24 de octubre de 1994
Vassula de Mi Sagrado Corazón1, ¿te gustaría que dijera Vassula del Pantocrátor?2 Estás consagrada bajo Mi Nombre. Yo soy Uno3 y lo Mismo, pero los hombres Me han parcelado.
El que siembra división, recoge una cosecha de destrucción. El que siembra prejuicios recoge una cosecha de locura. ¿No has oído que el loco se cruza de brazos y se come su propia carne? Toda la carne que les cubría ha desaparecido, y también su aliento, no queda nada de ellos más que huesos secos. Mis Nombres son Santos4, pero los hombres Me han tratado con aire condescendiente y Me han expulsado de Mi Propia Casa, de Mi Propia Ciudad y ahora de Mi Propio Santuario5: Me oprimen y pesan enormemente sobre Mí. Con arrogante orgullo, se contentan con vivir en un desierto. Pero Yo Me propongo, en los días venideros, exponer la Santidad de Mi Gran Nombre, que está siendo profanado por culpa de vuestra división.
Te lo digo, hija, ¿ves cómo tu pueblo vive tranquilo y en un impresionante letargo cuando se trata de trabajar por la unidad?6 No lo voy a permitir más. Voy a tender Mi Mano hasta los lugares más remotos de tu nación y derribaré a esos traficantes7 que impiden que Mi pueblo se una. Te he resucitado para que seas un signo de unidad, un signo de Mi Misericordia, un signo de Mi Poder, pero las pasiones de su manifiesto orgullo les han cegado.
Hoy puedo decir: “Que se quemen sus huesos “, y tomar venganza. Puedo dejar viuda a vuestra nación, pero debido a Mi Misericordia y a Mi Amor, suscitaré de Oriente al menos a uno que diga a su hermano8: “Ven a pisar mi terreno, ven a comer de mi mesa, ven a beber conmigo. Mis toneles rebosan de vino nuevo. Apacentemos juntos nuestros corderos y hagamos un Edén de nuestros pastos. ¡Dios nuestro! ¡Mira lo que nuestras manos han hecho con Tu Santuario!”
Mi Casa de Occidente está siendo saqueada. Yo les he pedido que se reúnan bajo Pedro9, pero ellos no lo han entendido y están haciendo lo contrario. Muchos, dentro de esa Casa, están diciendo: “¿Por qué hemos de tener un guía?10 ¿Y especialmente este guía?”. Ya os he advertido que cardenales se volverían contra cardenales, obispos contra obispos y sacerdotes contra sacerdotes. Yo elegí a Pedro para alimentar y guardar Mis corderos, pero el espíritu de rebelión, ahora pujante, ha llegado a su punto más alto. Ésta era la gran Tribulación que os estaba avisando11.
Mi Casa de Occidente está siendo saqueada, pero el viento del Este se levantará y, junto con Mi Aliento, expoliarán al saqueador. Muchos miembros de tu nación ponen objeciones a Mis Llamadas a la Unidad, y han acostumbrado sus pasos a seguir su propio camino. Se consideran ricos, pero entonces, ¿dónde están sus riquezas?…
“¿Cómo es que os habéis convertido en una viña degenerada? ¿Podéis decir que no habéis pecado? ¿Hay un sólo ámbito en el que no hayáis pecado? ¡Tú, el amigo de Mis Santos! ¡El hijo de Mi Madre! ¿Por qué, por qué te has vuelto tan obstinado? ¿Qué Me importan vuestras interminables ceremonias, cuando sólo Me estáis alabando de labios afuera? Sí, habéis guardado Mi Tradición y por eso la espada no caerá sobre vosotros; sin embargo, habéis dejado de lado Mis Dos Mayores Mandamientos y no los habéis seguido. ¿Por qué separáis la Tradición del Mandamiento?12 Aunque os cubrierais de mirra e incienso, seguiría detectando en vosotros la mancha de vuestra culpa. Abrid ahora la boca, y dejad que Yo os alimente para que devoréis la vida. No digáis: “Seguiremos nuestro propio camino”. ¡Volved a Mí y reconoced vuestra culpa!”
