29 de julio de 1994

Señor mío,
canta Tu nuevo cántico1 a las naciones,
canta Tu nuevo himno2 a cada raza.
Tu cántico sana,
Tu himno hace grandes milagros.

La paz esté contigo, hijita Mía. Continuaré componiendo, y como la lluvia produce hierba fresca en las laderas, así produciré alimento espiritual para los hambrientos y los pobres.

Y tú, sé Mi arpa, para que toda la congregación de los fieles se una a Mí en Mi cántico. Así pues, ¡alegra a tu Hacedor! Bendita niña, qué gracia me hace tu debilidad… Toma Mi Mano y camina Conmigo. Te ayudaré a avanzar y a cumplir tu misión, dándote una manera de ser enérgica3 y alentándote más. Te daré estas gracias para que enseñes sin temor lo que te he enseñado. ¡Y, a través de ti, se difundirá por todas las naciones la fragancia del Conocimiento de Mí Mismo!

Yo soy el Principio y el Fin y todo es medido por Mí.


1 Cántico e himno: “La Verdadera Vida en Dios.”
2 “La Verdadera Vida en Dios”.
3 Desde entonces obtuve gracias especiales de Nuestro Señor y, en mis encuentros, sentí Su Poderosa Mano. Incluso el P. O’ Carroll lo notó, por lo evidente que era.