24 de marzo de 1991
Que todas las criaturas hagan Tu Voluntad, Señor.
Hija, lo que más quiero de ti es amor. Quiero que Me ames, que Me ames, que Me ames. Alábame y siente Mi Presencia. Esto es lo que Yo te pido, Vassula Mía.
Señor, enséñanos a amarte como Tú quieres. Enséñanos a amarnos unos a otros. Necesitamos Tu ayuda porque no podemos amar por nosotros mismos, a menos que Tú nos concedas la gracia de amar.
Yo os enseñaré mediante la Gracia1. Os enseñaré, como os estoy enseñando, el Conocimiento de vuestros padres. Os proporcionaré a todos lo que más necesitáis: alimento espiritual. Infundiré en todos vosotros amor y santidad. No demoraré Mi Promesa. Pronto sucederá todo lo que os he venido diciendo y aquel2 que os ha aplastado a todos, durante estos años, perderá su dominio. ¡Yo sembraré amor por todas partes! No habrá más tropiezos en la noche.
Ven, hija. ¿Nosotros?
Sí, Señor mío.
Por tanto, ámame, no Me tengas miedo. Ámame, no Me descuides. Ámame, no Me olvides. Esto es todo lo que te pido, alma.