por el Padre Stephen Raphael (Católico Romano)

Introducción

Su Eminencia, Monseñores, Padres, Hermanas, pueblo bienamado de Dios, y nuestra muy querida Vassula, hija de Dios. Hemos sido movidos por el Espíritu Santo a para juntarnos en este encuentro de Oración Internacional en la Tierra Santa de Israel, donde Jesús el Salvador nació, y creció y ejerció su ministerio público predicando el Evangelio de arrepentimiento y reconciliación; curando al enfermo, expulsando demonios y proclamando la buena noticia del Reino de Dios. Por esto El sufrió en las manos del Sumo Sacerdote, escribas y Fariseos, murió en la cruz y resucitó al tercer día de entre los muertos.

Estamos congregados aquí de todas las partes del mundo – según el plan de Dios y el Espíritu Santo – bajo la estandarte de la Misión de la Verdadera Vida en Dios, misión desde lo alto a Vassula Ryden. Dios la escogió en toda su miseria, la purificó y enviándola al mundo a proclamar el Reino de la Verdadera Vida en Diosy la unidad de todos nosotros bajo un solo Tabernáculo para adoración y alabanza. Agradecemos a Dios esta Gracia única de Unidad y Reconciliación. Damos gracias a Dios y Le pedimos por todos los miembros de la organización de la Verdadera Vida en Dios, quienes son los instrumentos que han hecho posible ente encuentro de oración en Tierra Santa.

Ahora me gustaría presentaros algunas de mis reflexiones acerca de lo que la Unidad y la Reconciliación deberían significar para cada uno de nosotros, nosotros que hemos sido llamados por el Espíritu de Jesucristo a este encuentro de oración. Primeramente quisiera deciros lo que significa para mi cada letra de las palabras UNIDAD Y RECONCILIACIÓN -UNITY AND RECONCILIATION en inglés- lo cual puede ser una gran ayuda para vuestras meditaciones y reflexiones personales.

La palabra «UNIDAD» consta de cinco letras:

U la primera letra, representa la Singularidad y Unicidad de Dios Padre Omnipotente, Creador de Cielo y Tierra quien nos ha unido con Él y a través de Su Hijo Jesucristo, Nuestro Señor y Dios. Y nos hace resistir firmemente contra el poder de Satanás.
N– representa la negación de la Unicidad de Dios; por consiguiente si no estamos unidos en Jesucristo nos debilitaremos y seremos destruidos por Satanás.
I – Integridad del Cuerpo de Cristo, es decir, la Iglesia que debe nutrirse en toda su totalidad sin distinción de casta, credo o color.
T – (truth) La Verdad del Evangelio de Jesús que debe proclamarse a todas las naciones.
Y– (yielding) Producir frutos, cuando llevamos a cabo nuestra misión confiada por el propio Jesucristo.

La palabra «Y» (and) consta en tres letras:
A representa a ALFA, que quiere decir que Jesús es el principio de todo en la Nueva Creación. Él es la CAMINO, la VERDAD y la VIDA.
N – El Nacimiento de Jesucristo, el Salvador que nace para nosotros, Él es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
D – La realidad Divina que se ha hecho carne y habita en nosotros.

