por el P. Twistleton, Asesor de Misión y Renovación de la Diócesis Anglicana de Chichester en los Informes del Reino Unido

Del 19 al 29 de mayo de 2007, 12 autobuses transportando a 500 peregrinos realizaron un viaje por antiguos sitios cristianos de Turquía y la isla de Patmos en Grecia, en una peregrinación espiritual. Provenían predominantemente de iglesias cristianas, dirigidas por 50 obispos, y sacerdotes de 18 denominaciones, acompañados por creyentes y clérigos. También estaban presentes algunas personalidades budistas, hindúes y musulmanas.

Esta fue la 6ªPeregrinación Ecuménica de la Verdadera Vida en Dios, inspirada en los Mensajes Divinos recogidos por Vassula Ryden, que llaman a la renovación espiritual y a la recuperación de la Unidad de los cristianos, al servicio de la paz y la reconciliación que Jesús anhela traer al mundo.

Participantes de 56 países celebraron una nueva llamada, presente ahora en la mayoría de las iglesias, a la plena comunión y hermandad entre las iglesias cristianas. Los oradores en la peregrinación testificaron sobre un movimiento profético de oración en todo el mundo que está reduciendo las barreras entre las denominaciones. Los obispos, sacerdotes y pastores, influídos por los Mensajes, hablaron de cómo los líderes cristianos han estado construyendo confianza y colaboración en todas las iglesias y cómo esto ha traído bendición a sus comunidades locales en todo el mundo. Atestiguaron que los Mensajes sonaron fieles a la fe de la Iglesia a través de los siglos, al tiempo que pedían una confianza renovada y una humildad más profunda entre los miembros de la Iglesia, especialmente los líderes.

BAJO EL PATROCINIO DEL ESPÍRITU SANTO

Los peregrinos se reunían en hoteles de Kayseri, el nombre turco de la antigua Cesarea, hogar de San Basilio de Cesarea (330-379), el gran maestro del Espíritu Santo. Esto parecía apropiado para el tiempo litúrgico entre la Ascensión y Pentecostés. Fue el comienzo de una gran invocación al Espíritu Santo que duró nueve días, en los que nos dedicamos a la oración con María, la madre de Jesús (Hch 1-14).

Capadocia no sólo es la patria de San Basilio, sino también de San Gregorio Nacianceno y San Gregorio de Nisa. Estos Padres de la Iglesia llamados ‘Capadocios’ fueron las grandes mentes y espíritus que Dios usó para vencer la herejía del arrianismo del siglo IV, que negaba la divinidad de Cristo. En Kayseri, 500 cristianos de 56 países y 18 denominaciones cristianas se reunieron alrededor de un mismo altar para escuchar el llamado al amor sacrificial del arzobispo Vincent Concessao de Delhi. La Unidad, expresada a través de las distintas denominaciones en la Misa diaria fue una señal profética. La Verdadera Vida en Dios abre una visión de unidad y transformación que nos atrae más allá de la iglesia de nuestros días.

Los 12 autocares partieron para hacer un recorrido con las extraordinarias formaciones rocosas y ciudades subterráneas de Capadocia. La arenisca fue fácilmente tallada por el hombre o los elementos. Los cristianos que huían de la persecución en los primeros siglos vinieron a encontrar allí refugio.

En Kayseri Vassula leyó un famoso discurso del ex patriarca Atenágoras quien aseguraba que la llama del Espíritu puede consumir las divisiones. Con esta seguridad se nos recordó un mensaje de Jesús: “¿cuánto tiempo más el mundo estará dividido y mi iglesia destruida? ¿No habéis escuchado el lamento de los santos? Muchos de los dignatarios de mi iglesia piensan mejor de la opinión de los hombres, la cual es repugnante a mi vista.”

Nuestro segundo día comenzó en el hotel con una liturgia ortodoxa y un sentimiento impresionante de la presencia del Señor. Este culto había sido programado originalmente para ser celebrado en una de las pocas iglesias que operan en esta parte de Turquía, pero llegado el mmomento, fue prohibido por razones de seguridad.

Nuestro viaje alrededor de Capadocia continuó hasta Sinassos y las iglesias subterráneas de Giorene. Allí cantamos canciones cristianas, en los lugares donde nuestros guías seculares nos permitieron honrar la memoria de los que nos precedieron, sabiendo que la gloria que comparten en Cristo es para nosotros y que sin nosotros no llegarán ellos a la perfección. (Hebreos 11,40).

