Es realmente un placer dirigirme a todos los que estáis aquí para participar en esta peregrinación de Egipto. Egipto es no sólo una gran tierra histórica, la tierra de los faraones, sino también una tierra santa y bendita. La razón por la que nos reunimos aquí, bajo diferentes confesiones, no es sólo para fortalecer los puentes que han sido destruidos entre nosotros, sino también para recordarnos a nosotros mismos que somos todos descendientes fe Adán y Eva, creados a Imagen de Dios nuestro Creador.
Egipto es una tierra santa porque está protegida por la Sagrada Familia que se escondió aquí de Herodes, que quería matar a Jesucristo nuestro Señor. De esta tierra de Egipto surgieron muchos grandes Santos y Profetas. La Sagrada Familia recorrió las tierras de Egipto, y así, Egipto recibió bendiciones, una tras otra, con cada paso que dieron.
Hubo varias apariciones de nuestra Señora sobre las cúpulas de las iglesias coptas. Todo el mundo La vio, resplandeciente de luz, y durante sus apariciones ocurrieron muchos milagros. También visitaremos la iglesia junto al río Nilo, en Maadi, donde los monjes encontraron una Sagrada Biblia flotando en la orilla del Nilo, cerca de su monasterio. Estaba abierta en el pasaje del Profeta Isaías, capítulo 19,25, donde dice: “El Señor Todopoderosos dará Su bendición con estas palabras: ‘Bendito sea Mi pueblo de Egipto’”.
Durante este viaje, compartiremos nuestras comidas, nuestras charlas, comeremos juntos, caminaremos juntos, viajaremos juntos visitando distintos lugares, y, de este modo, nuestro conocimiento mutuo se incrementará; esta clase de compañerismo se llama Unidad de vida en su diversidad,que es de hecho una unidad puesta en práctica. Los diálogos interconfesionales o ecuménicos son buenos, pero no suficientes; se vuelven estériles e igual que cenizas si no se ponen en práctica.
Nuestro viaje nos llevará a través del desierto a visitar el Monte de Moisés, donde él recibió los Diez mandamientos de Dios, así como el famoso Monasterio de Santa Catalina. Según un acontecimiento histórico, el Profeta Mahoma – la paz esté con él – hizo y firmó un Pacto llamado el Ashtiname, Es un fuero o mandato concediendo protección y otros privilegios a los seguidores de Jesús, como está escrito, dado a los monjes del Monasterio de Santa Catalina. ¡Está sellado con una impronta de la mano misma del Profeta Mahoma! Este documento original está en el museo del Monasterio que esperamos poder visitar.
Ahora, en este Final de los Tiempos, Dios Se está manifestando más que nunca, mostrando claramente al mundo Su ilimitada Misericordia, una Misericordia que el mundo, en su maldad y egoísmo, no merece. Entendamos que Su Misericordia procede del Amor incondicional que Él tiene por nosotros. Su Misericordia nos vincula para estar juntos, para recordarnos a todos las siguientes palabras que me dijo allá en 1985: ‘Yo os he engendrado, venís de Mí, descendéis de Mí, Me pertenecéis, sois Míos, sois Mi simiente…’
Recordemos que todos vivimos bajo el mismo sol y somos una gran familia bajo la Luz de Dios, y a los Ojos de Dios, sin importar el credo al que pertenecemos o de qué parte del mundo venimos. Los que pertenecen a religiones diferentes no son menos criaturas hechas a Imagen de Dios y destinadas en última instancia a vivir en la Casa de Dios. Ojalá que este esfuerzo nuestro de fraternal acercamiento sea bendecido por Dios y agradable a Él.
Pero si no nos atenemos a las reglas de Dios, nos hará responsables de cada gesto no caritativo, de desobediencia a Su Ley, de nuestra tibieza y arrogancia hacia Él, de nuestra hipocresía y de cualquier insuficiencia. Tenemos que escucharlo, de otro modo, si no nos enmendamos, Él nos echará a todos fuera, como hizo entonces con los antiguos israelitas.
Dios nos ha elegido; no le hemos elegido nosotros a Él. Hemos sido elegidos para ser Sus embajadores de paz, reconciliación y unidad en la diversidad. Él confía esta misión a cualquiera que está dispuesto a salir y producir buenos frutos duraderos. Nuestra misión primordial es, por tanto, amar a Dios y servirle, y amarnos unos a otros – hacer el bien el resto de nuestras vidas, glorificando así a Dios. Tenemos que bajar nuestras voces, dice el Señor, para que podamos oír Su Voz, bajar nuestras cabezas para que se vea Su Cabeza, abajarnos totalmente para que Él pueda levantarnos.
Termino aquí con un mensaje que nuestra Señora me dio el 31o de enero de 1991:
Alabado sea el Señor y paz a todos vosotros; Dios os está llamando a Él; meditad sobre esto; Dios os ha estado llamando desde que nacisteis; nacidos para Él; nacidos para amarle, nacidos para complacerle, nacidos para regresar a Él; (…) Dios está llamando a todos a Él, tratad de entender la Llamada de Dios a la Paz; Yo os exhorto a orar por la Paz; tened celo por la Paz; hijos benditos, dejadme deciros una vez más que necesito vuestras oraciones por la Paz, porque las tomo todas y las ofrezco como un ramo de flores primaverales al Todopoderoso; vuestras oraciones no son en vano, son una verdadera gloria para Dios, son una prueba de vuestro amor.…”
Saludo en árabe:
Me gustaría daros a cada uno de vosotros la bienvenida a Egipto, la madre de la tierra, un país con una gran historia. Ashkour – koum lell forsa el helwa, ennou nakoun koullena sawa Os doy las gracias por este extraordinario encuentro, por estar aquí todos juntos. Ana, bent el Nil, ashan etwallat fe Masr, el habl sorretti lessa marbout fe Masr. Lai hobbi feha wa fi ahalaha. Soy una hija del Nilo, porque nací en Egipto y mi cordón umbilical está aún atado a Egipto. Quiero a Egipto y a su gente. Ana arfa el alb el masreyeen, albohom malayan hob. Conozco bien a los egipcios, su corazón está lleno de amor. Ehna kollena hena alashan nekkarrem Esm Rabbenna Estamos aquí para glorificar el Nombre de Dios. Etmana lel koll-wahed-menkom hena, ayyamat haj helwa. Wa atlob men Rabbenna Ye-barrekkom. Shoukran Deseo a todos los que estáis aquí unos preciosos días de peregrinación. Y pido A Dios que os bendiga.Gracias.
Ana, bent el Nil, ashan etwallat fe Masr. Awel ma eneya fatahet fel dounia, shafet nour Masr. I am a daughter of the Nile, As soon as my eyes opened to this world, they saw the light of Egypt.
Habl sorretti lessa marbout fe Masr. Le hobbi fiha wa fi ahalaha. My umbilical cord is still attached to Egypt. I love her and her nation.
Ana arfa el alb el masreyeen, albohom malayan hob. I know the Egyptians, their heart is full of love.
Ehna kollena hena alashan nekkarrem Esm Rabbenna We are all here so that we glorify the Name of God.
Etmana lel koll-wahed-menkom hena, ayyamat haj helwa. Wa atlob men Rabbenna Ye-barrekkom. Shoukran
I wish for everyone here, lovely pilgrimage days. And I ask from God to bless you.
Muchas gracias.