La palabra Reconciliación consta de catorce letras:
R representa la Recreación en Jesucristo por Su muerte y resurrección.
E – La Eternidad – que es la meta de cada creyente en Jesucristo.
C -La Conducta de cada creyente que da testimonio del Evangelio de Jesucristo
O – La Omnipresencia de la Trinidad en la vida de cada Cristiano.
N – La Nueva Vida cuando nosotros nos reconciliamos con nuestros hermanos y hermanas sin ningún prejuicio.
C -La Cooperación de cada creyente para establecer el Reino de Dios aquí en la tierra.
I – I – Incorporados en Jesucristo por los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Santa Eucaristía.
L – El liderazgo de Pedro para construir en la Tierra UNA, SANTA, CATOLICA Y APOSTÓLICA IGLESIA.
I -“Las ideologías cuyo sufijo es “-Ismo” y que deben ser purificadas por la Sangre de Jesucristo.
A -La Adoración del Santísimo Sacramento, que en Su Corazón Amoroso, Jesús desea de cada creyente.
T -El Tabernáculo de Unidad de todos los cristianos, en la adoración de Dios sin ninguna diferencia doctrinal.
I – (I am) «Yo soy el que soy», Dios Padre, que debe ser adorado en y a través de Jesucristo.
O -(Opening) Apertura de nosotros mismos al don del Espíritu Santo que nos ha llamado a la Unidad y a la Reconciliación.
N – La Naturaleza de Cristianos es decir, El AMOR Y PERDON que son la quinta esencia de la unidad y la reconciliación cristianas.

Por tanto, el Dios revelado por Jesucristo es un Dios personal, más bien una comunión de tres personas. Esto significa que ese Dios en Su esencia es comunión, que es Trinidad. SI Dios es Trinidad – es decir, la unidad de Tres Personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo – entonces ¿por qué debería haber desunión entre los creyentes que aceptan y profesan su fe en un Dios Trino? Jesucristo no ha venido a establecer muchas Iglesias en el mundo. Él hizo a Pedro la única Cabeza de la Iglesia Universal y le dio el poder y autoridad para gobernar la Iglesia. (cf. Mt. 16: 13-20)

Jesús dijo a Vassula el 16 de mayo de 1989: «Mi bienamada de Mi Alma, ora por Mis sacerdotes, Mis obispos y Mis cardenales, para que disciernan Mi Voluntad. Yo, el Señor, tengo necesidad de AMOR, ADORACION y UNIDAD; todos unidos alrededor de un solo Tabernáculo. Si ellos buscaran Mis intereses comprenderían cómo Mi Sagrado Corazón desea y suspira por esta unidad, bajo la conducción de Mi Pedro. Pedro, a quien Yo Mismo he dado las llaves del Reino de los Cielos. Orad todos vosotros, pues, con fervor, a fin de que ellos puedan comprender que Yo el Señor los llamo a unirse. Yo llamo a todos los que están bajo Mi Nombre a volver a la verdadera Unidad, bajo Pedro-de-Mis-Corderos»..

Nos hemos olvidado de nuestra incorporación a Cristo que lleva al creyente a una relación con las Personas de la Trinidad y, al mismo tiempo, establece la nueva relación entre los hombres. Esta unión hace de los Cristianos hijos adoptivos del Padre. En Ef. 1: 3-5 leemos: «Bendito sea Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos ha bendecido en Cristo con toda clase bendiciones espirituales y celestiales, Él nos ha elegido en Cristo antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables a sus ojos. Él nos destinó en el amor a ser sus hijos a través de Jesucristo, según el propósito de Su Voluntad.»

Así, la adopción nos conforma y nos asimila como los hijos y hijas de Cristo. San Pablo escribe en su carta a los Romanos 8: 29 «Porque aquellos a quien El conoció de antemano también los predestinó a ser conformes con la imagen de Su Hijo.» Igualmente en Romanos 8: 15-17, San Pablo habla «Porque no recibisteis un espíritu de esclavitud para recaer en el temor, sino que habéis recibido el espíritu que nos hace hijos, que nos hace exclamar «Abba» Padre! Este mismo espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios, y si somos hijos, somos también sus herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo si es que padecemos con él, para podamos igualmente glorificarnos con él.»

Por consiguiente, unidos con Cristo, los bautizados no forman una mezcla informe de existencias individuales cerradas, sino un organismo viviente, lleno de interconexiones. Por lo tanto, cada creyente no sólo tiene una relación intrínseca de si mismo con Cristo – la Cabeza del Cuerpo Místico – sino también una función original e interacción con los otros miembros. San Pablo, en su carta a los Ef. 4: 7 dice «La gracia fue dada a cada uno de nosotros según la medida del don de Cristo.» Por tanto, insertados en la comunión de la Vida Trinitaria, los Cristianos viven en unión, comunión y compartiendo los bienes (dado que todos son coherederos) independientemente de nación, raza, condición social y sexo.