En los autobuses y por la noche escuchamos testimonios de la obra del Espíritu Santo en las vidas individuales. Cada día rezamos el Rosario. Recuerdo que varias personas se sintieron profundamente conmovidas por los Misterios Dolorosos, tal como se leen del libro de oraciones de la Verdadera Vida en Dios. Las vívidas descripciones de los mensajes de Jesús que detallan su Pasión conmueven el corazón.

TURQUÍA, UN PUENTE ENTRE ASIA Y EUROPA

La Eucaristía anglicana del tercer día fue dirigida por el obispo Riah, recién retirado de un costoso puesto en Jerusalén. Esta liturgia nos llamó a la reconciliación, a atender a Dios, a reconstruir la comunidad cristiana y a elogiar el amor de Dios por la humanidad. “Practicad estas palabras”, dijo el obispo. Intentamos hacerlo cuando los cristianos de diferentes culturas, naciones y denominaciones se acercaron entre sí.

Los peregrinos viajaron 630 kilómetros a través de Turquía, la península este-oeste más grande del mundo que une Asia y Europa. Mientras viajábamos vimos las famosas caravansar, las posadas al borde de la carretera donde los viajeros en la antigüedad podían descansar y recuperarse de su viaje del día. “En la casa de mi Padre hay muchas moradas”como dijo Jesús (Juan 14,2). Muchos lugares de descanso en el camino hacia la visión de Dios.

En uno de los lugares de descanso del viaje, Iconio, recordamos el sitio de la primera misión de San Pablo y San Bernabé. En otro había una pequeña mezquita donde pude entrar y rezar por las relaciones entre musulmanes y cristianos. Nuestro guía habló del Islam como una religión de misericordia. Cuanto más profundo es nuestro sentido de necesidad de misericordia, más cerca llegan los creyentes unos de otros, incluso con otras religiones. Este fue el tema de algunas de mis conversaciones, inspiradas en los Mensajes.

LAS SIETE IGLESIAS DEL APOCALIPSIS

Al cuarto día comenzamos un recorrido por las siete iglesias del Apocalipsis. Desde nuestro hotel en Pamukkale, antigua Hierápolis, nos dirigimos a la llamada Ciudad Sagrada blanca por el óxido de calcio, para reunirnos en el sitio del martirio de San Felipe Apóstol. Semanas antes de nuestra peregrinación, tres misioneros protestantes habían sido asesinados en Turquía. Fue natural para nosotros reflexionar en ese sitio sobre cuánto puede costar transmitir la verdad de Cristo en cualquier época.

Colosas y Laodicea, mencionadas en el Nuevo Testamento, son visibles desde las alturas de Hierápolis. Viajamos a Laodicea y oramos allí, en la Iglesia en ruinas, para que el Espíritu Santo nos salvara de ser cristianos tibios (Ap 3,15). Esta zona abunda en manantiales, calientes y fríos, que dieron un sentido viviente a la referencia bíblica. Muchos de nosotros nadamos esa noche en las aguas ricas en óxido de calcio del spa del hotel.

Por la noche vimos imágenes de algunos fenómenos extraordinarios ocurridos en las reuniones australianas de la Verdadera Vida en Dios, que Vassula interpretó como un llamado desde el corazón de Cristo. Él es el Dios de la Unidad y no de la división. Su Sagrado Corazón sangra todavía por las separaciones de su Cuerpo de la Iglesia.

La Misa juvenil para Nuestra Señora, Auxiliadora de los Cristianos, en el quinto día incluyó un rico sermón de Mons. Fred Kriekenbeek de Filipinas sobre la Unidad en la Trinidad, que se comunicaría a todos, comenzando con María, hija del Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu. Esto inspiró la visita a la Iglesia en ruinas de Filadelfia, lugar de amor fraternal. No hay críticas a esta iglesia en el Apocalipsis, sino más bien alabanza por la resistencia amorosa de sus miembros. Los pilares siguen en pie, un indicio de la promesa a los creyentes de Sardis, de que serán hechos pilares del templo de Dios(Ap 3,12).

En Sardis Vassula subió a nuestro autobús. Al leer el mensaje de Dios a Sardis, escrito por San Juan, llamando al despertar espiritual y la vigilancia, fue natural agradecer a Dios que los profetas continúen en la Iglesia dándonos llamadas de atención. Tal llamada se enmarcó en el servicio vespertino de sanación, en el que muchas personas fueron tocadas a un nivel profundo, movidas en su corazón a la confesión del pecado, derribadas en muchos casos al suelo, por el encuentro con el Espíritu Santo. Todo este ministerio fue presidido por la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento, a la par que escuchábamos la inspirada predicación del P. Teófilo Rodríguez Dias de Panamá.

