19 de mayo de 1987

¿Jesús?

Yo soy. Vassula, recuerda que esta enseñanza viene de Mí.

Jesús, ¿sabes lo que anhelo?

Lo sé, hija.

A veces deseo que esta gracia que me has dado de encontrarme Contigo de este modo, y la gracia que me has dado de verte con los ojos de mi alma, pudieran ser sólo para mí; Tú y yo, yo y Tú. Y hubiera sido tan maravilloso para mí, sin nada de qué preocuparme, sin enseñar a nadie nuestro secreto…

(Suspiré.)

Hija, te pregunté si querías trabajar para Mí y tu respuesta Me agradó. Deja que te recuerde que tú eres Mi alma bienamada, a través de la cual Me manifestaré y manifestaré Mis deseos, porque ésta es Mi Voluntad.

Pero, Dios mío, sin ofenderte, Tu Palabra puede pesar mucho si no se descarga. ¿Qué puedo hacer?

Bienamada, ¿acaso no te ayudaré? Yo soy el Señor.

“Hermanos, leed Mi Mensaje, llenadme de alegría y recordad Mis Obras, ¡creed en Mi Riqueza y Misericordia infinitas!”

Vassula, sígueme. Yo te guiaré, pequeña, te daré Mi Fuerza. No sueltes nunca Mi Mano.

Dios mío… ¿Qué quieres de mí?…

Vassula, Yo quiero amor, amor, amor. Mi Cuerpo está dolorido por falta de amor. Mis Labios están resecos por la sed de amor. Quiero utilizarte como Mi instrumento, pequeña, para Mi enseñanza.

Señor mío, que se haga Tu voluntad, que cumplas Tus deseos.

Amadísima, apóyate en Mí. Escucha Mi Voz. No te sientas nunca sola, porque Yo, Dios, estoy contigo.

(Me sentí algo más consolada.)

Señor, ¿comenzamos el día?

Ven.Voy a comenzarlo. Apóyate enteramente en Mí. Yo te guío.

(Más tarde:)

(Vino mi amiga Babette. Habló con Jesús. Estábamos los tres juntos. Babette no necesitaba hacer sus preguntas en voz alta. El mero pensamiento, al cruzar su mente, era contestado inmediatamente, con Su propia letra. Con esto, Jesús nos estimula a creer en Su Presencia real, a creer que nos está llamando a una mayor intimidad con Él, acordándonos de Su Presencia y amándolo. Debo admitir que me impresionó que Jesús fuera al encuentro de Babette de este modo…)

¡Apóyate en Mí!

Jesús, mi amiga me pidió que Te preguntara por qué no vuelves a nosotros como antes, encarnado, para que la gente cambie.

¡Ah! Vassula… Volveré. Cada nueva aurora que despunta está más próxima de Mi venida a vosotros. Vassula, ¿sabes lo que significa esto?

Dímelo, Señor.

El Amor volverá de nuevo, el Amor estará entre vosotros una vez más. El Amor os traerá de nuevo la Paz. Mi Reino en la tierra será como lo es en el Cielo. El amor glorificará al Amor. Pronto estaré con vosotros, amadísimos Míos. Orad, porque el tiempo está próximo.

Pequeña, ¿quieres aún trabajar para Mí?

Deseo oír Tu nombre.

Yo soy Amor.

Sí, trabajaré para el Amor, con mi incapacidad, dependiendo de Ti enteramente.

Sé que estás perdida sin Mí, bienamada. Eres Mi flor que necesita Mi Luz.

¡Soy tan feliz!

¡Oh hija Mía, te amo con locura! Apóyate enteramente en Mí. Yo aumentaré tu capacidad de discernimiento.

¡Señor mío! ¿Vas a acrecentar mi capacidad de sentirte, verte y oírte?

Sí, Me sentirás y serás capaz de discernirme aún más.

¡Dios mío! ¿Por qué todas estas gracias sobre mí? ¡No hice nada para merecerlo!

Lo sé. Pero Yo te amo. Sin embargo, no te olvides de quién eres.

Por favor, ayúdame a recordarlo, Señor.

Yo te impediré que te exaltes por todas las gracias que te doy, recordándote tu miseria. Te recordaré que todas las gracias que recibes de Mí son para Mi propia Gloria. Cada gracia que recibas de Mí será para Mis propios Intereses y no para los tuyos. Extrae, pues, de Mi Corazón y llena el tuyo. Quiero que Mi altar esté constantemente en llamas. Vive para Mí, respira para Mí. Sé Mía para toda la eternidad.

(Lo haré por Dios.)

¿Dios mío?

Yo Soy. Ámame y ocúpate de Mis propios intereses.

¡Señor!… (Suspiré)… Yo soy un cero y Tú lo sabes, Señor ¡No confíes en mí, por favor!

Déjame actuar libremente en ti.

Vamos, voy a satisfacer tu pregunta. El amor volverá entre vosotros como Amor. Oremos juntos:

“Oh Padre Celestial, Padre de Amor,
ven a nosotros y líbranos del mal.
Padre, ámanos
y permítenos habitar en Tu Luz.
Haz lo que Tu Corazón desee;
que Tu Nombre sea glorificado.
Amén.”

Permíteme que Me sirva de ti.

Permíteme oír otra vez Tu nombre.

Yo soy Jesucristo, Bienamado Hijo de Dios. Todo lo que te pido, Vassula, es amor, y que compartas Mi Cruz de Paz y Amor junto a Mí.

Sí, Señor.

Hija, no sueltes nunca Mi Mano; ámame, hija Mía.

Enséñame a amarte como Tú deseas que Te amemos. Si Tú lo quieres, que yo sea la que más Te ame en el mundo…

¡Te sonríes!…

(Él sonreía.)

¡Soy tan feliz! ¿Deseas hacer eso por Mí?

¡Sí!

Bienamada, aprenderás Conmigo. ¿Estás dispuesta también a sufrir por Mí?

Por el Señor, sí. Si Él lo quiere también así.

Entonces, todo se hará según Mi Voluntad.

(Tú sabes lo que es bueno para el alma; por lo tanto, confiaré en Dios.)

Yo soy Dios. Ven ahora a este lugar especial que tengo para ti en Mi Corazón y permanece en él.