18 de mayo de 1993
(Israel)
(Mensajes dados para los peregrinos canadienses.)
Vassula Mía, recibe Mi Paz.
Te digo a ti, tan amada por Mí y tan favorecida por Mi Padre, que Yo, Jesús de Nazaret, te he liberado, os he liberado a todos. Alábame y ruega por aquellos cuyo corazón está aún lejos del Mío y está poseído por el mundo. Os digo solemnemente: ¡los días están contados y Aquel a quien habéis estado esperando, llegará de repente sobre vosotros! Por lo tanto, estad preparados… y vivid cada día como si fuera vuestro último día en la tierra.
Yo he glorificado a Mi Padre, ¿no vais vosotros a glorificarme a Mí? En efecto, Yo, vuestro Salvador, os he traído para que sigáis Mis Pasos1. Os digo que quienquiera que Me sirva, debe seguirme hasta el final; quienquiera que Me busque, encontrará la Vida; quienquiera que escuche Mi Voz y Mis Palabras, soportará pruebas sin quejarse. Mi Ley no es difícil de seguir, si verdaderamente Me amáis. El amor conquista, el amor es manifiesto, el amor soporta pacientemente; así que venid y no Me neguéis nada. No tengáis miedo, Mi Corazón es un Abismo de Amor.
Os bendigo a todos desde el fondo de Mi Corazón, pequeños amigos.
(Más tarde:)
La Paz esté contigo. Repite Conmigo estas palabras:
“Jesús, mi Luz, Jesús, mi Guía,
Te amo
porque me has mostrado el Camino.
Espíritu Santo,
mi Santo Compañero y mi Amigo,
Tú que susurras en mi oído consejos,
sabiduría y consuelo,
Te amo porque has permitido
que mis ojos vean y mis oídos oigan.
Te adoro porque me has resucitado
y Te has convertido
en mi Pan de cada día,
¡oh Dulce Maná del Cielo!
Tú has consolado mi alma
afligida y miserable,
me cuidas en este desierto
y estás atento a mis necesidades.
Estás aventando Tus Dones,
cual llama rugiente,
sobre toda la humanidad,
para Gloria de la Santísima Trinidad.
Concédenos a todos la gracia
de dedicarnos a obedecer Tus estatutos,
y que Tu Ley se convierta
en nuestra delicia.
Amén.”
Bien. Te amo y te bendigo. Tu Amadísimo, IC.