1 de noviembre de 1992

El celo por ti me devora,
soy Tuya, Señor.
Vuélvete hacia mí, por favor
y llena mi boca para revivirme.
Sálvame de la lengua humana…

Acepta el homenaje que te he ofrecido ahora1.

Te amo, Señor, con locura.

Ámame por aquellos que no lo hacen. Yo Soy está velando por ti.

Poco a poco te he levantado, alma queridísima, para que Me puedas glorificar. Debes enseñarle a esta generación las palabras: Amor y Unidad.

Escucha, Vassula de Mi Sagrado Corazón, Mi Amor te salvará. Serás frágil y despreciada. Serás víctima de la contradicción y la incredulidad desde dentro de Mi Casa. La persecución será tu pan de cada día. Éstas serán tus compensaciones en la tierra, ya que todas estas cosas dirigirán tus pasos hacia Mi Reino. Las huellas que dejes tras de ti atraerán a muchas otras almas hacia Mí. Por lo tanto, concéntrate en Mis Propias huellas y sígueme.

Estoy contento de que hayas confiado esta revelación a Mi Madre. Te aseguro que no podrías haber elegido mejor. Mi Madre será tu defensora, nadie será capaz de dañar estos escritos: Yo los he bendecido.

Tú que Me eres tan querida: te amo. No dudes nunca de Mi Amor.

Yo, Jesús, estoy contigo. Me deleito en ti.


1 Acababa de oír que alguien que yo conozco estaba persiguiéndome.