Arzobispo Selwanos Boutros Alnemeh
Metropolita Sirio Ortodoxo de Homs, Hama and Tartus

¿Cuáles el Puente que nos une y da la Paz al mundo?

Ante todo, me gustaría expresar mi gratitud y mi aprecio a los que nos han invitado a este encuentro fraternal, que reúne bajo un mismo techo a todas las religiones en una atmósfera de amor, hermandad y cooperación, a fin de encontrar los verdaderos medios comunes para traer la paz y la seguridad a un mundo de guerras y conflictos varios, bajo el pretexto de la religión, mientras que la religión es inocente. Han surgido ideas de conflictos confesionales, terroristas y takfiristas (declarar ‘infiel’ al otro)y un mundo en el que la política, la economía, el comercio y los intereses de los estados están empantanados a expensas de otros países, victimizando a los débiles y a los pobres. Un mundo en el que cada país utiliza la religión para lograr sus objetivos con débiles excusas: democracia, libertades humanas, libertad de culto, requisitos de la sociedad….

Son como mansas ovejas, pero interiormente son lobos feroces, y la víctima de todo eso es el ser humano, que es la más hermosa criatura de Dios y el sujeto central de la vida, del universo y de las religiones. Cada uno de nosotros construye su humanidad de acuerdo con su religión y de acuerdo con sus creencias y sus costumbres sociales, culturales, educacionales y humanas. Se considera que haciendo esto se está cumpliendo con el propósito de Dios y así vemos muchas tragedias generadas por las religiones, por falta de comprensión, falta de diálogo y por ser distantes unos con otros.

Por lo tanto, la atención y el esfuerzo deben dirigirse hacia el diálogo, para superar muchos de los problemas de la vida, a todos los niveles. La religión es, de hecho, el principal componente y la principal reformadora de la civilización humana y de su identidad. Es porque la religión está considerada como la única cosa que procura los valores y los ideales que ayudan a asegurar la existencia de dicha civilización, su desarrollo, potencia, legitimidad y permanencia en la historia, por lo que su ausencia perturba todo lo demás. Con este papel crucial de la religión en la vida de la sociedad humana, ésta se encuentra a menudo en el centro de las acusaciones porque es una de las causas de conflictos, combates y genocidios entre las comunidades humanas, y es responsable de que tales tragedias humanas ocurran. No es de extrañar que nos hayamos vuelto hacia el diálogo interreligioso y hayamos puesto nuestras esperanzas en alcanzar una solución satisfactoria que ponga fin a esas tragedias. Y la verdad, como dijo el conocido teólogo católico alemán Hans Kung, es que: “No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones:”

¿Es posible que las religiones tengan la culpa del problema por falta de diálogo entre ellas? ¿Es el diálogo la pacífica solución para las religiones? ¿Cuáles son los puentes de encuentro entre ellas?

 

TEl problema, en nuestra opinión, no es la ausencia de diálogo entre las religiones, sino que el problema real reside en ese nuevo fenómeno que representan los flagrantes conflictos entre las religiones. Este fenómeno se ha agudizado cada vez más desde el predominio de la ideología secular letal sobre la necesidad de separar la religión del estado y los asuntos públicos de la sociedad, declarando que la religión es el opio del pueblo y predicando la muerte de Dios. Esta ola agresiva contra la religión se ha expresado mediante intensos esfuerzos e intensivos intentos organizados a través de informes políticos internacionales y otros medios de comunicación, para pintar una imagen desagradable y asilada de la religión como fuente de todos los males del mundo.

Este encuentro es un taller para promover el entendimiento, la cooperación y el respeto hacia un pluralismo religioso y cultural, a fin de combatir el conflicto y luchar para inculcar la fe frente al ateísmo, la paz frente a las guerras y la fraternidad frente al racismo.

Debemos defender la dignidad humana, construyendo una coexistencia pacífica entre los pueblos, protegiendo la creación y trabajando por la unidad de la familia humana, en la búsqueda de la verdad. la bondad y la belleza.

Los puentes de paz se tienden sobre:

1. El servicio a los pobres sin detenerse ante las diferencias religiosas, étnicas o raciales.

2. La cooperación para de crear y mantener la paz a fin de que la religión se mantenga siempre inocente de toda violencia, asesinato o destrucción.

