9 de marzo de 1991
(Escocia)
(He estado comentando con el P. Mc Ginnity qué oración es la que agrada más al Señor. Decíamos que el silencio en la contemplación era lo mejor.)
¿Señor?
Yo Soy. Apóyate en Mí, Yo soy tu soporte y tu fuerza. Sí, ciertamente, Vassula Mía, el Silencio es la oración más eficaz de todas. Encuéntrame en Mi Silencio. Que tu espíritu sea atraído hacia Mí y sea absorbido en Mí, en Mi Silencio. Permíteme invadirte, hijita Mía. Permíteme envolver tu alma de Mi Amor. Ábrete a Mí y deja que tu Dios invada Su Propiedad. Yo Soy es dueño de esa Propiedad. Deja a Yo Soy libre de aumentar. Deja a Yo Soy multiplicar Sus Virtudes en ti. No Me temas, hijita Mía, cuando Yo te disminuya. Yo Soy está aquí para cuidar de Su Propiedad y brillar en ti. Permíteme, alma, rodearte de Mi Ternura. Te sentirás abrumada por Mi Belleza. No Me rechaces, alma, al considerar tu desnudez Ven a Mí en Silencio y tal como eres. Abandónate a Mí en Silencio y vivirás. Bendita seas, bendita seas, alma. No dejes que nada se convierta en Mi rival.
¡Señor, no dejes que nada sea o se vuelva Tu rival!
Ayuna, pues, los viernes. Me debes eso ahora. Ven.
(Había dejado de ayunar los viernes, debido a mis horarios y viajes. Me di cuenta de que, a pesar de los viajes, podía ayunar fácilmente, pero quise que me resultara más “fácil”, por pura pereza y debilidad…)