Unidad según el Nuevo Testamento:

Se afirma en Gal.3: 28-29 «Así que no hay ninguna diferencia entre los judíos y Gentiles, entre los esclavos y hombres y mujeres libres; sois todos uno en unión con Cristo Jesús. Si pertenecéis a Cristo, entonces sois los descendientes de Abraham y recibirán lo que Dios ha prometido».

Todo se origina en el Padre, es llevado a su consecución y actualizado por el Hijo, y llega hasta el hombre, está presente y es experimentado por él, por medio del Espíritu Santo. Y viceversa: en el Santo Espíritu por el Hijo, se accede al Padre. Allí en cada oración litúrgica oramos «A través de Él, con Él, en Él, en la Unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, Padre Todopoderoso por los siglos de los siglos.»

Si esto es verdad para los creyentes de todas las Iglesias en el mundo, entonces debemos reconciliarnos los unos con los otros, y regresar, dejando atrás todas nuestras diferencias del pasado que estaban basadas en problemas doctrinales, y unirnos bajo una sola Cabeza como es deseado por el mismo Jesús.

Si la Iglesia que ha sido fundada por Jesucristo bajo la dirección de San Pedro era UNA, y unida durante centenares de años, predicando el Evangelio fielmente al mundo, entonces también podría ser así para siempre jamás hasta que el mundo entero sea renovado en el Espíritu Santo y que cada uno crea que Jesús es el único Señor y Salvador del mundo y que todos nosotros somos hermanos y hermanas en el verdadero sentido de nuestra unidad familiar.

Por tanto, todos nosotros debemos buscar sinceramente la unidad y debemos reconciliarnos una vez más unos con otros dejando atrás todas las diferencias doctrinales que han sido el factor importante de división provocadas por Martín Lutero, Calvino y otros. No obstante, la Iglesia es humana y evidentemente, cuando estudiamos las peculiaridades de los 12 Apóstoles, nos debemos preguntar ¿quienes eran?, ¿qué querían llegar a ser?, ¿qué les dijo Jesús y cuál fue el resultado final de todo aquello?

Para contestar las preguntas anteriores nos permitimos recordar que los Apóstoles eran simples pescadores con todas las debilidades humanas, vemos a Pedro que profesa su fe en Jesús como el Mesías, el Hijo del Dios vivo que debía venir al mundo (Mt 16:16), a quién Jesús prometió las llaves del reino de cielo (Mt 16: 18). Y cuando Jesús habló sobre su sufrimiento y muerte (Mt. 26: 31) Pedro lleno de confianza y fuerza dijo a Jesús «yo nunca te dejaré, aunque tenga que morir» (Mt. 26: 33), y sin embargo Pedro niega a Jesús tres veces (Mt. 26: 69-75).

Judas planeó con los sumos sacerdotes traicionar a Jesús por 30 monedas de plata y se volvió un traidor. (Mt 26: 48). Los otros apóstoles huyeron para salvar sus propias vidas dejando a Jesús solo en el sufrimiento y en la muerte (Mt. 26: 56). Tomás – quién no había creído que Jesús había resucitado de entre los muertos, a menos de que Le viese (Jn. 20: 24-25). 20: 24-25.