3. El trabajo dirigido a un cambio radical, impulsando a todos a entender y a encontrar soluciones radicales a los problemas, y a reconocer el pluralismo como un valor añadido en las sociedades. Desde nuestra fe cristiana, esto nos llama a la paz y al amor y nos urge a la armonía y a la renuncia a enfrentamientos, a conspiraciones y a hacer daño a otros, basándose en las diferencias religiosas o étnicas. Debemos dirigirnos a Dios, el Dios del amor y la paz, que creó al hombre a Su imagen y semejanza y alentó vida en él para que viviera libremente sobre la tierra. Tenemos que cumplir Su divina voluntad, reconciliarnos los unos con los otros, y dejar de lado nuestras doctrinas teológicas, porque no hemos elegido donde nacer y a qué denominación, nacionalidad, etnia o país pertenecer. Y si no fue nuestra voluntad, fue entonces la Voluntad Divina. Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, puesto que habéis sido convocados a ella (Colosenses 3, 15), y oramos para que la paz del Señor venga sobre a faz de la tierra (Sirácida 38, 8), porque Dios no es un Dios de confusión sino de paz (1 Corintios 14, 33)

La paz en el Cristianismo es un don divino que nos concedió el Señor Jesús antes de Su Ascensión. “La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde.” (Juan 14, 27)

“Así pues, procuremos lo que favorece la paz y lo que contribuye a la edificación mutua.” (Romanos 14,19). “El Señor da fuerza a su pueblo, el Señor bendice a su pueblo con la paz” (Salmo 29, 11).

La paz, finalmente, es como dice San Agustín “serenidad de la mente, tranquilidad del alma, sencillez del corazón, lazo de amor, compañera de la caridad; es la que acaba con las hostilidades, detiene las guerras, reprime la ira y rompe el orgullo. La paz ama a los rivales, reconcilia a los enemigos, y es deliciosa y aceptada por todos”

Practicad la paz con todos. Estad en paz con todos. “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5, 9).

La paz es el puente que nos une a todos. Es nuestra motivación, nuestra plegaria y nuestro deseo: que el amor una a los corazones y que rompamos las barreras de la distancia y el odio, y juntos construyamos una verdadera humanidad unida, a fin de lograr el deseado propósito de Dios: que nos amemos unos a otros, y que nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. (Juan 15, 12-13).

Y nosotros en Siria, la cuna de las Religiones Divinas y la tierra de las civilizaciones, hemos vivido con nuestros hermanos musulmanes más de mil quinientos años en una atmósfera de amor, cooperación y una atención recíproca para construir nuestra patria y defenderla. Durante esta crisis, que dura ya siete años, las fuerzas del mal han tratado de romper la relación entre musulmanes y cristianos, y sembrar el miedo en nuestros corazones. Hay poderosas intrigas para desplazar a los cristianos de Oriente, y esto nos hiere porque conseguirá el objetivo de algunos países y religiones que creen que la presencia cristiana en Oriente no es deseable y que los cristianos son una colonización, olvidando que la cuna del cristianismo es Belén y que el Cristianismo en Europa arrancó de Damasco y Antioquía. Hay que recordar también que los cristianos, principalmente los cristianos sirios, son los que transfirieron (en el sentido de traducir) la civilización griega a los sirios y luego a los árabes. Hoy buscamos fortalecer nuestra relación mutua bajo estas difíciles circunstancias, trabajando para combatir la ideología terrorista y pidiendo el fin de la guerra y la instauración de la paz Hasta ahora, nuestros encuentros continúan intensamente a fin de preservar la unidad de nuestra patria, la solidez de nuestras relaciones y la consolidación de nuestra existencia compartida. Por lo tanto, apelo a vosotros para que colaboréis con nosotros en preservar todos los componentes y el tejido nacional y religioso de este hermoso jardín, Siria, hermoso por su tierra y su gente, por su patrimonio cultural y su diversidad religiosa, a fin de preservar a cada uno su lugar, su posición y su derecho a vivir en esta nación con dignidad, dicha y paz.

Espero que nuestro encuentro sea el comienzo de la construcción de puentes de amor. Hacemos un llamamiento al mundo para que escuche nuestra voz, detenga las guerras, renuncie al racismo y reconstruya a la humanidad sobre sólidos cimientos.

Os doy calurosamente las gracias por vuestra atención. Paz a vosotros y que la Paz esté con vosotros,