23 de diciembre de 1993
Maestro, la higuera
va a comenzar a formar sus higos,
y las vides van a empezar a florecer.
No, esposa Mía, la higuera ya ha formado sus higos y las viñas ya han florecido. ¿Hija, no lo ves? ¿No has notado Mi Señal en el cielo?1. Escucha y escribe:
Generación, te he estado enviando, y aún sigo enviándote, a Mis ángeles2 para reunir a Mis elegidos desde los cuatro vientos, de un extremo al otro del cielo, a fin de estar preparados, porque el Esposo saldrá pronto del Cielo y estará con vosotros. Vuestro mundo de hoy se consumirá rápidamente. Os estoy enviando a Mis ángeles para reunir a Mis elegidos, Mi pueblo, y para renovar Mi Iglesia. ¿No os habéis dado cuenta? ¿No habéis comprendido? ¿Todavía no percibís Mi Señal?
Hoy, Mi Espíritu Santo arrebata en éxtasis a uno de cada dos, le envuelve en Su Fuego ardiente y le envía a ser testigo del Altísimo. Mi Espíritu Santo levanta a uno, dejando a otro atrás en el polvo, entre el polvo. Uno es tomado, otro dejado. Mi Espíritu Santo, como el viento, sopla donde le place. Oís su sonido, pero no podéis decir de dónde viene o adónde va.
Mi Espíritu Santo, como un Esposo, aparece en vuestros días para cortejaros, seduciros y desposaros. Mi Espíritu Santo se instala como una preciosa piedra angular en vuestro corazón, para ser la piedra que fundamente vuestra fe, vuestra esperanza, vuestro amor y vuestro celo por Mí, vuestro Dios. Mi Espíritu Santo sopla sobre vosotros estos días, de una manera o de otra. Su Aliento es como una corriente que fluye en todas direcciones y, en todos los lugares en los que fluye esta corriente, brotan árboles frutales con hojas que no sólo no se marchitan, sino que son medicinales, y todo el que come de ellas, se cura.
Sí, Mi Espíritu Santo es una primavera que da vida, la Fuerza interior de Mi Reino, que suscita discípulos de la Sabiduría. Mi Santo Espíritu construye, renueva y embellece, pero el Embustero destruye y apalea a muerte todo lo que es santo. ¿Cómo es posible que no podáis percibir la deslumbrante Luz de Mi Espíritu Santo? Como la luz de siete días en uno solo, así brilla hoy Mi Espíritu Santo en el cielo. ¿No es suficiente para vosotros esta Señal del Hijo del Hombre que aparece en el cielo?3 Como un pastor reuniendo su rebaño, así Mi Espíritu Santo reúne y salva la grey dispersa.
Estoy revelando cosas ocultas y desconocidas para vosotros, generación, os estoy revelando estas cosas en el momento oportuno. Ya sea que os volváis a la derecha o a la izquierda, veréis en el cielo la deslumbrante Señal de Mi Espíritu Santo, y vuestros oídos escucharán: “¡Yo Soy Él!4 Yo Soy está con vosotros de corazón. Yo Soy está aquí para construir vuestras esperanzas, vuestra fuerza, vuestra fe y vuestro amor. Hijita Mía, ‘¡koumi!’. Levántate ahora, tú que pereciste hace mucho tiempo. Levántate ahora, hijita Mía, y colócate en tu puesto. Aquí está el cayado de pastor. Yo dirigiré tu alma para que reciba instrucción. Sal fuera ahora y busca al resto de Mis ovejas extraviadas. No te cases en el camino, hijita Mía, y si te cansas, Yo te llevaré a cuestas, sobre Mis Hombros. Hoy, Yo Mismo reuniré Mis ovejas…”
¡Ah, generación! ¿Cómo puedes pedir más señales, más que la Señal del Hijo del Hombre que os estoy dando hoy? En efecto, ¿quién no puede ver Mis intenciones? Yo digo la Verdad y sin embargo vosotros no creéis que soy Yo quien habla. ¿Cómo es posible que no podáis captar Mi Voz?
¿Os habéis preguntado alguna vez cómo se han enderezado los caminos de aquellos que vivían en el polvo? ¿Os habéis preguntado quién fue el que abrió la boca de los mudos y dio palabras de Sabiduría a los ignorantes? ¿Y quién fue el que instruyó a los pobres de espíritu, a los miserables, como les llamáis vosotros? ¿No habéis oído que Mi Espíritu Santo es realmente el Dador-de-Vida? ¿No habéis entendido que Mi Espíritu Santo huye en presencia de los orgullosos de corazón, pero revela Su intimidad a los humildes?