Estas reflexiones nos dan a entender que eran débiles en su naturaleza humana, eran tímidos, eran ambiciosos de poder y posición, pero Jesús les dijo: “antes de que os convirtáis en algo de este tipo, tenéis que haceros servidores de todos; como el Hijo del hombre vino a servir y no a ser servido (Mt. 18: 1-5). Sin embargo, ellos entendieron la enseñanza de Jesús lentamente pero firmemente después de la resurrección y Pentecostés. Vinieron entonces todos juntos y comenzaron la misión de proclamación y la Iglesia se estableció bajo el liderazgo de Pedro. Vivieron todos juntos en perfecto amor y armonía. No había ninguna diferencia doctrinal entre ellos. Sino que todos predicaron a Jesucristo con quien ellos habían vivido y a quien habían escuchado y en quien creyeron como el Salvador del mundo. Los Hechos de los Apóstoles son el mejor ejemplo de todas las realidades y hechos sobre la obra de misión y expansión de la Iglesia.

Por consiguiente, debemos todos entender el Espíritu de Jesús y Su misión para establecer el Reino de Dios aquí en tierra, con un solo corazón, un solo espíritu y comprensión, unidos y uno en la fe en Jesucristo nuestro Señor y Maestro, bajo el único gobierno de Pedro y de sus sucesores.

La desunión comenzó con disputas en Problemas Doctrinales:

Hoy, hemos sido desposeídos de la gracia de Unidad y nos hemos encontrado divididos en muchas Iglesias. En algunas cuestiones doctrinales fundamentales sobre las que San Pablo puso en guardia a los guías en 1Cor. 1: 10-17, quienes discutían entre ellos cuando uno dijo «yo sigo a Pablo, otro: yo sigo Apolo, otro: yo sigo a Pedro; y otro: yo sigo a Cristo» ¿Cristo ha sido dividido en grupos? ¿Fue Pablo quien murió en la cruz por nosotros? ¿Os bautizasteis como discípulos de Pablo? 1 Cor. 10: 13. Para Dios en Su Sabiduría ha hecho imposible a las personas conocerle por medio de su propia sabiduría, en cambio por medio de la aparente locura del mensaje que predicamos, Dios decidió salvar a aquellos que creen. Los judíos querían milagros como prueba, y los griegos buscaban sabiduría. En cuanto a nosotros, proclamamos al Cristo crucificado, un mensaje que es una ofensa para los judíos; y un sinsentido para los Gentiles, este mensaje es Cristo que es el poder de Dios y la Sabiduría de Dios. Pues lo que parece ser la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana; y lo que parece la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana. 1 Cor. 1: 21-25. 10: 13. For God in His Wisdom made it impossible for people to know him by means of their own wisdom, instead by means of the so called «foolish» message we preach, God decided to save those who believe. Jews want miracles for proof, and Greeks look for wisdom. As for us we proclaim the crucified Christ, a message that is offensive to the Jews; and nonsense to the Gentiles, this message is Christ who is the power of God and the Wisdom of God. For what seems to be God’s foolishness is wiser than human wisdom; and what seems God’s weakness is stronger than human strength. 1 Cor. 1: 21-25.

De modo que la misma disputa está prevaleciendo hoy en la Iglesia. Algunos dicen «Nosotros pertenecemos a la Iglesia católica romana» algunos dicen: nosotros pertenecemos a la Iglesia metodista, algunos dicen: nosotros pertenecemos a la Iglesia Ortodoxa griega, otros dicen que nosotros pertenecen a la Iglesia anglicana; y otras cosas así; pero nadie dice: “somos uno ya que Dios nos ha llevado, en nuestra sabiduría, en la unión con Cristo. Mediante Él, nos ponemos a bien con Dios; nos convertimos en gente santa de Dios y somos libres. Así, entonces, cuando la escritura dice: quienquiera alardear, que alardee de lo que ha hecho el Señor, 1 Cor1: 30-31.

