25 de diciembre de 1990
(Día de Navidad)
Anunciaré Tu Nombre a mis hermanos1
y Te alabaré en plena asamblea2
les guste a ellos3 o no.
Hija, aunque muchos de vosotros no conocéis el camino de la Paz ni el camino de la Unidad, no desesperes. Espera en Mí, pronto vendré a confortarte. Y tú, hijita Mía, tus súplicas4 han sido escuchadas por todos en el Cielo. Yo vendré a uniros. Mi Palabra ha sido dada y Mi Voluntad será llevada a cabo. Entretanto, convoca a una nación que nunca has conocido y dales las instrucciones que Yo te he dado. Y si un “sabio” de vez en cuando te acusa de llamarme Padre, recuérdale que hoy ha nacido un Hijo y que Su Nombre es: Maravilla de Consejero, Dios Fuerte, Siempre Padre y Príncipe de Paz5.
Ora por aquellos que se consideran doctores de la Ley, para que su espíritu se vuelva pobre y humilde. Ora para que todas las naciones vengan a Mi Luz, y que la venganza que devora sus corazones sea arrancada, para que Yo pueda envolver sus corazones en Mi Paz. Ora para que el este haga la paz con el oeste y el norte con el sur. Ora para que este excesivo orgullo y altanería, que se ha apoderado de ciertos pastores Míos, sea reemplazado por la humildad. Ora para que comprendan lo que Yo he querido decir con: “El que quiera ser grande entre vosotros debe ser vuestro servidor y el que quiera ser el primero debe ser vuestro esclavo. Sí, de la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar Su Vida como rescate por muchos”6.
Imitadme a Mí, vuestro Señor, y viviréis…