Mi Espíritu Santo se os da hoy como una Gran Señal en el cielo5, un reflejo de Mi Retorno. Mientras vuestros pensamientos sigan siendo terrenales, seréis incapaces de captar las cosas del cielo. ¿No habéis leído: “Yahveh aparecerá sobre ellos y Su flecha destellará como un relámpago”?6 “¿Veis cómo viene Yahveh, rodeado de fuego, para calmar Su cólera con llamas abrasadoras, Sus amenazas con fuego llameante?”7. Las obras de Mi Padre se están llevando a cabo.
Oíd y entended: He dicho que vendré para reunir las naciones de diferentes lenguas. Muchos de vosotros preguntáis: “¿Cuándo sucederá todo esto y cuál será la señal de Tu llegada?”. Os he advertido de antemano que será cuando veáis la desastrosa abominación, de la que habló el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo. Es decir, cuando veáis al Enemigo8 ocupar su puesto donde no debería estar, o sea, en Mi Santuario, Mi Morada9, cuando veáis a este Rebelde, pretendiendo ser mucho más grande que todo aquello que los hombres llaman “dios”, mucho más grande que cualquier cosa que sea adorada, que se entroniza en Mi Santuario10 y pretende que él es Dios, sabed que esto era una señal precursora dada antes de la Señal del Hijo del Hombre que está apareciendo ahora en el cielo para salvaros.
Levantad vuestras cabezas y mirad al cielo buscando Mi Maná celestial. Permaneced en pie, mantened altas vuestras cabezas, porque vuestra liberación está al alcance de la mano. ¿Cómo es posible que tantos de vosotros no podáis percibir Mi Espíritu Santo? Las profundidades y la tierra tiemblan con Mi visitación, así pues, no digáis más que no se hace justicia, y que el Arca de la Alianza11 está lejos. El Arca de la Alianza está justo sobre vosotros, en el firmamento, para que seáis testigos de Mi Gloria.
Si coméis Mi Maná, reviviréis. Renaceréis de nuevo. Así que no busquéis otras señales. ¿No habéis oído que es el Espíritu el que da la vida? Si algunos de vosotros no creéis, es porque no habéis comido este Maná. Sí, es Mi Espíritu Santo el que os puede dar una nítida comprensión de Mis misterios. Este alimento celestial es el alimento de los pobres, y no se compra con dinero12.
Santificaos y purificaos para entrar en el Jardín, que es Mi Reino. Os estoy dando hoy esa Señal de Mi Espíritu Santo en el cielo, que llena el mundo entero y hace nuevas todas las cosas, desplegando Su fuerza de un extremo al otro de la tierra y, sin embargo, muchos de vosotros desafiáis Mi Misericordia y os aventuráis decir: “¿Dónde están las señales de Dios? No hay ninguna Señal del Hijo del Hombre que aparezca en el cielo para probarnos que la Soberanía está a nuestras puertas”, y acecháis a los ungidos-de-Mi-Espíritu, ¡porque os molestan y se oponen a vuestra manera de pensar! ¡Sí! Su sola vista os desmoraliza. ¡Ah … y las raíces de vuestra comprensión se están descomponiendo…!
Os lo digo: los ungidos-de-Mi-Espíritu pueden pareceros frágiles, pero están bien enraizados en Mí. Apenas han crecido, pero están injertados en Mí. Y como un límpido espejo, los muevo de un sitio a otro para hacer brillar Mis Palabras en todas partes y, en cualquier lugar donde se encuentren, Yo Estoy. Y ellos continuarán haciendo brillar Mis Palabras en todos vosotros, para llevaros a Mi Reino. Continuarán revelándoos Mi Poder, aunque vosotros los tratéis duramente. Soportarán insultos y calumnias humildemente, para salvaros. No abrirán su boca para contradeciros a la vista de todas las naciones, sino que serán como ángeles, cuyos pies traen buenas noticias. Continuarán haciendo brillar Mis Palabras como límpidos espejos, proclamando la Salvación, y siendo heraldos de la Paz y el Amor Y aunque serán despreciados y rechazados por muchos, soportarán sus sufrimientos con dignidad. Levantad los ojos al cielo y discernid Mi Señal. Vengo a restaurar Mi Casa. Vengo a renovarte, generación. Os estoy revelando Mi Santo Rostro a todos, para salvaros. ¡Oh, venid! A vosotros, los que todavía vaciláis, os digo: desde el principio nunca os he hablado veladamente, y estas cosas han estado sucediendo todo el tiempo
Yo siempre he estado presente.
Y tú, hija, mantente sin mancha para que Mi Luz pueda alcanzar los confines de la tierra. Predica con precisión todo lo que Mi Espíritu te está dando. Yo te alentaré, hija Mía, y Mi Propiedad.
Tu Esposo está contigo.