Y tú, hija, grita fuerte Mi Mensaje y profetiza. Di: Yo sé todo lo referente a Mi Casa de la orilla Oeste, junto al Río de la Vida, y sé también quién de esa Casa ha permanecido fiel a Mí. Hija, ¿qué ves fuera de esa Casa?
Veo un león rondando fuera de esa Casa y ávido de entrar en Tu Casa por una ventana lateral.
Sí, el león ha dejado su guarida. Hija, un espíritu destructor está merodeando. Ángeles tras ángeles se suceden de cerca para advertiros a todos, y deciros que Mi Ciudad de la orilla Oeste va a ser asaltada por el destructor, y con gran violencia, con el fin de oponerse a Mi Ley, Mi Tradición y Mi Divinidad, y contradecirlas. El país entero se convertirá en un horror.
A vuestros santos, Mis mensajeros y Mis profetas, se les impedirá continuar su obra… Y una densa oscuridad se extenderá sobre vosotros, mientras el Enemigo, que es un erudito, proscribirá Mi Sacrificio Perpetuo, creyendo que sus actos pasarán desapercibidos, como sus pecados secretos. Mi Mano caerá sobre él repentinamente, destruyéndolo por completo. Esa Noche ha sido predicha en las Escrituras. Pero él, junto con otros, ha depositado alegremente su juramento en la boca de la Bestia, honrando sólo a esa Bestia por haberles dado su poder. ¡Ay de aquellos que adoran a la Bestia! No cesarán de gemir y lamentarlo.
Ahora, hija, ¿qué ves en la otra orilla, Mi Casa de Oriente?
No veo ninguna Ciudad, y la tierra es arenosa y llana, como un desierto. Pero también veo un brote verde aflorando en ese desierto.
Escucha y escribe: la gloria brillará desde la ribera oriental. Por eso digo a la Casa de Occidente: vuelve tus ojos hacia Oriente. No llores amargamente por la Apostasía y la destrucción de tu Casa. No te dejes llevar del pánico, porque mañana comerás y beberás junto con Mi brote de la ribera oriental. Mi Espíritu os reunirá. ¿No habéis oído que Oriente y Occidente serán un solo reino? ¿No habéis oído que Me conformaré con una sola fecha?13
Voy a extender Mi Mano para grabar en un bastón estas palabras: ‘Ribera occidental, Casa de Pedro y de todos aquellos que le son leales’. Luego, en otro bastón, grabaré: ‘Ribera oriental, Casa de Pablo, junto con todos aquellos que le son leales’. Y cuando los miembros de las dos Casas digan: “Señor, dinos lo que Te propones ahora”, les diré: “Tomaré el bastón en el que he grabado el nombre de Pablo junto con todos los que le son leales, y lo pondré con el bastón de Pedro y sus leales, formando uno solo. Haré un solo bastón de las dos y los sostendré como uno solo. Los ligaré juntos con Mi Nuevo Nombre; éste será el puente entre Occidente y Oriente. Mi Santo Nombre consolidará el puente para que intercambiéis vuestras posesiones a través de este puente”. Ya no practicarán solos, sino juntos, y Yo reinaré sobre todos ellos.
Lo que he planeado, sucederá, y si los hombres te dijeran, hija, que estas señales no provienen de Mí, diles: “No temáis, ¿no habéis oído que Él es a la vez el Santuario y la piedra de tropiezo? ¿La Roca que puede derribar las dos Casas pero también levantarlas de nuevo como una sola Casa?”. Esto es lo que les dirás, hija.
Yo, Dios, estoy contigo. Voy a inundar con Mi Espíritu muchos más corazones.
Ven, te amo. Recibe Mi Paz.
(Esta es mi visión)
(Este icono representa en el lado izquierdo a San Pedro y en el derecho a San Pablo. Están sosteniendo juntos, como dos pilares, la Iglesia. Dentro de ella está el Alimento: la Sagrada Eucaristía —en mi visión, el Río de la Vida—. Sobre ellos está Cristo, Sumo Sacerdote y Cabeza de la Iglesia.)