26 de febrero de 1991

(Hoy estaba pensando si podría recibir un mensaje de San Pablo o de San Pedro. Quería penetrar en algunos misterios y le pedí al Señor Su respuesta.)

¿Señor?

Yo Soy.

Escucha, flor, hoy Mi interés es tu redención. ¿Por qué rebuscar en los misterios Míos que no estoy dispuesto a revelarte? La santidad es Mi preocupación sobre ti. El arrepentimiento es lo que busco de ti. Hija, entiende cuáles son Mis Intereses, entiende cuál es Mi preocupación. Incluso, cuando Lázaro se fue por cuatro días a Mis misterios, y vio y comprendió esos misterios, le pedí a su regreso que guardara silencio y conservara esos secretos para sí. Yo no quise que revelara Mis Riquezas a las almas que no sabrían encontrar su sentido. La riqueza es convertirse, la riqueza es admitir que eres un pecador y venir a Mí humildemente, arrepentido, y llevar una vida santa siguiendo Mis Preceptos. La riqueza no es tratar de descifrar Mis Misterios, y si lo intentas, eso sólo te llevará por caminos tortuosos que no conducen a ninguna parte. Así pues, ven a Mí como una niña y permite que Mi Mano te cultive y te enriquezca en esta clase de Conocimiento. Deja que Yo sea tu riqueza, deja que tu Conocimiento venga a través de Mi Palabra, deja que tus intereses sean Mis Intereses:

tu perfección.

Te amo, ven. No te impacientes en la oración. El Amor está cerca de ti.

¿Nosotros, Señor?

Flor, ¡sí!