesta, la cual también ha sido bienvenida por otras comunidades de Norte América vinculadas a la Ortodoxia. Mientras tanto, un líder Ruso Ortodoxo, el Metropolitano Kiril de Smolensk y Kaliningrado, quien dirige el Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú, ha llamado a las Iglesias de Occidente a reformar sus calendarios religiosos, y calcular la fecha de la Pascua usando el sistema Juliano. Las Iglesias Ortodoxas de Australia, han hecho una sugerencia similar al CMI.

Al preguntársele acerca de cuáles eran ahora las perspectivas, dado que el acuerdo no había sido alcanzado este año, como la reunión de Aleppo esperaba, el Dr. Best dijo que había posibilidad de que los planes para una fecha común de la Pascua fueran estudiados por las Iglesias, región por región, por ejemplo, en el Medio Oriente, donde la división de la celebración de la Pascua es especialmente notoria. Esta sugerencia, en realidad, fue hecha en la reunión de Aleppo.

También, señaló que «se nos presenta, felizmente, el hecho de que en los próximos años la Pascua ocurrirá a menudo en una fecha común». En 2004, 2007, 2010, 2011, 2014 y 2017, las fechas van a coincidir.

«Esperamos que la gente se adhiera a la celebración conjunta de la Pascua», dijo el Dr. Best. «Pediríamos a las Iglesias que, en estos años de celebración común, enfaticen la coincidencia como una señal de nuestra unidad. Esperamos que haya una conciencia creciente de que la celebración común de la Pascua debe ser la norma, y no la excepción».