14 de julio de 1992

Señor,
la primera vez que fui perseguida,
ni siquiera pude presentar mi defensa.
No hubo un solo testigo que me apoyara.
Todos ellos me abandonaron.
Pero Tú, Señor, permaneciste a mi lado
y me diste fuerza para que, por mi medio,
el Mensaje entero pudiera ser proclamado,
a fin de que lo oyeran todas las naciones.
Y así fui librada de la boca del León.
El Señor me librará
de todos los intentos malvados contra mí,
¡y, ay, son numerosos!
Tú al final me llevarás, a salvo, a Tu Reino.
A Ti la gloria por los siglos de los siglos.
Amén1.

Vassula Mía, lleva una vida en paz. Ámame y propaga Mi Paz por dondequiera que Yo te envíe. ¿Todavía no has comprendido Mi Poder? Entonces, ¿qué tienes que temer? Yo he posado Mi Dedo en tus labios. No eres plenamente consciente de ello. Sin embargo, te digo que Mi Dedo está sobre tus labios para que pronuncien todo lo que Yo Mismo te he comunicado.

No, tú no saldrás ilesa, pero Yo tengo suficiente Poder para curarte y sanar tus heridas. Mi Cáliz sabe amargo, sin embargo, por Amor, te he invitado a compartirlo Conmigo. Si Yo no estuviera de pie a tu lado, habrías sido hecha pedazos, así que no te preocupes, nadie puede arrancarte de Mí.

Escucha Mi consejo: no te agotes. El celo por Mi Casa te devora y estoy contento de tu entusiasmo por glorificarme. Sin embargo, el Esposo dice a Su esposa: profetiza en paz y permite que Mi Espíritu Santo sea tu Guía. Mi Espíritu Santo no te cargará con pesos superiores a tus fuerzas. Por lo tanto, no prolongues las peticiones y las reuniones. Mi Espíritu te dirigirá para que puedas darles lo suficiente, sólo debe hacerse lo esencial. Sirve con humildad, predica y enseña todo lo que Yo te he dado. De este modo Me glorificarás. Ten cuidado con lo que enseñas. Repite solamente las palabras que Yo Mismo te he dado. No añadas ni sustraigas. Has de estar dedicada a Mí.

Te estoy recordando estas cosas para que proclames con perfección Mi Conocimiento. Quiero que seas Mi Eco para que los que estén escuchando puedan reconocer Mi Voz. Ten cuidado siempre de elegir el curso adecuado.

Vassula, esposa Mía, la carrera aún no ha terminado. Hazlo todo, pero en paz. Quiero a Mi esposa cerca de Mí, bajo Mi dictado de cuando en cuando. Trabaja en armonía Conmigo. Te estoy enviando a segar una cosecha que Yo Mismo he plantado. Por lo tanto, recuerda: consuélame, deséame, ten sed de Mí en Mi quietud y permite a tu Salvador descansar en ti.

Yo, Jesús, te bendigo.


1 2Tm 4,16-18.