6 de diciembre de 1993

Yo, “i Panayia”1 estoy ahora contigo.

Hija, deja a Jesús que te moldee a imagen de lo que Él quiere que seas. Ofreciendo tu voluntad a Mi Hijo, Jesucristo, y ofreciéndote tú misma enteramente, Le complaces de verdad y Su Voluntad se está cumpliendo en ti. No tengas miedo. Trabaja con ardor y reanima Su Iglesia. Que Su creación se dé cuenta de que la Palabra está viva e incansablemente activa. Yo, como Madre tuya, siempre te animaré a levantar la Cruz que Jesús te ha confiado. Ahora, escribe, hija Mía:

En estos días, más que en ningún otro tiempo, he estado dando mensajes para reavivar vuestra fe y para recordaros las cosas celestiales. Os he estado llamando continuamente a la Paz, y difundiendo mensajes para la Unidad y la Reconciliación entre hermanos. He venido del Cielo con profunda pena y con lágrimas, para haceros saber lo distantes que estáis de Dios. He venido a todos vosotros para pediros que os reconciliéis con Dios y unos con otros, y para que no hagáis más distinciones entre vosotros, “pues todo el que invoque el Nombre del Señor se salvará”2. Nunca le he fallado a nadie.

He venido en términos de paz, incluso a los más sencillos de vosotros, para proclamar la Paz de Dios y suplicar a esta generación que levante sus ojos y busque a Dios y Le ofrezca sacrificios. He venido en vuestros días, en los que tantos de vosotros estabais apartados de la vida de Dios. He venido a recordaros a todos que un verdadero apóstol de Dios es aquel que hace la Voluntad de Dios:

Amar es hacer la Voluntad de Dios.

Vassula, he sido enviada por Dios para sanar a muchos de vosotros, pero Mis llamadas no han sido honradas, ni valoradas. He sido enviada por el Altísimo para reuniros en grandes multitudes y enseñaros que el amor es la esencia de toda la Ley.

Hija Mía, Mi Alma está triste porque las bendiciones del Cielo están siendo despreciadas hasta hoy. Sin reconocer la rectitud y la esencia del Mensaje que viene de Dios, hoy día los hombres están intentando promover sus propias ideas. Así, la Palabra ha sido hábilmente apartada y Mis Pasos escondidos por manos humanas, por temor a los labios del mundo. Si tan solo hubieran puesto su esperanza en Mí y confiado en Mí… ¡cuánto más se hubieran beneficiado de la conversión de aquellos a quienes siguen rechazando!… Trabaja, pequeña, para el Señor, y permítele que grabe en ti todo Su Plan. Están llegando los días en que el Señor hará todas estas preguntas a cada uno de vosotros:

“¿Has amado a tu prójimo como a ti mismo? ¿Es posible que aún no hayas comprendido la Voluntad de Dios? ¿Hiciste todo lo que podías para mantener la paz? Cuando tu enemigo tuvo hambre, ¿le ofreciste comer de tu mesa? Cuando estuvo sediento, ¿le diste de beber? ¿Cómo es que lo que das, lo das sin amor?”.

Os he pedido oraciones. Muchos de vosotros oráis, pero sin amor. Muchos de vosotros ayunáis, pero sin amor. Tantísimos de vosotros habláis de Mis Mensajes, pero poquísimos los siguen, porque falta el amor en vuestros corazones. Hacéis profundas reverencias y seguís la letra de la Ley, pero no comprendéis el espíritu de la Ley.

Muchos de vosotros habláis de la unidad, pero sois los primeros en condenar a quienes la practican, porque no tenéis amor. Si practicáis todo lo que os he estado pidiendo, sin amor, seguís estando en la oscuridad. Seguís estando a favor de la guerra y no de la Paz. Creéis que lo sabéis todo, pero en realidad no sabéis nada. Cuando he llamado pidiendo reconciliación, puesto que todos sois parte los unos de los otros, no se me ha escuchado. Aún hoy clamo a todos vosotros:

¡Vivid Mis Mensajes!

Renovaos en Dios, en Su Amor, y aprended a amaros los unos a los otros. ¡Sed buenos y santos! No os engañéis a vosotros mismos, hijitos, persiguiendo deseos ilusorios. AMAR es vivir en la Verdad. ¿No habéis leído que “si das todo lo que posees, pieza a pieza, y si dejas incluso que tomen tu cuerpo para quemarlo, pero no tienes amor, no te servirá absolutamente de nada”? ¿No habéis comprendido que, si uno solo de vosotros está herido, todas las partes del Cuerpo de Cristo están heridas y sufren? Si herís a vuestro prójimo, herís el Cuerpo de Cristo, no a vuestro prójimo. ¿Podéis decir:

“Vine a Dios con reverencia, sinceridad y amor”

“¿Cuándo?”, os preguntará Él. “¿Cuándo has venido a Mí con reverencia, sinceridad y amor? Has mutilado Mi Cuerpo, he sido juzgado, insultado, calumniado y he sido traicionado con mentiras. He sido despreciado y rechazado, totalmente deshonrado por tus labios, de modo que ¿cuándo has venido a Mí con reverencia, sinceridad y amor? Te estoy pidiendo que des una prueba tangible de tu amor por Mí.”

Hijos Míos, daos cuenta ahora de por qué Satanás se ha aprovechado de vuestra debilidad y os ha tentado para la guerra. Cristo ha venido a vosotros hambriento y no Le habéis dado de comer. Ha venido a vosotros sediento y no Le habéis dado nada de beber. Ha venido a vosotros como un extranjero y no Le habéis acogido, sino que Le tratasteis como os pareció. Hijos Míos, vuestro amor no debe ser simplemente palabras en los labios, sino algo que os salga del corazón. Vuestro amor debe ser vivo y activo. Yo estoy con vosotros para ayudaros.

Os bendigo a todos diciendo: que todo lo que hagáis, lo hagáis de corazón, con amor.


1 “Nuestra Señora Santísima”, en griego.
2 Rm 10,12-13.