20 de febrero de 1996
Por favor, Señor,
mira a este sarmiento Tuyo.
Visítalo y compruébalo.
Ha sido sacudido.
¿Ha sentido la Viña
cómo lo atormentaban?
Sí, puesto que el sarmiento me pertenece a Mí, la verdadera Viña. Sarmiento Mío, no te preocupes siempre que formes parte de la verdadera Viña y des fruto. Mi Amor sana. Confía en Mí y en nadie más. Ora más y pídeme más. ¿Por qué huyes de Mí? Ven a Mí, niña, y obtendrás. Yo te amo… Permite que Mi Dedo se pose sobre tus labios para que se hagan eco de Mis Palabras. Acepta todo lo que viene de Mí. Descansa en Mí y permíteme descansar en ti.
Yo soy el Señor, Yo soy el Alfa y la Omega, por lo tanto, profundiza tu fe en Mí. Queridísima niña, amaos unos a otros y nunca Me decepcionéis. Mi Amor está en tu corazón para consolarte. Ven. IC.