Por consiguiente, todos debemos buscar unidad sincera entre nosotros cuando todos tenemos al mismo Jesucristo que murió por nosotros en la cruz para salvarnos de nuestros pecados y conseguir que nos reconciliemos entre nosotros mismos sin ningún prejuicio. Y por eso es por lo que Jesús escogió a Vassula, en la época presente, para ser la Mensajera de la Unidad entre todas las Iglesias del mundo. Para llevar a cabo esta misión fielmente tuvo que pasar por una intensa purificación de su cuerpo, de su espíritu y de su alma, como escribió en su libro Mi Angel Daniel. El nombre La Verdadera Vida en Dios, fue dado por el mismo Jesús el 20 de mayo 1987, cuando Él mismo decía: «Yo deseo unir a todos Mis sacerdotes” (obispos, Cardenales y Patriarcas). Yo deseo de ellos que me amen más; yo quiero de ellos pureza; celo, fidelidad. Los sacerdotes deben comprender que la unidad refuerza el Amor, la unidad favorece el Amor. ¿Por cuánto tiempo reinará entre ellos la discordia? El Amor es la unidad. Mi Amor los une a Mí. Mi Iglesia es débil por causa de sus discordias. Yo deseo la unidad. Yo deseo que Mi Iglesia sea una. […] Mi Iglesia se debilita debido a causa de sus diferencias. Se debilita enormemente. […]¿Cómo puede un cuerpo funcionar, si uno o dos de sus miembros están paralizados, heridos o separados? ¿Tendrá la misma capacidad y la misma Fuerza de un cuerpo sano? Mi Iglesia es Mi Cuerpo. ¿Como funcionará Mi Cuerpo si lo mutilan?» 20.05.97

Tres objetivos fundamentales para el reino de Dios:

Debemos tener presente tres objetivos fundamentales cuando hablamos sobre el Reino de Dios, a saber:

1) Unidad Cristiana.

2) Dar testimonio del Evangelio según la manera cristiana de vivir de cada uno, de acuerdo con los valores del Evangelio, y

3) proclamando a Jesucristo como el Salvador del mundo.

Estos tres objetivos can de la mano. Sin unidad cristiana entre las Iglesias no puede haber ningún verdadero testimonio cristiano; y sin el testimonio cristiano la actividad misionera pierde su propósito y su vitalidad.

Jesus ora por la unidad:

Jesús oró «que todos sean uno, así como Tú y Yo somos uno» Jn 17: 22. La Unidad que existe entre el Padre y el Hijo es la base y modelo para la unidad entre las Iglesias. Las divisiones entre y en el seno de las Iglesias, basadas en las diferencias doctrinales y en el ejercicio de autoridad van contra el testamento de Cristo y es un escándalo y contra-testimonio al mundo. La Iglesia es Signo y Sacramento de Unidad de toda la humanidad. Es signo de Salvación de la humanidad entera. La reflexión del Concilio Vaticano II declara: Por su relación con Cristo, la Iglesia es como un sacramento, o si se quiere, la unión íntima con Dios y de la Unidad de todo el género humano ‘. L.G .I, 48.

Dios el Padre, el Creador del cielo y la tierra, expresó en Jesús Su Amor total por toda la humanidad, Jn. 3: 14. 3: 14. The mission of Jesus was like salt of the earth and light of the world. And this salt and light has been given to us who believe in him; that is why Jesus told his Apostles: you are the salt of the earth and light of the world’ Mt. 5: 13-14.

La misión de Jesús era como la sal de la tierra y luz del mundo. Y esta sal y luz no han sido dadas a quienes creemos en él; eso es el porqué Jesús dijo a sus Apóstoles: “Vosotros sois la sal de la tierra y luz del mundo, Mt. 5: 13-14. Está claro, por consiguiente, que cuanto más divididos estén los Cristianos entre ellos, su capacidad de predicar convincentemente el Evangelio de Amor y Unidad estará seriamente limitada. La petición de la plena comunión de fe y vida sacramental es por consiguiente, vital para la eficacia del testimonio cristiano.

