19 de marzo de 1987

Estoy aquí, soy Yo, Jesús.

Vassula, elévate hacia Mí, quiero que seas perfecta. Hazme feliz y sé perfecta. ¿Estás dispuesta a ser perfecta?

(Yo estaba sin habla.)

Quiero que lo seas, Yo te lo pido, Vassula.

Pero, Señor, ¡ser perfecta es totalmente imposible, tal como soy! Estar cerca de ser buena ya es algo para mí…

Vassula, Yo te enseñaré a ser perfecta. En verdad te digo que no es imposible, pero debes dejarme moldearte. Abandónate completamente a Mí y te formaré como Yo deseo que seas.

Jesús, ¡no creo que pueda serlo jamás! Soy difícil de moldear. ¡Será como tratar de moldear una roca!

Vassula, ah Vassula, ¿no confías en Mí? Yo soy Dios y puedo moldear incluso las rocas, dándoles la forma que Yo quiera. ¿Sabes por qué te he elegido?

Sí, Señor.

No obstante, he aquí otra razón: te he elegido porque eres débil y tu debilidad Me encanta. Hijita, ven a sentir Mi Corazón. Mi Corazón desea ser amado. Ven a sentir Mi Corazón con tu mente. Vassula, ¿estás preparada? Siénteme.

(Yo estaba petrificada.)

No Me aflijas. Ven y siénteme. No Me estás sintiendo1.

No, no Te he sentido. No he tenido el valor de hacerlo.

¿Quieres decirme qué problema tienes?

Ahora se está volviendo peor.

¿Por qué?

Mi vergüenza. Me da vergüenza sentirte.

Vassula, ¿por qué? No Me entristezcas y cuéntame tu problema.

Me ha dado vergüenza tocar Tu Corazón. Es como si me viera como una leprosa que se acerca a tocar a una persona sana. ¿Quién soy yo para acercarme a Ti?

Cada vez que te sientes avergonzada, Yo te amo más2. Hija, puesto que estamos unidos para la eternidad y tú eres Mía, Me permitiré penetrar en lo más profundo de tu corazón. Hacerte Mi esposa Me glorifica y te purifica. Nosotros estamos unidos.

Sí, Señor, pero ¡mira a qué Te has unido!

Te amo. Ven y apóyate en Mí ahora. Vassula, siente Mi Corazón.

(Más tarde:)

(Sentí Su Corazón que estaba muy caliente y palpitando de deseo de ser amado.)

No tiene que darte vergüenza sentir Mi Corazón.Yo soy tu Dios que te pide esto, permíteme utilizarte como deseo. Permíteme besarte.

(Me asaltó la sospecha de que podría ser el maligno, tratando de hacerme caer en pecado.)

Yo soy el Señor Jesucristo. ¡No tengas miedo!

(Yo estaba aún en guardia. Aunque no había sentido al maligno a mi alrededor, seguía desconfiando.)

No tengas miedo.

(No podía remediarlo. De nuevo me asaltó ese sentimiento de “leprosa”, y no me moví.)

¿Sabes cuánto te amo?

Sí, lo sé, Jesús.

Entonces, ¿por qué rechazas Mi beso?3

Porque yo no soy digna de un beso Tuyo.

Vassula, ¿no te he dicho antes que no me niegues nada? ¿Y qué Me has contestado?

Que nunca Te negaría nada.

¡Sí! Entonces, ¿por qué rechazas Mi beso? Vassula, no Me rechaces nunca. Si Yo te pido algo, es por amor. Permíteme que te bese, ¡permíteme que lo haga! ¿Me dejarás ahora? Ven a Mí y siente Mi beso, un beso celestial en tu frente, ¿estás dispuesta?4

Te amo.


1 En el sentido de sentir Su Amor.

2 Entendí más tarde que Le agradaba que yo fuera consciente de mi indignidad.

3 Mucho más tarde, al cabo de unos años, cuando llegué a conocer mejor a Jesús, entendí que Jesús me estaba enseñando a tener intimidad con Él, como Sta. Gertrudis y otros.

4 Jesús, me besó en la frente. Me dejó en un estado mental de éxtasis. ¿Cómo podré expresarlo? Me dejó un tremendo sentimiento de paz en el alma. Mi respiración parecía atravesar mis pulmones e invadir mi cuerpo entero, trasmitiéndome la sensación de ser aire. Durante los dos días siguientes me sentí hueca, transparente como el cristal.