29 de julio de 1991
(Rodas)
Señor mío,
Tu Nombre es ungüento derramado1,
como el que derraman los iconos.
Es Tu firma, Señor mío.
“Olivo frondoso, lozano, de hermoso fruto,
te había puesto por nombre Yahveh…2”
Hija Mía.
¿Eres Tú, mi Creador?
Yo Soy…3
¡Ah, hijita Mía! He venido de este modo no sólo para ti, sino también para todos Mis otros hijos, a pediros que viváis santamente y que os apartéis de vuestros perniciosos modos de vida. Dejadme llenar vuestra esperanza. Pienso venir a visitar a toda clase de miseria en esta tierra, y a arrancaros del pecado.
Yo Soy es Mi Nombre, y soy Santo, por tanto, quiero que viváis santamente. Santificad vuestras vidas, dirigiéndoos hacia Mí. El Maligno no tiene poder sobre aquellos que permanecen despiertos y oran incesantemente.
Abrid vuestros corazones para que Yo entre en ellos y haga en vosotros Mi morada. Recibid Mi Paz.