La reconciliación se buscó con el Movimiento Ecuménico desde 1910:

Los Misioneros han experimentado que sus divisiones eran un gran obstáculo para ser testigos del Evangelio. Esto ha conducido a la conferencia de Edimburgo en 1910. Tres movimientos importantes han emergido de esta conferencia en Edimburgo, a saber: –

1. El Concilio Misionero Internacional (1921)
2. El Movimiento de Vida y Trabajo (1925)
3. El Movimiento de Fe y Orden (1927)

Las experiencias de estos dos últimos movimientos llevaron finalmente a la formación del Consejo Mundial de las Iglesias (W.C.C) en 1948, tras lo cual, las tareas del Movimiento Fe y Orden fueron llevadas a cabo por la Comisión de Fe y Orden dentro del Consejo Mundial de las Iglesias y el Movimiento de Vida y Trabajo se convirtió en la dinámica del W.C.C. Hasta la fecha la W.C.C se han celebrado ocho asambleas, la última en Harare (Zimbabwe) en 1998.

La Iglesia Católica Romana y Ecumenismo

La Iglesia Católica Romana se encuentra en diálogo con las Iglesias Ortodoxas y Orientales. El 11 de noviembre de 1994, se emitió una declaración cristológica común que fue firmada por el Santo Padre el Papa Juan Pablo II y el Patriarca Mar Dinkha IV de la Iglesia Asiria del Este; después de lo cual, las dos Cabezas de las Iglesias constituyeron un comité conjunto para el diálogo teológico. Desde 1988, existe una Comisión internacional para el diálogo entre la Iglesia católica y la Iglesia Ortodoxa Sirio-Malankara. La parte católica de la Comisión está igualmente encargada del diálogo con la Iglesia ortodoxa siria.

La Iglesia católica romana ha estado igualmente en diálogo con la Federación Mundial Luterana (L.W.F) desde 1967. El objetivo de este diálogo es la plena unidad visible. Este diálogo puede ser descompuesto en cuatro fases:

1. 1967-1972 – Justificación y Tradición de la Escritura.
2. 1973-1984 – Eucaristía y ministerio
3. 1986-1993 – Enfocado a la conexión entre la Iglesia y Justificación.
4. Después de 1995 los temas que están siendo discutidos son:
(a) La Apostolicidad de la Iglesia, incluidos el episcopado y el ministerio universal de la unidad cristiana.
(b) La coordinación de lo que se ha logrado hasta ahora en las discusiones sobre el sacramento de la Eucaristía, y
(c) El estudio de ciertas cuestiones éticas.

El objetivo del diálogo de la Iglesia Católica Romana con la Alianza Mundial de las Iglesias Reformadas (WARC) no es la plena unidad visible pero si permite encontrar un terreno común para clarificar las diferencias y buscar los medios para trabajar en conjunto para dar un testimonio común.

La Primera Comisión Oral Internacional Anglicana-Católica Romana (ARCIOC) (1970-1981) ha discutido los problemas de la Eucaristía, del Ministerio ordenado y de la autoridad en la Iglesia. La segunda Comisión ARCIOC II (1988) estuvo dirigida a las cuestiones de la salvación y la Iglesia.
En 1991, trató sobre la Iglesia en tiempos de comunión .
En 1994 sobre la vida en Cristo en cuestiones morales.
En 1999 discutió sobre el don de autoridad -la autoridad en la Iglesia.

Los Documentos específicos sobre Ecumenismo son:

1. Unitatis Redintegratio. (UR) reconoce el movimiento ecuménico que ya existe fuera de las fronteras de la Iglesia Católica como obra del Espíritu Santo. Esta encíclica propone la colaboración de todos en los diversos dominios de la actividad la humana.

Para fomentar la unidad de cristianos, Juan XXIII estableció en 1960 una secretaría y en 1988, fue nombrado Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos. Además, un grupo de trabajo conjunto (JWG) entre la Iglesia católica romana y el W.C.C. se estableció en 1965 para estudiar problemas específicos que conciernen a la unidad.

