10 de noviembre de 1995

Gloria a Dios en lo más alto del Cielo
Gloria a Aquel que levantó mi alma
de las entrañas de esta tierra.
Gloria a la Luz tres veces Santa,
bajo cuyo poder todas las cosas llegaron a existir.
Gloria a Dios, invencible,
incomparable en su Autoridad.
Gloria al Inmortal
en quien hallamos la inmortalidad.

Que Tu Aliento, oh Santísimo,
que es pura emanación de Tu Gloria,
nos anime, renovándonos en un Cuerpo glorioso.
Amén.

Paz, hijita Mía. Escucha: los que hoy te tratan despiadadamente tendrán que enfrentarse un día Conmigo y rendirme cuentas… Entonces no se aventurarán a decir: “¿Qué hemos hecho mal?”, porque les enseñaré las heridas impresionantes que su arrogancia causó en Mi Cuerpo. Y, en consonancia con los azotes que recibo diariamente de ellos, dictaré sentencia… Recibirán diez veces la misma cantidad.

Hijita Mía, semejanza de Mi Imagen, eres verdaderamente el mensajero más atormentado de la tierra, pero también el más privilegiado. Te he concedido el privilegio de Mi Corona de Espinas, Mis Clavos y Mi Cruz. Te he suscitado para ser Mi poderosa Señal de rechazo: el rechazo de Mi Amor. ¡Ah, tantos de vosotros estáis encerrados en el mismo sueño!

Escucha Vassula, te voy a decir un pequeño secreto: en estos días de prueba para ti, ¡he atraído muchas almas a Mi Corazón y también he liberado muchas almas del purgatorio que estaban atadas por muchos años! ¿Ves? Nada es en vano. ¡Ah! ¡Mi Corazón está ahora como ardiendo, pues a través de tus sufrimientos puedo hacer grandes cosas! Mis hijos no están expiando como deseo que lo hagan, así que Mis Ojos se han posado en ti, sabiendo que no rechazarás las súplicas de tu Salvador, y que permitirás que te aplasten los que claman por justicia y paz, pero hacen exactamente lo contrario.

Deja que el mundo entero se alegre ahora creyendo que ha vencido la “enconada plaga”. Deja que crean que te han silenciado. Sí, una multitud se levantará para derribarte, como se levantó una multitud para derribarme a Mí y crucificarme. Muchos falsos testigos aparecerán en el último momento, testificando falsamente contra ti, como tantos se levantaron para testificar en falso contra tu Salvador. En verdad dirigirán sus violentas acusaciones contra sangre inocente ¿sabes?

Lo que han hecho Conmigo te lo harán a ti, pero dentro de la medida que tu alma pueda soportar. Continuará la burla, anunciando por todas partes, a son de trompeta, que eres una falsa profeta, como cuando Mis guardias se burlaron de Mí, pegándome, tapándome los ojos y golpeándome uno tras otro, diciéndome: “Hazte el profeta: ¿quién te ha golpeado?”. Aparecerás como perdedora a los ojos del mundo, como Yo, tu Señor, aparecí en Mi Cruz. Todas estas cosas te sucederán, para que las palabras del Padre se cumplan.

Yo soy la Resurrección y suscitaré todo lo que he escrito a través de tu mano, para que todos puedan creer que “La Verdadera Vida en Dios” no fue escrita por la carne sino por el Espíritu de Gracia. No deberías sentir oscuridad ni aflicción, porque te he escondido en Mi Sagrado Corazón. Mi pequeña alma, permite que se oiga Mi Voz Majestuosa, y no te asustes por el ruido que hay a tu alrededor.

Los Labios de Mi Padre desbordan de furia por los pecadores impenitentes, y su ira se manifestará con un destello fulgurante de fuego devorador, como lo anunció, no hace mucho, por medio de tu Madre, a la mensajera de Akita1. Al final la tierra abrirá sus oídos y su corazón para que brote la salvación, y Yo triunfaré junto con el Inmaculado Corazón de tu Madre y Mía.

Vaso de Mis angustias, te daré la fuerza suficiente para cumplir tu misión con una dignidad que Me glorificará. Mi Amor por ti te cubre, por lo tanto, no tengas miedo, “lo tedhal.”

Yo, Jesucristo, estoy contigo ahora y siempre.


1 En el Japón, la Hermana Inés.