El canto en lenguas y la presencia sacramental fluyeron uno dentro y fuera del otro, una maravilla apostólica de la Verdadera Vida en Dios, que nos llama a reintegrar los elementos carismáticos e institucionales de la Iglesia tan frecuentemente puestos en contra unos de otros por Satanás en nuestros días.

PALABRAS PROFÉTICAS EN ÉFESO

Cuando comenzó el sexto día, recorrimos la corta distancia desde nuestros hoteles hasta la Casa de María en Éfeso. Allí fuimos recibidos por el P. Tarcy Matthias OFM, líder de un número cada vez menor de cristianos locales que preservan nuestros lugares santos en Turquía. Le llevé un saludo de su amigo, mi propio obispo de Chichester. La Misa Católica Romana fue dirigida por el Cardenal Telesphoro Toppo de la India, usando el cáliz de oro y la patena presentados y utilizados por el Papa en 2006. Atrapado en el espíritu de alegría y unidad, el cardenal terminó la misa exclamando: La Verdadera Vida en Dios es el futuro.

Iba a ser un día de palabras proféticas. Por la tarde, alrededor del sitio tradicional del entierro de San Juan Evangelista, nos reunimos y cantamos, después de la lectura de los Mensajes en los que Cristo desea que las principales denominaciones de la iglesia, como las barras de hierro, se doblen y se junten, ablandadas por el amor ardiente del Espíritu Santo. En una conversación, el cardenal Toppo compartió conmigo una visión sobre la unión inicial de las iglesias como la de la Unión Europea. Cada parte mantendría cierta soberanía, mientras se sometería al conjunto para obtener enriquecimiento y empoderamiento. En la tumba de San Juan recordé su mensaje de amor como la pista de todo lo que representa el cristianismo, incluida la Unidad Cristiana.

La profecía continuó por la noche, cuandoVassula describiólas aspiraciones de tantos laicos de tener intercomunión entre las denominaciones, y cómo los líderes de las mismas necesitaban escuchar lo que el Espíritu les está diciendo, y actuar en base a ello. Necesitamos una sola fecha de Pascua y luego una sola Eucaristía. Si los signos de los tiempos son para la Unidad, ¿cómo pueden algunas autoridades eclesiásticas descartarlos? ¿Es Cristo el Dios de la división o de la unidad? Este mensaje concluyó con referencia a Efesios 4,4-6 que habla de un solo cuerpo y un solo Espíritu: un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos.

PENTECOSTÉS EN PATMOS

En nuestro séptimo día zarpamos hacia Patmos. Mientras viajábamos celebramos la Eucaristía en los tres barcos, un pueblo peregrino alimentado en peregrinación, como lo era Israel en la antigüedad, por alimentos celestiales. En mi propio barco me acompañó en esta etapa de mi peregrinación un monje del Monte Athos que me aconsejó sobre la Oración de Jesús, ese bendito instrumento para invitar a la vida en el Espíritu Santo. Esto iba a ser el legado de mi peregrinación, una nueva apertura a la Gracia.

A medida que ascendían los cantos ortodoxos para las Vísperas de Pentecostés, nuestros 500 peregrinos descendieron a la pequeña iglesia de la llamada Cueva del Apocalipsis, para tocar la grieta cruciforme del techo donde se dice que San Juan, divinizado, recibió la Revelación de Dios en la isla llamada Patmos, en el espíritu del Día del Señor (Ap 1,9-10).

Desde la Cueva ascendimos a otra iglesia de Patmos, para participar en el memorable matrimonio de Mark Jordan con la sobrina de Vassula, María. En la liturgia ortodoxa, los novios llevan coronas que simbolizan el llamado cristiano a construir el Reino de Cristo como marido y mujer. Más tarde, en la recepción de la boda, el cardenal Toppo se dirigió a Marcos:“No irás al cielo sin María y tus hijos, y lo mismo María”. Vassula actuó como la profeta que es, al coronar a los obispos y sacerdotes presentes en la recepción, con coronas de laurel.“Vosotres, sacerdotes, no iréis al cielo sin vuestros hijos espirituales”, concluyó el Cardenal con una poderosa afirmación.