2. Ut Unum Sint: es la primera encíclica que un Papa haya escrito nunca sobre el ecumenismo. En ella el Papa Juan Pablo II hace ciertas propuestas concretas para el logro de Unidad que es la última meta del movimiento Ecuménico. El Espíritu llama a los Católicos a un serio examen de conciencia y a entablar un diálogo de conversión que constituya el fundamento espiritual del diálogo Ecuménico.

El reciente documento: Ecclesia en Asia también ha puesto énfasis en la colaboración Ecuménica a los niveles nacional, regional y local, para que nosotros, cristianos, demos un testimonio efectivo al mundo y erijamos el Reino de Dios.

Conclusión:

Me gustaría extraer mi conclusión con las siguientes afirmaciones: Ahora, ha llegado el momento de unirnos todos recordando las Bienaventuranzas; siguiendo los Diez Mandamientos y arrepintiéndonos de nuestros pecados y de los pecados de nuestros antepasados que fueron la causa de desunión en la Iglesia, y reconciliarnos los unos con los otros, dejando atrás todos nuestros prejuicios y las diferencias doctrinales. El Cuerpo de Cristo ha sufrido mucho en el pasado durante muchos siglos y ahora debemos enterrar todas nuestras diferencias y debemos trabajar para el Reino de Dios, como es el deseo de Jesucristo. Escuchemos el mensaje de esperanza y vida. «Quitemos el polvo que nos recubre y resucitaremos de los muertos”. La Eucaristía nos mantendrá vivos y seremos seguidos de una nueva era de amor y paz.. “Su Reino está a nuestras puertas. Porque Dios quiere salvar a todos» (cf. Rm. 10: 12)

Los pecados de división y heridas en el Cuerpo de Cristo son muy a menudo debidas a la falta de fidelidad, humildad y amor mutuo. «La rivalidad y la competencia por el poder terrenal, el egoísmo y el orgullo” (27.3.1992) no pueden llevar a la unidad. Aquéllos que se esfuerzan por reunir las ovejas esparcidas de Cristo deben “bajar sus voces” (cf. 7.10.1991) para oír la voz del Señor. Deben “inclinarse y bajar sus cabezas” (cf. 7.10.1991) para ser bendecidos por la Cabeza de la Iglesia: Jesucristo. Entonces, Él los elevará a todos y los atraerá a Él. «Benditos son aquéllos que no se diferencian» bajo el Santo Nombre de Cristo (cf. 14.4.1991). Recuérdanos siempre que: “las claves de la unidad son el amor y la humildad” (cf. 23.9.1991). La Unidad real es y será en el Corazón, “no en la letra sino en el Espíritu” (cf. 13.10.1991). Es un don de Dios, pero también requiere compromiso y esfuerzo humano. «Donde haya disensión, dad Paz y Amor; donde haya confusión pedid Mi Luz.»

(cf. 22.8.1992). “La unidad vendrá a vosotros como la aurora – vendrá de Dios, y vuestras naciones lo llamarán el Gran Milagro, el Día Bendito – en este día que todo el Cielo se regocijará”. (cf. 10.1.1990). “Mirad qué alegría tendré cuando seáis Uno. Después de que os recojáis y me Alabéis; reconociendo vuestros errores, arrepintiéndoos de vuestra rebelión y acordándoos de Mi Amor por vosotros. (cf. 19.4.1988) «El plan de Dios es «unir todas las naciones, del Este al Oeste, del Norte a Sur”. (cf. 18.4.1988).

Así pues, oremos:

Padre Celestial,
«Inflama nuestros corazones con el fuego del Espíritu Santo,
concédenos el Espíritu de sabiduría y fe,
de Audacia y de Paciencia,
de Humildad y Firmeza,
de Amor y Arrepentimiento.» Amén.
(29.12.1989) (Extracto tomado de: Una Llamada Nupcial Divina ‘)

P. Stephen Raphael (Calcuta)