El octavo día fue el domingo de Pentecostés. El sol salió sobre el mar frente al Hotel Paradise, ya que muchos de nosotros mantuvimos nuestras devociones matutinas en el Espíritu del día del Señor(Ap 1, 10). La misa ortodoxa ucraniana se cantó debajo del monasterio de Patmos. Como en el Día de Pentecostés registrado en Hechos 2, el Evangelio fue escuchado en varios idiomas. La frase que más me llamó la atención fue el tradicional saludo de paz de Jesús escuchado en árabe del obispo Riah: salaam aleikum.

Este día de fiesta trajo consigo tiempo libre y espacio para la conversación durante el almuerzo y el viaje a casa a Éfeso.

SINTIENDO UN TOQUE PROFUNDO DEL SEÑOR

Tres iglesias apocalipticas en un día colmaron nuestra ambición para el noveno día, comenzando con Esmirna y una hermosa Misa en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. El P. Teófilo predicó, acabando con una invitación a los laicos a rezar una unción en el Espíritu Santo sobre el clero. Muchos sacerdotes sintieron un toque profundo del Señor en ese lugar alabado por la riqueza de su fe en las Escrituras (Ap 2, 8-11). Esmirna lleva las cicatrices de la turbulenta historia de Turquía, la política de tierra quemada adoptada cuando Grecia invadió hace casi un siglo. Nuestras oraciones fueron como siempre por la sanación.

La segunda llamada del día fue a la Basílica Roja de Pérgamo, en la cual la gente de mi autobús cantó “Padre te adoramos”en canon, haciendo eco en las inmensas paredes de la iglesia que había sido advertida de su caída por causa de su tolerancia a los falsos maestros (Ap 2, 12-17). La tercera llamada a Tiatira tuvo que ser abandonada salvo por una visita espiritual a través de la lectura de Hchs 16,14 y Ap 2, 18-29. La apertura de corazón de Lidia, tan contrastante con el egoísmo de Jezabel, trajo un desafío espiritual: ¿al reino de quién voy a servir cuando regrese al mundo? ¿Es ‘hágase mi voluntad’ o ‘hágase Tu Voluntad’?

Así que concluimos nuestra peregrinación por las Siete Iglesias advertidas contra la apatía en los primeros capítulos del libro del Apocalipsis. Orando en estas ruinas, los 500 peregrinos fueron estimulados a la acción desinteresada de difundir las buenas nuevas de Jesús, para que la herencia cristiana no se desmorone en polvo nuevamente en sus propias tierras. En nuestro propio autocar, el largo viaje a casa fue vitoreado por testimonios. Un punto que me impactó con fuerza fue este: la receta para la santidad es centrarse en las necesidades de los demás.

La Verdadera Vida en Dios– UNA LLAMADA APOSTÓLICA

Vassula piensa el mañana. Otros piensan el hoy fue una síntesis sobre la Verdadera Vida en Dios del amigo hindú que nos acompañó en la peregrinación. Ciertamente sentimos, durante esos diez días, que estábamos ya viviendo en la Unidad Cristiana que promete el futuro de Dios. Esta reunión única, en lugares visitados por los apóstoles Juan, Felipe y Pablo, fue un acto verdaderamente profético. Dios une nuestras iglesias a través de la palabra y el sacramento, pero no podemos atarlo mientras buscamos la reunión visible del Cuerpo de Cristo. Como el cardenal Toppo declaró en Éfeso, la Verdadera Vida en Dios es el futuro.

La sanación de las divisiones del mundo es deseada por Dios, pero se frustra por el quebrantamiento de su instrumento elegido, la Iglesia de Jesucristo. El llamado a recuperar la Unidad en la Fe de sus apóstoles es costoso pero necesario. Dios busca una nueva obediencia entre los cristianos que coordinará sus energías para servir a una nueva realidad en el mundo, ya que Cristo es un Dios de Unidad y no de división.

Durante diez días privilegiados se nos ha recordado no sólo el llamado apostólico a la renovación personal en el Espíritu Santo, sino la demanda urgente de Dios de que los líderes de la Iglesia acuerden una fecha común para la Pascua. El llamado también incluye que trabajen para el día en que las divisiones históricas sobre la Eucaristía serán sanadas y todos los cristianos sean bienvenidos a compartir la Sagrada Comunión en cada iglesia.

El amor es la clave,dijo el obispo Couto de Punjab mientras nos preparábamos para volar a casa. Sed valientes e intrépidos, nos dijo Vassula como su última palabra. Los peregrinos volaron a casa fortalecidos por el retiro comunitario, que fue un anticipo de las cosas buenas por venir para la iglesia y para el mundo y que pareció traer nuevas energías del Espíritu para la obra de difundir la Buenas Nueva de Jesucristo.

Rev. John Twistleton